Julio Castro – La República Cultural
Entre árboles, hojas y flores, mueve Eolo sus soplidos, que son los que dan vida y transporte a los más estáticos de los seres vivos: el mundo vegetal de los bosques y los prados.
Entre estos seres, un árbol centenario parece dirigir y ordenar con su vieja sabiduría, la información de lo que nace y crece a su alrededor. Es invierno, pero él está deseando que llegue la primavera, para que le crezcan las hojas verdes, y salga la flor parlante, esa que vino de una semilla desde Francia, transportada por los soplidos de Eolo, en tiempos de la tatarabuela de la que ahora nace nueva, pero también estarán, allí en el montículo, las flores-anemómetro, que giran con el viento y, cuanto más fuerte, más rápido se mueven.
Con la excusa del bosque, Pilar Duque crea y dirige este trabajo para niñ@s de muy corta edad (perfectamente a partir de los dos años), en el que la danza se intercala con lo teatral, y donde se incluyen los seres parlantes a partir de marionetas, como es el caso del árbol (al que la propia directora da movimiento y voz), pero también los seres vivos, en cuyo caso Ana Caballero representa a la flor parlante, o Helena Berrozpe hará de mar.
En los diálogos predomina el estatismo de los personajes, que cuentan sus historias y las de su entorno, y mientras Helena Berrozpe cambia elementos del decorado, Pilar Duque y Ana Caballero avanzan en sus relatos, pero en un momento dado hace falta dar más sustancia a algo, y entonces se producen los momentos de danza, en que las tres acometen el movimiento en escena. Desde un invierno hasta el siguiente, veremos crecer al mundo vegetal, para terminar con el viaje de una hoja otoñal, hasta llegar al mar y volver a su bosque natal, para descansar junto a su árbol, donde l@s niñ@s terminarán jugando con las hojas del otoño.
Un trabajo elaborado, pero sencillo, para enganchar muy bien a l@s peques a este formato de teatro-danza, en el que la música y los sonidos de fondo envuelven al formato de lo contemporáneo, para tocar ciertos elementos del aprendizaje, como las estaciones, los lugares, los viajes, los elementos que nos rodean, con un lenguaje que conteniendo elementos abstractos e imaginativos, no modifica la realidad, salvo para simplificar la captación y comprensión. Un viaje dulce, bonito y divertido.