Julio Castro – La República Cultural
Los niños (en este caso las niñas), construyen con el juego, mientras los adultos no consiguen llegar a desarrollar sus propuestas en la vida personal. Noelia Liñana y Glaub da Silva, con su interpretación de danza o teatro danza, junto a Paco Enlaluna, que con su música, su voz y, también, su interpretación corporal, logran poner en escena esta propuesta que bajo el título de Sucre, transmite la dulzura de la niña protagonista en pantalla, o l@s niñ@s / adult@s protagonistas en escena, bajo un divertido tinte más denso y a la vez más traslúcido que la pintura.
Son varias piezas consecutivas, que narran pequeñas historias, o breves momentos, en los que la risa inocente, pero también el amor/desamor, están presentes en su argumento, generando el contraste entre la niña protagonista de las secuencias de video, que en el juego ejecuta su idea, y los adultos en escena que a través de su danza y sus palabras, llevan al público esa idea de cómo pasada la infancia todo puede ser más complicado y menos fluido… en las relaciones, que no en el trabajo corporal que ejecutan magníficamente.
A la vez que los dos mundos separan, sirven de nexo de unión para esos dos o tres mayores, que retienen su parte de cabezonería infantil, y parte de la inocencia de querer hacer o decir lo que cada un@ quiere: “…desayuno tres tostadas y un zumo de narana”, y ella: “y un batido de fresa”… una y otra vez, hasta que el acaba tostando la ducha, después de vestirse, “y desayuno un batido… de berenjena”. En ese espacio que la picaresca de los autores-intérpretes transforman mediante la persistencia dulce de esa niña y la cabezonería de ese niño, el enfrentamiento en lo inevitablemente compartido, pero con un peculiar humor. Y así es también su interpretación de estas coreografías, en las que de forma fluida, cada uno tiene su espacio, que quiere mostrar o imponer, para acabar engarzando las propuestas entre sí, conectando cada parte de su idea, pero manteniendo vivo su espacio interior y parte del exterior.
Así, y con el fondo de Paco, que les marca parte del texto, el ritmo, la cadencia musical con su guitarra y su voz, con sus historietas cantadas, que tocan lo dulce y divertido sobre lo amargo que se puede perder. Y ese video, en el que, cuando no te lo esperas, la niña-adulta será recubierta con un batido de fresa, sobre el que caerá el batido de berenjena. Pero todo es posible, y también dar marcha atrás en los hechos, en el tiempo, en los resultados… y así parece que nos lo plantea la compañía de Noelia Liñana.
Han estado en diversos escenarios por España, vienen de Tantarantana, donde actuaron dentro del Cicle de Dansa y Teatre Físic (en el Dansalona, de las salas de Barna). Ahora han pasado por la madrileña Cuarta Pared, y espero que puedan llevarlo muy lejos, porque es como un espacio temporal para la dulzura de este Sucre, pero también para la calma activa.
Sinopsis
Sucre es un alegre “collage” de danza contemporánea, música en directo, proyecciones audiovisuales y pequeñas dosis de humor e ironía.
En el escenario, bailarines, actores y músicos nos narran ocho pequeñas historias protagonizadas por personajes excesivamente dependientes de esta dulce sustancia, individuos que endulzan sus oscuridades personales antes de enfrentarse a ellas.
Noelia Liñana, tras una larga trayectoria como bailarina, coreógrafa y actriz en grandes compañías como Gelabert-Azzopardi, Lanònima Imperial y Thomas Noone, emprende en 2010 junto a Paco Enlaluna, músico, guionista y actor (El Terrat, Canal 9), su primera producción como compañía, Sucre.