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Invaden occidente - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Las propuestas de la XX Feria del Libro de La Habana invaden ahora el occidente del país luego de once febriles días en la Fortaleza de la Cabaña, a donde, a pear de la lejanía, las dificultades de transporte, el descampado parece un sitio privilegiado por el gusto popular, quizás por costumbre, quizás por el impresionante paisaje de la ciudad que desde allí se puede contemplar, quizás porque allí ocurren las presentaciones más importantes, quizás porque los asuntos de gusto es algo bien misterioso. En las sedes vedadenses el mayor ajetreo sigue en el Pabellón Cuba hasta el próximo domingo 27 de febrero, tal vez porque está ubicado en un promontorio de La Rampa capitalina, porque es un sitio de concurrencia habitual de los jóvenes pues la Asociación Hermanos Saiz lo mantiene activo, tal vez porque sus dimensiones invitan al recorrido. A los otros escenarios de- Sociedad Cultural José Martí, la UNEAC, la Casa de las Américas, el Centro Cultural Dulce maría Loynaz- acudió un público más especializado, pero también no hubo el suficiente énfasis promocional, pues al tratarse de nuevas posibilidades era necesario darles una mayor visibilidad en los medios masivos y darles cierta exclusividad en sucesos, pues algunas presentaciones en esos sitios luego se repetían en La Cabaña.

Invaden occidente

Desde la Feria del Libro de La Habana

Feria del Libro de La Habana
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Feria del Libro de La Habana

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Feria del Libro de La Habana

Soledad Cruz Guerra (La Habana) – La República Cultural

Las propuestas de la XX Feria del Libro de La Habana invaden ahora el occidente del país luego de once febriles días en la Fortaleza de la Cabaña, a donde, a pear de la lejanía, las dificultades de transporte, el descampado parece un sitio privilegiado por el gusto popular, quizás por costumbre, quizás por el impresionante paisaje de la ciudad que desde allí se puede contemplar, quizás porque allí ocurren las presentaciones más importantes, quizás porque los asuntos de gusto es algo bien misterioso.

En las sedes vedadenses el mayor ajetreo sigue en el Pabellón Cuba hasta el próximo domingo 27 de febrero, tal vez porque está ubicado en un promontorio de La Rampa capitalina, porque es un sitio de concurrencia habitual de los jóvenes pues la Asociación Hermanos Saiz lo mantiene activo, tal vez porque sus dimensiones invitan al recorrido. A los otros escenarios de- Sociedad Cultural José Martí, la UNEAC, la Casa de las Américas, el Centro Cultural Dulce maría Loynaz- acudió un público más especializado, pero también no hubo el suficiente énfasis promocional, pues al tratarse de nuevas posibilidades era necesario darles una mayor visibilidad en los medios masivos y darles cierta exclusividad en sucesos, pues algunas presentaciones en esos sitios luego se repetían en La Cabaña.

La diversidad de temas, la mirada critica sobre la realidad nacional, la mayor información sobre asuntos de interés común como la familia, la sexualidad, la crianza de los hijos, los textos de divulgación científica, los libros sobre la historia reciente elaborados por sus protagonistas, el rescate de personajes y sucesos de tiempos más remotos y los textos de los países latinoamericanos, del Alba, del Bicentenario de la independencia fueron elementos significativos de esta XX Feria que comenzó en los días difíciles de la crisis de los 90 y sobrevivió gracia al principio de que alimentar el espíritu cuenta aún en medio de las carencias materiales.

Es grande el esfuerzo del país, de la poligrafía, de las editoriales para que en medio de una tensa situación económica, que por cierto no es exclusiva de Cuba, se pueda realizar un evento como este en el que, sin embargo, se aprecian algunas regalías que deberían transformarse en contribución popular a la Feria y podrían redundar a la larga en mejores posibilidades para la gran fiesta. Si las publicaciones, como el muy efectivo Cañonazo diario, costara al menos 20 centavos sería una manera de educar en el sentido del costo que hace tiempo no se tiene en cuenta para muchas cosas que sin embargo redunda en otras. No se trata de fomentar una concepción economicista de la vida, lo cual sería imperdonable para las aspiraciones de la sociedad, sino de ir estableciendo los resortes económicos que beneficiarían a la larga a todos.

Hay una queja sobre el precio de los libros de parte algunos, pero en realidad la producción está subvencionada y los precios más altos están remitidos a asuntos más especializados, pero los libros para niños suelen ser a muy bajos precios. Pero además, todo lo que va quedando de otras ferias se vende a precios simbólicos. Sin embargo sería necesaria una mayor presencia de los libros en bibliotecas públicas y escolares que permitiera el préstamo como paliativo. De eso también hablamos en el panel Mitos y realidades de la promoción de la lectura porque es un aspecto que complementaría los esfuerzos que se realizan para que haya libros para todos.

La Feria invade occidente en la última semana de febrero y en la primera de marzo está en el Oriente del país y es muy estimulante que entre tantas malas noticias que llegan de las cuatro esquinas del planeta, en esta isla cuestionada por tantos, en medio de los problemas que enfrenta, los libros sean un atractivo que moviliza multitudes.

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