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¡OTAN no, Gadafis fuera! - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Mientras desde algunos ámbitos de corta vista se empeñan en buscar apoyos injustificables al poder personal del violento y descerebrado Gadafi, desde numerosos lugares del mundo, el soporte popular se mueve amparando al pueblo libio contra la situación de imposición oligárquica que, entorno a los intereses de la OPEP, han venido sobrevolando el área mediterránea y del Golfo Pérsico durante décadas. Tod@s sabemos que los intereses del poder yanqui se ubican en sus bolsillos, que son los que dan alas al imperialismo que más que galopar, vuela sobre el mundo entero desde hace tres cuartos de siglo, sin vergüenza ni oprobio para aquellos que, uno tras otro, pasearon su culo por los sillones del reino de la ignorancia instalado en el norte de América. Y a ese poder le siguen todos aquellos que tienen intereses creados, cercanos o lejanos, junto con un tropel de voceros estultos, que creen oír sirenas cantándoles bellas canciones de amor a lo lejos, cuando son los silbidos de las bombas las que confunden con melodía y los estallidos sobre la gente, lo que confunden con rítmica percusión. Luego silencio.

¡OTAN no, Gadafis fuera!

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¡OTAN no, Gadafis fuera!

Julio Castro – La República Cultural

Mientras desde algunos ámbitos de corta vista se empeñan en buscar apoyos injustificables al poder personal del violento y descerebrado Gadafi, desde numerosos lugares del mundo, el soporte popular se mueve amparando al pueblo libio contra la situación de imposición oligárquica que, entorno a los intereses de la OPEP, han venido sobrevolando el área mediterránea y del Golfo Pérsico durante décadas.

Tod@s sabemos que los intereses del poder yanqui se ubican en sus bolsillos, que son los que dan alas al imperialismo que más que galopar, vuela sobre el mundo entero desde hace tres cuartos de siglo, sin vergüenza ni oprobio para aquellos que, uno tras otro, pasearon su culo por los sillones del reino de la ignorancia instalado en el norte de América.

Y a ese poder le siguen todos aquellos que tienen intereses creados, cercanos o lejanos, junto con un tropel de voceros estultos, que creen oír sirenas cantándoles bellas canciones de amor a lo lejos, cuando son los silbidos de las bombas las que confunden con melodía y los estallidos sobre la gente, lo que confunden con rítmica percusión. Luego silencio.

Me congratulo de ver que el gobierno cubano y el Comandante Fidel, ya fuera del poder en su república, pero casi siempre diestro en las palabras, han querido desmarcarse de cualquier apoyo al criminal sátrapa libio desde el primer momento, a la vez que denuncian al criminal imperialista yanqui y previenen contra los intereses creados a los que se puede estar dando vía libre en este momento.

No es el petróleo o el gas lo que mueve al despiadado dólar en esta ocasión. Tengamos en cuenta que hablamos de menos de un 2% de la producción, y que siempre han sido miembros de la OPEP, la organización en que mucho tuvo que ver el propio Gadafi para su creación, continuidad y toma de poder en el mundo. Recordemos también que, con o sin guerra de bloques, Estados Unidos pudo invadir cuando quiso el país africano en la crisis de las bombas de los aviones, pero no lo hizo porque le interesaba más el enfrentamiento en el Mediterráneo que una guerra rápida. Por otro lado, los apoyos contra un país productor y miembro de la organización, eran escasos en su entorno. Todos sabían que había una cuestión de terrorismo de por medio, pero también sabían que la muerte de aquellos civiles no era fundamental para la política geoestratégica, sino una muesca más en ambos bandos.

Lo que ahora ocurre es que el resto de los países árabes se les están escapando a estos falsos demócratas, de manera incontrolada, y temen que un lugar como Arabia Saudí pueda ser de los siguientes escalones. Como quiera que vamos viendo lo que ocurre semana a semana, deciden intervenir en cualquiera de los dos sentidos: tomar el poder indirectamente por encima del pueblo que se está liberando, o, en caso contrario, procurar que se alargue mucho la guerra civil para que otros países no sigan este ejemplo.

Ellos saben perfectamente el armamento del que dispone, ya que entre Estados Unidos y España se encuentran los países que se lo han vendido principalmente. De manera que no hay muchas sorpresas acerca de lo que ocurre.

Vista la situación, creo que lo más inteligente y, desde luego, lo más decente es, como siempre, apoyar al pueblo que se libera. En ningún caso al sátrapa que se ha enriquecido personalmente a su costa, ni tampoco al posible invasor en ciernes, que no creo que se atreva a entrar en la lucha. Porque en uno u otro caso, estaríamos ante los escenarios de Afghanistán o Iraq, y creo que ya es suficiente tener las guerras civiles que tenemos y que ha creado el Norte, como para que nos dejen otra a las puertas de casa, sólo para vender armas y miedo al pueblo.

En la intervención del representante de Cuba ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU ha ocurrido algo poco corriente: los colegas de otros países han ido a felicitarle por su exposición y por su postura. Concretamente, Bruno Rodríguez expuso que por una parte que Cuba comparte plenamente la preocupación mundial por las pérdidas de vidas de civiles en Libia, pero advirtió que "con toda seguridad, el pueblo libio se opone a toda intervención militar extranjera, que alejaría aún más un arreglo y provocaría miles de muertes, de desplazados y enormes daños a la población" (como recoge Prensa Latina hoy). Es un burdo y zafio error lo de Daniel Ortega, al que parece gustarle mucho viajar en el avión del libio, y por eso se manifiesta reiteradamente apoyando el poder unipersonal de un tipo que asesina a su pueblo… No creí que llegase a tales extremos en su ignorancia, y es una lástima que haya perdido completamente el espíritu libertador del FSLN que algunos conocimos en sus tiempos: tienen gente muy válida y decente en sus líneas, que sabrá cambiarle en su momento.

En nuestro país tenemos una recua, o un conjunto de papanatas, que si pueden no hablan pero van a negociar asuntos de dudosa limpieza a estos países… y si hablan sube el pan, como suele decirse. Pero aquí, ni siquiera sabemos cambiarles… de momento.

Esa guerra se puede acabar en dos días, siempre que se apoye al pueblo. Es la única vía para una democracia (que nosotr@s no tenemos): dejémonos ya de reyes y mandatarios, y de transición modélica española, que ya no se lo cree ni Gadafi.

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