Julio Castro – La República Cultural
A partir del texto de Chèjov, la actriz búlgara Milena Milenova recrea a través de una gran marioneta de tela al personaje con el que el autor ruso ilustró este divertido y loco monólogo, que es una pieza del absurdo de la segunda mitad del siglo XIX.
Por medio de un divertido e inteligente manejo de ese muñeco que apenas es una cabeza con retales colgando en un a modo de percha, Milena consigue darle forma y expresión, en tanto que ella misma se introduce en ciertos instantes para interactuar con el personaje que mueve, ya sea en el papel de la mujer del “docto” conferenciante, o en el de su traductora e intérprete, para acabar siendo cómplice necesaria.
Quien piense que le van a hablar sobre los horrores del tabaco, o sobre todo lo contrario, se equivoca, porque aparte de una cierta referencia a lo que le ocurriría a una mosca si se la introduce “en una tabaquera” (“moriría, seguramente, víctima de un desequilibrio de sus nervios”, dice el autor), todo lo demás, e incluso esto mismo, no son más que una parodia en la que más bien podemos fijarnos en una humorada de las relaciones de esta pareja en la que la mujer le tiene arrinconado y le dice todo lo que debe hacer, decir,… incluso comer, mientras nuestro personaje la teme y se esconde de ella.
Un texto divertido e inteligente, gran reflejo de una época ya pasada en su mayor parte, pero que esta actriz lleva con una gran complicidad en escena, dándole un formato diferente que llega a hacerla meterse en el personaje y ser suplantada por él en su propio cuerpo, para poder moverse y expresarse.
Aunque figure como teatro para niñ@s, estos podrán divertirse con el muñeco y su expresividad, pero en realidad es un espectáculo para adultos o, en todo caso, llegar hasta l@s adolescentes, que verdaderamente podrán disfrutarlo y comprenderlo. Milena Milenova desarrolla su trabajo de una manera en la cual, esa seriedad que parece tan característica del teatro ruso, la convierte en más hilarante y absurda, y que además, contrasta con la realidad de la propia Milena cuando se habla con ella. Por cierto, que ha representado esta obra en, al menos, cuatro países y sus respectivos idiomas, y aunque parece que es capaz de hacerlo también en ruso, es algo que se plantea hacer más adelante.