Julio Castro – La República Cultural
La heroicidad es un concepto tan subjetivo que, según quien lo vea y desde dónde lo mire, puede concluir que las cosas más mundanas para cualquiera, suponen un esfuerzo sobrehumano que merece esta consideración. Y así puede ser,… o no. En realidad aquí descubriremos a medida que avance la obra, cómo nos vemos a nosotr@s mism@s, o cómo nos podemos ver a través de los ojos de los demás, y cuando pensamos que estamos salvando vidas, apenas estamos opinando fuerte sobre algo que ni siquiera está en nuestras manos “¿os gustaría tener esos superpoderes para dar la vida y la muerte?”, nos pregunta Diego Sánchez a la finalización de un juego. Ahí se descubre la perversión que pueda suponer lo que acabamos de hacer, que es tan terrible como aquella prueba de cámara indiscreta que se planteaba en otro país, al proponer darle una descarga eléctrica a alguien en función de sus respuestas y de nuestra opinión. Todo consentido, pero siempre entraña su peligro.
Descontextualizando el desarrollo artístico, los actores y actrices nos hablan del proceso creativo, de la investigación y la puesta en escena, donde ell@s mism@s vierten una parte de su vida, de lo que les ha ocurrido y de por qué la vida les lleva a ser conscientes de la muerte o a hacer lo que hacen en la vida. No en vano, la cosa comienza con tres performance en escena, que permiten involucrarse al público en lo que encuentra al entrar a la sala: una joven (Maribel Bayona) nace de la tierra bajo la cual se encuentra, gracias a las manos y ayuda de Kika Garcelán y de quienes entre el público quieran colaborar a quitarle de encima esa muerte pegada al cuerpo. Por su parte, el propio autor y director, Jacobo Pallarés, tiene su cuerpo cubierto de pinzas que le oprimen y que serán retiradas poco a poco. El tercero es Diego Sánchez, él lanzará la primera idea sobre el contraste entre un héroe o un antihéroes, frente a lo cotidiano de las cosas que nos rodean.
El proceso que seguiremos será participativo, en cierta medida conjunto, y explicativo, de manera que nos explican el proceso creativo desde el punto de vista de cada un@, al menos desde el momento de su incorporación al trabajo, que no es algo uniforme. Lo que finalmente podremos descubrir que, en un inicio, era un trabajo muy personal de su autor, se ha transformado por voluntad de él y de la compañía, en algo que describe e integra al conjunto mediante sus individualidades ante la vida y a partir de sus vivencias pasadas, pero por medio de las presentes, consiguen hacer que el público sea también un trocito de este trabajo escénico, en el que veremos que ser héroe o no ser nada es indiferente, porque el resultado final será el mismo. A la escena se une Esther Melo, que no tenía previsto participar, y que aunque tiene otras labores en la compañía, acaba por ser una parte más de este trabajo y, además de hacer luces o de mover la música creada para la obra por Viki Trillo, será en algún momento un@ de l@s niñ@s que el padre-héroe transporta a dúo por esa playa de luces del escenario.
No es la desnudez escénica (o tal vez sí contribuya), la que hace que se descubran distintos caracteres de los actores, sobre los personajes que han diseñado, porque en parte son ell@s mism@s. De esta manera, si el público se fija puede atravesar más que esa cuarta pared del teatro, y traspasar la intimidad que cada personaje/persona guarda en su interior y que vuelca en la escena: pensemos que eso es riesgo y compromiso para ell@s. Todo el trabajo me parece muy interesante, por el contenido de su argumento, pero también porque permite ver el esqueleto del trabajo y de sus integrantes, cosa que la mayoría de los autores, directores y actores no mostrarían nunca al público.
Sinopsis
¿Habéis tenido 10 veces miedo a morir y habéis apartado de vuestra cabeza 10 veces la idea? ¿y os habéis preguntado por qué vais a morir aún haciéndolo bien, cumpliendo las normas, aceptando el juego, siendo buenos y malos a partes iguales, creyentes y ateos por igual, lascivos, pecaminosos, adúlteros, monógamos, miedosos, valientes…?
por qué haciéndolo todo… por qué haciéndolo todo… os preguntáis como niños llorosos ¿por qué cojones vais a morir?