Blanca Vázquez - La República Cultural
El cine alemán tiene en la generación de la llamada Escuela de Berlín a los herederos de aquellos Kluge, Wenders o Herzog, que está llamando la atención en los principales festivales del mundo. Joven cine alemán del nuevo siglo que ante todo es cine europeo, individual y muy personal. Sus personajes están llenos de dudas, en constante crecimiento y autorrealización, pero también en crisis. Christoph Hochhäusler, Henner Winkler, Ulrich Kohler, Valeska Grisebach o Maren Ade son algunos de estos nuevos cineastas que han insuflado savia nueva en el cine de su país. Bueno e interesante para los amantes del cine es empezar a conocerlos, por lo que acaba de estrenarse en DVD una propuesta notable, Entre nosotros de Maren Ade.
Cine pequeño, inteligente, bien trabajado a base de miradas, buenos diálogos, pequeños matices, gestos…cine que no produce sopor, que no evoca los mismos clichés artificiosos del común de producciones sobre las relaciones de pareja. Ade da un giro muy real a una serie de inseguridades que rodean a una pareja recién formada que se encuentra de vacaciones, examen principal de cualquier pareja, en la costa italiana, en la casa de la madre de uno de ellos. Chris y Gitti son jóvenes, modernos, vivaces, pero Chris vacila demasiado en cuestiones esenciales, su trabajo, sus ideas ante los demás, sus sentimientos respecto a Gitti. Podríamos calificarle de veleta, y de querer ser más normal de lo que en realidad es. En el fondo el hubiera deseado ser una persona tan convencional como la pareja invitada a cenar, Hans y Sana.
No cabe duda que Ade mira a los mejores autores que ya han tratado las dificultades de mantener las relaciones sentimentales a fuego medio: Antonioni, Bergman, Rossellini, e incluso al actual Kiarostami con su Copia certificada. Cine elegante que habla alto sin levantar la voz.
Resulta curioso que un español consiga rodar su primer largometraje en Estados Unidos con Kevin Costner y con una historia (relato corto) de John Connolly, a quién hemos reseñado recientemente, como telón de fondo. El donostiarra Luis Berdejo ha tirado millas y se ha personado en Sitges 2010 y en todo el mundo con La otra hija. Ganador en el mismo Festival allá en 2006 por un extraordinario corto, For®est in the Des(s)ert, es coguionista de Rec y sus secuelas. Ni corto ni perezoso y ante la falta de riesgo de las productoras españolas, se ha mojado en tierras yanquis, claro que gracias a que ha gustado a todos los responsables intermediarios de dicha producción, que no son pocos. Vaya, que Berdejo, aún con sus dotes de incipiente talento, ha sido un mandado. Pero no lo ha hecho mal, así a primera vista.
La otra hija es un producto de género nada desdeñable. Una película de terror hecha con cierta elegancia, buen trabajo de actores y una historia innovadora dentro de lo habitual en estos lindes. John Travis ha sido el guionista encargado de adaptar el relato corto de Connolly y junto a Costner aparece una adolescente que da consistencia a su papel, Ivana Baquero, y el niño Gattlin Griffin. Lo sobrenatural se introduce en la vida de gente convencional, expresado todo de una manera muy minimalista, con toques apropiados de música electrónica, el uso conveniente de la elipsis y el fuera de cámara, así como una inquietante atmosfera conseguida de manera natural a base de miedos privados y personales.
Un estreno DVD aconsejable para apoyar a esos cineastas españoles que, no sin dificultad y exigencias extremas, ruedan en otras tierras, ahí están Rodrigo Cortés con su último Buried, Jaume Collet-Serra y su Casa de cera y La huerfána, o Alejandro Amenábar con Ágora.
También se estrena en DVD:
Buried (Enterrado)