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Julio Castro – La República Cultural
Entorno a la figura y la muerte de Edgar Allan Poe, la compañía La Paranoia de Trastaravies lleva a la escena teatral este trabajo que, con una ambientación merecidamente lúgubre y más que sobradamente justificado goticismo en el diseño y el lenguaje corporal e interpretativo, recrean a una figura a la que no terminan de idolatrar precisamente en su persona, aunque sí en sus textos poéticos y narrativos.
De esta manera consiguen recuperar un conjunto de temas que rodean los previos a su muerte, las historias que le atormentaron o debieron atormentarle entorno a la muerte de su amada, y sus adicciones y enfermedades. Pero no dejan de generar el punto humorístico constante, que parte desde su manera lenta en el habla y sus limitaciones en la comprensión de otras maneras de expresión, así como la dificultad para comunicarse salvo en un lenguaje excesivamente elaborado en el discurso. Pero también ponen en evidencia la compleja forma de relación con hombres y mujeres, su encanto con la muerte a la que viene a identificar como su auténtica amada en el poema Ulalume, y en otros cercanos en la temática y el tiempo.
La compañía va rodeando el breve período de tiempo de la historia con lo que el escritor representó para sí mismo, para su entorno y para los posteriores seguidores de su literatura. Considerado uno de los símbolos de la estética gótica actual, el poeta de Baltimore halla en esta obra la cal y la arena de su forma de plantearse la vida… o más bien la que corresponde a la ausencia de planteamiento, que termina en su adicción al alcohol, que acabaría con su propia vida.
A través del argumento encontramos sus recuerdos de Virginia, la joven prima con la que contraería matrimonio, pero también sus amantes, su relación con la esquizofrenia que le acompaña una parte del camino, la cercanía de la oscuridad con nostalgia de la luz, la necesidad de un orden que él mismo no es capaz de establecer… Un sinfín de cuestiones que recogen en un argumento trabajado que, seguramente, aquellos más cercanos a la figura del escritor, sabrán reconocer y aprovechar al máximo.
El esfuerzo de Carlos Gutiérrez en el personaje de Poe, radica en no desviarse de la cortedad y magnitud del protagonista del trabajo, de manera que debe equilibrar ambos contrapuntos para no caer en la mofa de su trabajo, a la vez que desmitifica lo subliminal de la persona. Por su parte, Lenny Smith o, en su caso, Lenny Smith, que interpretan varios personajes que Edgar se va encontrando a lo largo de su último viaje, tiene la posición contraria, que es la de generar el humor en la relación con el protagonista, otorgando a cada uno de los interpretados su carácter peculiar más o menos serio en la historia.
Las dos actrices femeninas de la obra darán vida también a distintos personajes, pero su trascendencia radica en proporcionarle al personaje de Poe ambos lados extremos en la balanza, repartiendo el peso entre lo más hedonista y la adicción al alcohol, por una parte, y el recuerdo de sus textos, recitados magníficamente por la otra. Así mismo, consiguen distribuir su querencia entre el apego a lo terrenal y el deseo de acercarse a su propio fin.
Como referencia colateral, aprovechan para reírse de unas elecciones locales, en las que presentan como candidato a un tal John Vladimir Preston Balderston, en clara referencia a uno de los autores de Drácula, llevando a cabo estas escenas con un macabro humor en que una mujer enuncia la importancia del voto de los ciudadanos, sin llegar a concretar en qué radica tal importancia.
Entre el diseño escénico, la iluminación y la dramaturgia, la compañía consigue otorgar a su trabajo un toque crítico, a la vez que estéticamente interesante, y con cierto matiz de culto al genial escritor. Quiero destacar los recitados de Cristina Martínez, pero también el contraste de su desparpajo al representar por una parte a una prostituta huída de un frenopático, frente a su serio papel de Ulalume.
Sinopsis
La pieza teatral Sombras y preguntas, inspirada en la vida y obra de Edgar Allan Poe, se enmarca como una obra ambiciosa e incluso experimental, aliando atrevidas interpretaciones de las vivencias (y los amores) de la última fase de vida del escritor norteamericano con ambientadas lecturas de sus postreros poemas.
Edgar Allan Poe murió entre fantasmas, entre los vapores del alcohol que consumía, confundiéndose con el vapor de un tren que nunca llegará a coger.
La compañía
La Paranoia de Trastaravíes es una compañía de teatro afincada en Getafe, que se crea con un grupo de actores que proceden fundamentalmente de los cursos de interpretación impartidos por Natividad Gómez, a partir del año 1994, en la sede de la primera (y única) sala alternativa de Getafe, de la que fue cofundadora y que en la actualidad no se encuentra abierta al público.
Desde 1994 hasta el año 2000 se estrenaron, como fruto de los cursos, de uno a dos montajes por temporada y, a partir de 2001, fecha en la que se crea la compañía dándole un carácter profesional e incorporándose nuevos actores, se llevan a cabo diferentes montajes que se estrenan fundamentalmente en Getafe.
Actualmente la compañía trabaja en colaboración con el Ayuntamiento de Getafe, impartiendo cursos, coordinando la I Muestra de Teatro Aficionado de Getafe y participando activamente en la difusión del teatro en todo el circuito de centros de la ciudad. Su trabajo, desde todo tipo de género, es un teatro actual y comprometido socialmente, con una fuerte carga de crítica político-social.
