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Al final de la escapada (1960), una caja de sorpresas - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Con ochenta años, el cineasta que siempre ha dicho que una historia debe tener un principio, un desarrollo y un final, pero no necesariamente en este orden, sigue dando mucho que hablar como cineasta-autor creador experimental y vanguardista. Hablo de Jean-Luc Godard y Film Socialisme, presentado en la sección “Un Certain Regard” del Festival de cine de Cannes 2010. Rodada en HD, filmada en un crucero por el Mediterráneo, es una sopa con tropezones, todo un desafío para el espectador que se sentirá frustrado de no captar todo lo que, con muy escasas palabras, muestra este film-ensayo distinto de lo hecho anteriormente por este rompedor cineasta, y sin embargo es tremendamente Godardiano. Su mundo en el cine comenzó cuando junto a Rivette y Rohmer fundó la revista Gazette du cinéma en 1950. Dos años después desarrolla extensamente su labor crítica en Les cahiers du cinéma. Pronto hará su primer film francés, All the Boys Are Called Patrick, 1959 con guión de Eric Rohmer. Colabora con Truffaut en la publicación semanal Temps de París y comienza la década de los sesenta, con la que Godard rueda A bout de soufle, (Al final de la escapada) obteniendo un enorme éxito de crítica y público, siendo encumbrada como el comienzo de un nuevo movimiento artístico: La Nouvelle Vague, que siempre ha originado muy vagas definiciones de lo que es realmente.

Al final de la escapada (1960), una caja de sorpresas

Un Clásico de Plata, Agosto en la esquina del videoclub (XI)

Al final de la escapada
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Al final de la escapada

Fotograma de la película

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DATOS RELACIONADOS

Título original: A bout de souffle, 1960
Dirección: Jean-Luc Godard
Intérpretes: Jean-Paul Belmondo, Jean Seberg, Daniel Boulanger, Henri-Jacques Huet, Roger Hanin, Jean-Pierre Melville, Jean-Louis Richard, Claude Mansard, Jean-Luc Godard
Guión: Jean-Luc Godard (Argumento: François Truffaut)
Fotografía: Raoul Coutard (B&W)
Música: Martial Solal
Duración: 89’
País: Francia
Productora: Impéria Films / Société Nouvelle de Cinema

Clásico de Plata
Clasificación 9,30/10

Blanca Vázquez - La República Cultural

Autor

Con ochenta años, el cineasta que siempre ha dicho que una historia debe tener un principio, un desarrollo y un final, pero no necesariamente en este orden, sigue dando mucho que hablar como cineasta-autor creador experimental y vanguardista. Hablo de Jean-Luc Godard y Film Socialisme, presentado en la sección “Un Certain Regard” del Festival de cine de Cannes 2010. Rodada en HD, filmada en un crucero por el Mediterráneo, es una sopa con tropezones, todo un desafío para el espectador que se sentirá frustrado de no captar todo lo que, con muy escasas palabras, muestra este film-ensayo distinto de lo hecho anteriormente por este rompedor cineasta, y sin embargo es tremendamente Godardiano. Su mundo en el cine comenzó cuando junto a Rivette y Rohmer fundó la revista Gazette du cinéma en 1950. Dos años después desarrolla extensamente su labor crítica en Les cahiers du cinéma. Pronto hará su primer film francés, All the Boys Are Called Patrick, 1959 con guión de Eric Rohmer. Colabora con Truffaut en la publicación semanal Temps de París y comienza la década de los sesenta, con la que Godard rueda A bout de soufle, (Al final de la escapada) obteniendo un enorme éxito de crítica y público, siendo encumbrada como el comienzo de un nuevo movimiento artístico: La Nouvelle Vague, que siempre ha originado muy vagas definiciones de lo que es realmente.

De lo que no hay duda es que la película se convirtió en una cinta de culto además de reunir a Godard y Truffaut pero también a Chabrol, que hizo de supervisor, así como Jean-Pierre Melville en la post-producción. Después vendrían Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution y Pierrot el loco, ambas en 1965. Le sigue Masculin femenin: 15 faits précis, 1966; La chinoise, 1967 o Week-End, 1967, muestras de su simpatía por el movimiento maoísta. En la década de los setenta viaja y filma: Palestina, Norteamérica, Inglaterra. Sin duda su década más fructífera fueron los sesenta , al menos en cuanto a obras de culto. Los años setenta tuvieron un cariz demasiado político, y en los ochenta volvió a un cine convencional, aunque no dejó de llamar la atención como con Yo te saludo, María, 1985, pero es sobre todo el género documental, el que atrapa su tiempo cinematográfico.

Casting

Un cartel mítico, de culto, que ha pasado a la historia, que cuelga en el habitáculo de todo amateur o profesional del cine, es el de Jean-Paul Belmondo junto a Jean Seberg paseando por Les Champs Elysées, con las palabras New York Herald Tribune impresas en la camiseta de ella. Dos frescas y jóvenes estrellas para el no menos fresco, y nuevo cine francés. Jean-Paul Belmondo dio la imagen del más descarado y tierno delincuente en fuga. A partir de la oportunidad que le dio Godard se convirtió en estrella del cine francés, apareciendo en superproducciones tanto de corte cómica como de acción. Con su inimitable sonrisa y bouche, ha sido siempre un aficionado al deporte que llevó a decidir hacer él mismo las escenas peligrosas, sin especialistas, lo que le ha encasillado casi siempre en films de acción. Trabajó con Louis Malle en El ladrón de Paris, 1967; Jacques Deray en Borsalino, 1970; Alain Resnais en Stavisky, 1974; Claude Lelouch en El imperio del león, 1988, con la que consiguió el Cesar al Mejor Actor.

En sus comienzos fue Bonjour tristesse, 1958, con el gran Otto Preminger, pero no llamó la atención internacional hasta el siguiente film, Al final de la escapada. Jean Seberg haría después una buena performance de la esquizofrénica Lilith, 1964, Robert Rossen. Seguidamente pasó a intervenir en mediocres films junto a sus respectivos maridos-directores, François Moreuil y Romain Gary. En Estados Unidos hizo poco cosa, alguna producción del género musical, La leyenda de la ciudad sin nombre, 1969, Joshua Logan, o películas de desastres, como Airport, 1970, George Seaton. Esta época tuvo mala prensa en Estados Unidos debido a sus relaciones políticas con el grupo radical Panteras negras, causa por la que el FBI la vigilaba. Sufría de depresiones que le llevaron a más de un intento de suicidio y una vida privada un tanto desequilibrada. Se casó cuatro veces. Precisamente murió en extrañas circunstancias en 1979, de una sobredosis de barbitúricos, encontrada en la parte trasera de un coche en una barriada de París.

De qué y como nos habla la película

La primera vez que visioné Al final de la escapada (Breathless) tuve la impresión que estaba sobrevalorada, y que su éxito tal vez respondía a una ambigua idea sobre lo que se entendía como Nouvelle Vague, una corriente improvisada entre amigos que querían cambiar el mundo y el cine. Aunque habría que saber qué era exactamente este movimiento artístico, del que cada crítico y cineasta daba su versión. Se acepta como descripción más lógica el que fue una manera de “filmar de verdad la espontaneidad de su tiempo, lejos de la idea del glamour prefabricado de los majors”. En todo caso era una corriente demasiado fragmentada y heterogenea, tanto como sus afiliados. Cuando he vuelto a visionar, para este especial, la cinta de Godard he ido descubriendo cuan equivocada estaba, y cuan cierto es eso de que la impresión de una película depende mucho de nuestro estado de ánimo o reloj biológico o como quieran llamarlo. En todo caso, la cinta de Godard es una caja de sorpresas que a cada visionado muestra una carta nueva que tenía escondida entre los pliegues. Nuestro país vecino acaba de celebrar su cincuenta aniversario, y aquí sí que podemos decir aquello de "¡qué joven te conservas!"

Desde una actuación con cierta declamación teatral, pasando por el famoso montaje a cortes o saltos, las tomas inusuales, el protagonismo tan esencial de la ciudad de París, hermosa bajo todas sus luces, el gesto de la gente de la calle mirando la cámara y a los actores, el diálogo del protagonista, el ratero Michel Poiccard (Belmondo), con la cámara, los fundidos en negro, hasta las numerosas referencias cinéfilas, especialmente a Humphrey Bogard. Sin ser un argumento al uso, el guión del cineasta francés, escrito junto a François Truffaut, es una historia no un tema (dicho por el propio Godard que improvisó diariamente con los actores), como si la cámara se uniera a un camino que ya venía trazado por el protagonista.

Michel es un ladrón de coches que no tiene reparos en disparar impulsivamente a cualquier policía que se le cruce en su camino. Con éxito entre las mujeres, se sirve de ellas para sus trapicheos, además de limpiarlas la cartera. Pero hay una americana, Patricia Franchini (Seberg), aspirante a periodista, a la que desea especialmente y propone ir con él a Roma. Esperando conseguir un dinero que le deben colegas del business, vagan ambos, Michel y Patricia, por París, y con la policía en los talones. Todo este vagabundeo desemboca en un final anunciado, en el que sobresale ese caminar tambaleante a lo largo de la vía de una calle céntrica, de un Michel herido de bala.

Oso de plata al Mejor Director en la Berlinale y nominación de Jean Seberg como Mejor Actriz para los BAFTA. Godard acuña el dicho de vivir peligrosamente hasta el fin, algo a lo que hacía referencia la filmografía de Nicholas Ray.

Enfocando

El anochecer en los Campos Eliseos, cuando Patricia, espiada por Michel desde una calle próxima, se aleja en un descapotable junto a un amigo periodista. La entrada del coche en el fluido tráfico, las luces de las farolas aún tenues, y el Arco del Triunfo a lo lejos. Impresionante y hermosísimo travelling aéreo.

Frases

Patricia.-No sé si estoy triste porque no soy libre o si no soy libre porque estoy triste.
Michel.- Siempre me intereso por las mujeres que no están hechas para mi.

Michel.- Sois idiotas los americanos.
Patricia.- No veo por qué
Michel.- Si! La prueba es que admiráis a La Fayette y a Maurice Chevalier, justo los franceses más tontos que existen.

Anécdoca

La música clásica, al igual que el pitillo en los labios de Michel, es también un protagonista de importancia en esta cinta de Godard que abrió el camino a la espontaneidad fílmica.

Godard no podía permitirse una plataforma para la cámara, y ésta fue puesta encima de una silla con ruedas en muchas escenas. Una técnica de bajo costo que bien puede dar resultados sorprendentes.

Godard dedicó el film como tributo a Monogram Pictures, un estudio de Hollywood creado en 1930 que producía y estrenaba Films de bajo presupuesto, conocidos como serie B.

Familia política

Pierrot el loco, 1965, Jean-Luc Godard; Jules et Jim, 1962, François Truffaut; Los amantes, 1958, Louis Malle; Gun Crazy, 1950, Joseph H. Lewis; El silencio de un hombre, 1967, Jean-Pierre Melville.

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