Julio Castro – La República Cultural
El último trabajo que compone el Ciclo México a Escena, que este año 2010 han puesto en marcha Artistas Y Punto, junto al Teatro LaGrada, viene de la mano de Juanma Gómez, con un interesante texto de Jacques Bonnavent, que bajo el título de Extraños en un diván, nos propone una obra en equilibrio entre lo introspectivo que es mirar la realidad sólo desde el punto de vista propio, el thriller proveniente de una novela negra, la violencia del abuso a menores, el enfrentamiento dialéctico de un leve psicoanálisis y, en definitiva, las relaciones humanas en el límite.
A Juanma Gómez ya le veíamos hace un año en Danny y el profundo mar azul, de John Patrick Shanley, también estrenada en este mismo Teatro LaGrada, donde abordaba un trabajo tocante a las relaciones y al equilibrio/desequilibrio de las dependencias personales. En este caso, con un texto algo menos intimista, vuelve a aproximarse a temas comunes, aunque el autor, Bonnavent, desarrolla múltiples vertientes en su obra, que deberían ser tenidas en cuenta.
Se trata de un trabajo que ofrece grandes posibilidades, en un marco que sorprenderá al espectador a medida que vaya avanzando en lo inevitable (o supuestamente inevitable) de un crimen violento de un hombre hacia su pareja, inmerso en una trama que acabará relacionando a los tres personajes. Cada uno de ellos ofrece al observador su versión de cómo es el otro y por que sus propias vidas no son satisfactorias, en una forma de mirar en que siempre el culpable es quien está enfrente. Si el análisis es personalista, las consecuencias acaban siendo inesperadas, porque no da tiempo a analizar las motivaciones y las consecuencias hasta que se alcanza el momento final de esta historia.
No le falta al contenido del trabajo sus situaciones de humor, aunque creo que no se han aprovechado lo suficiente, pero están ahí, y hay momentos de la cena doméstica en que parece que se podría tomar una línea cercana al viejo “Arsénico por compasión”, en la forma de enredarse la dialéctica del Doctor Orson (Ángel Amorós) padre de Sabina (Lorena Roncero) y Micael/Mauricio (Fran Fernández), el novio de ésta. Habrá otras ocasiones con momentos humorísticos, a lo largo del trabajo, como se puede observar. Pero, aunque creo que todo conduce muy bien al desenlace final, manteniendo el engaño y la intriga del objetivo de la obra, me parece que hará falta rodaje y trabajo para que toda la profundidad del argumento se refleje en el conjunto del elenco, ya que creo que la distancia entre los tres actores trasciende a su personaje, dejando a veces la escena muy fría, casi sin comunicación. Efectos de estreno, supongo, y consecuencias de haber tenido algún cambio en el elenco actoral unas semanas antes del estreno, pero el trabajo merece la pena y, además completa este segundo ciclo que ha durado casi medio año de esfuerzos por parte de sus organizadores e “instigadores”, que han conseguido implicar a mucha gente en una organización muy interesante, que, esperemos, pueda ver un tercer ciclo próximamente.