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ISSN 2174 - 4092

Asesinato en el Savoy, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La actual moda de aroma escandinavo en todo lo que sea literatura, cine, arte o decoración, debida en parte a la explosión producida por la saga "Millennium" de Stieg Larsson, best seller mediocre donde los haya, ha traído la recuperación del baúl de los recuerdos a dos, estos sí, extraordinarios escritores del género negro, Maj Sjöwall y Per Wahlöö, a quienes RBA ha tenido el acierto de publicar con, espero, su grupo de 10 novelas publicadas entre 1965 y 1975. Todas con personajes habituales, destacando entre ellos Martin Beck, un hombre algo demacrado, que se cuida poco, de apariencia más bien gris, y una vida familiar deteriorada, lo que acaba en divorcio y proporciona una nueva libertad e independencia para Beck. Eligiendo lo mejor entre las modas no podemos evitar sentir atracción por esta ola nórdica, y encontramos a Sjöwall y Wahlöö de una exquisitez inigualable, como no sea también por el propio Henning Mankel, de quien estamos tratando en esta vuestra revista, sin prisas pero sin pausa, su colección Wallander. Llegamos de un salto a la sexta novela de la pareja Sjöwall/Wahlöö, después de ofreceros Roseanna, El hombre que se esfumó, y El hombre del balcón, y nos situamos en 1970 con Asesinato en el Savoy, (Polis, polis, potatismos!) saltándose la editorial los volúmenes del 68 y del 69, que esperamos tenga el buen sentido de ofrecernos en un futuro. Otro caso del inspector Beck y sus colegas repartidos por Escania, o Estocolmo: Per Mânsson, el brusco Gunvald Larsson, Lennart Kollberg o la policía de la brigada antivicio Asa Torell, viuda reciente de otro policía.

Asesinato en el Savoy, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö

Policíaco con crítica social

Asesinato en el Savoy
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Asesinato en el Savoy

Portada de la sexta entraga del detective Martin Beck

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Asesinato en el Savoy

Portada de la sexta entraga del detective Martin Beck

DATOS RELACIONADOS

Título original: Polis, polis, potatismos
Autores: Maj Sjöwall & Per Wahlöö
Editorial: RBA Libros S.A.
Traductores: Martin Lexell y Manuel Abella
Páginas: 267
ISBN: 978-84-9867-831-4
Precio: 17 €

Blanca Vázquez - La República Cultural

La actual moda de aroma escandinavo en todo lo que sea literatura, cine, arte o decoración, debida en parte a la explosión producida por la saga "Millennium" de Stieg Larsson, best seller mediocre donde los haya, ha traído la recuperación del baúl de los recuerdos a dos, estos sí, extraordinarios escritores del género negro, Maj Sjöwall y Per Wahlöö, a quienes RBA ha tenido el acierto de publicar con, espero, su grupo de 10 novelas publicadas entre 1965 y 1975. Todas con personajes habituales, destacando entre ellos Martin Beck, un hombre algo demacrado, que se cuida poco, de apariencia más bien gris, y una vida familiar deteriorada, lo que acaba en divorcio y proporciona una nueva libertad e independencia para Beck.

Eligiendo lo mejor entre las modas no podemos evitar sentir atracción por esta ola nórdica, y encontramos a Sjöwall y Wahlöö de una exquisitez inigualable, como no sea también por el propio Henning Mankel, de quien estamos tratando en esta vuestra revista, sin prisas pero sin pausa, su colección Wallander.

Llegamos de un salto a la sexta novela de la pareja Sjöwall/Wahlöö, después de ofreceros Roseanna, El hombre que se esfumó, y El hombre del balcón, y nos situamos en 1970 con Asesinato en el Savoy, (Polis, polis, potatismos!) saltándose la editorial los volúmenes del 68 y del 69, que esperamos tenga el buen sentido de ofrecernos en un futuro. Otro caso del inspector Beck y sus colegas repartidos por Escania, o Estocolmo: Per Mânsson, el brusco Gunvald Larsson, Lennart Kollberg o la policía de la brigada antivicio Asa Torell, viuda reciente de otro policía.

El escritor sueco Arne Dahl, famoso autor de serie negra con transfondo social, es el encargado de prologar este sexto volumen, en el que intenta señalarnos el secreto del éxito, cuarenta años después, de esta serie. El clima social que la pareja de periodistas y escritores imprimió a sus novelas de misteriosos asesinatos, la rabia contenida en algunas historias, las descripciones de los círculos capitalistas, de los escenarios navales, o urbanos, propios o extranjeros. Pero también el humanismo que encierran estas novelas donde se van descubriendo los cambios sociales que empezaban a transformar Suecia, o ese perfecto equilibrio que proporciona la escritura a la par de una mujer y un hombre, con una prosa exquisitamente trabajada, rica en matices y sólida estructura haciendo albergue en el lenguaje. Novelas que hablan de todo, casi antes que del crimen en sí. Sjöwall y Wahlöö son un modelo a seguir, unos maestros, imprescindibles para todo amante del género negro.

Tras su espectacular fachada topográfica, bajo su satinada y, en parte, elegante superficie, Estocolmo era en realidad una auténtica jungla urbana, donde la drogadicción y la perversidad medraban como nunca; donde usureros sin escrúpulos, de forma completamente legal, se lucraban con la pornografía más sucia y repulsiva; donde crecía como la espuma el número de delincuentes profesionales, cada día más organizados…”. No es la capital de hoy, aunque podría serlo. En realidad detrás de ese retrato se intuye cualquier gran urbe occidental. En ese paisaje urbano, Kollberg y Beck tienen que encontrar al individuo que ha disparado casi a bocajarro durante una cena en el hotel Savoy de Malmö, a un hombre de negocios sin escrúpulos, Viktor Palmgren, que junto a uno de sus directivos, Broberg, una especie de prestamista, se llevan por delante a todo el que se cruza por su camino. Magnate sueco al que se le conocen muchos negocios legales y se le suponen otros tantos, más subterráneos y de dudosa moralidad, que le proporcionan cuantiosos beneficios. Gente más bien vulgar, a los que el dinero les permite acceder a las altas esferas. Los autores ya puntualizan que son, en cierto sentido, piezas necesarias para el funcionamiento del país, más incluso que el Gobierno, el Parlamento o instituciones por el estilo. Lo que nos lleva a cuestionarnos si un crimen puede ser justo.

Poco a poco los detectives irán descubriendo quién era el individuo atacante, un pobre don nadie. Sus razones, su delito resultado más de un impulso que de una acción premeditada, y también descubrirán el mundo podrido del empresario y su sequito, así como la relación que envuelve a todos los policías en sus métodos de trabajo y su entorno, “Por qué los policías se relacionan casi sólo con otros policías? Pues porque así todo resulta mucho más fácil, claro. Resulta más fácil mantener la necesaria distancia y también tolerar ese compañerismo malsano que, desde hacía años, proliferaba de forma incontrolada y desenfrenada dentro del cuerpo, y que provocaba un gradual alejamiento de la policía de esa sociedad a la que decía proteger y en la que, sobre todo, debía integrarse”.

Misterio, comienzo singular, retrato social, psicología de los caracteres, e informaciones añadidas que enriquecen el texto y la historia, la comprensión de una tarea como la policial, (por ejemplo la ciencia balística y sus principios y jurisdicción).

El final nos deja con algo conocido y habitual, el malestar físico de Beck: "Martin Beck, definitivamente no se sentía bien. Pagó la cuenta, buscó la maleta y se echó a andar en dirección a la estación de tren, cruzando el puente de Mälarbron. Se preguntaba si sería capaz de dormir en el tren".

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