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ISSN 2174 - 4092

¿Quién recuerda a Anita Loos? - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Cuando entre las mujeres de la clase media no estaba de moda llevar el pelo corto, ganarse la vida escribiendo, beber, fumar, coquetear con los hombres, hablar con toda franqueza de sexo, Anita Loos realizaba normalmente varias de esas cosas, si no, todas, y con frecuencia al mismo tiempo. Anita Loos, nacida en 1893, tenía casi dieciocho años cuando inició su carrera de escritora, y casi noventa cuando la terminó. No hay cuenta exacta de los guiones que escribió, a los que hay que sumar varias novelas, más de una docena de obras de teatro, un puñado de biografías y un par de autobiografías. Todo lo que escribió resulta refinado y "chic", lo que es perfectamente lógico, ya que lo "chic" es casi el único valor y la única forma de vida de la Loos. Ya de adulta, la Loos fue una mujer de baja estatura y aspecto frágil. Su atuendo habitual consistía en un traje de marinerito, con la falda por encima de las rodillas y un sombrero o casquete sobre la cabeza, cuando no la llevaba descubierta, luciendo su característico pelo corto, peinado del que fue precursora, y que se vio posteriormente imitado por muchísimas mujeres de todo el mundo. Dada su apariencia de niña pequeña e inocente, resultaba casi imposible creer que era la autora de tantas historias osadas y "sexy", y de las frases de doble sentido y las respuestas llenas de picardía que contribuyeron uno de los mayores atractivos de su obra.

¿Quién recuerda a Anita Loos?

Novelista y guionista de títulos como Los caballeros las prefieren rubias o San Francisco

San Francisco
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San Francisco

Cartel de la cinta de 1936, con guión de Anita Loos

Los caballeros las prefieren rubias
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Los caballeros las prefieren rubias

Marilyn Monroe y Jane Russell en la película de Howard Hawks basada en la novela de Anita Loos

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DATOS RELACIONADOS

Título original: Gentlemen Prefer Blondes, 1953
Dirección: Howard Hawks
Guión: Charles Lederer (Novela: Anita Loos)
Intérpretes: Marilyn Monroe, Jane Russell, Charles Coburn, Tommy Noonan, Elliott Reid, George Winslow
País: Estados Unidos
Productora: 20th Century Fox



Título original: San Francisco, 1936
Dirección: W.S. van Dyke
Guión: Anita Loos
Intérpretes: Clark Gable, Jeanette MacDonald, Spencer Tracy, Jack Holt, Jessie Ralph, Ted Healy, Harold Huber, Shirley Ross
País: Estados Unidos
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer

Francisco Machuca - La República Cultural

Cuando entre las mujeres de la clase media no estaba de moda llevar el pelo corto, ganarse la vida escribiendo, beber, fumar, coquetear con los hombres, hablar con toda franqueza de sexo, Anita Loos realizaba normalmente varias de esas cosas, si no, todas, y con frecuencia al mismo tiempo.

Anita Loos, nacida en 1893, tenía casi dieciocho años cuando inició su carrera de escritora, y casi noventa cuando la terminó. No hay cuenta exacta de los guiones que escribió, a los que hay que sumar varias novelas, más de una docena de obras de teatro, un puñado de biografías y un par de autobiografías. Todo lo que escribió resulta refinado y "chic", lo que es perfectamente lógico, ya que lo "chic" es casi el único valor y la única forma de vida de la Loos.

Ya de adulta, la Loos fue una mujer de baja estatura y aspecto frágil. Su atuendo habitual consistía en un traje de marinerito, con la falda por encima de las rodillas y un sombrero o casquete sobre la cabeza, cuando no la llevaba descubierta, luciendo su característico pelo corto, peinado del que fue precursora, y que se vio posteriormente imitado por muchísimas mujeres de todo el mundo. Dada su apariencia de niña pequeña e inocente, resultaba casi imposible creer que era la autora de tantas historias osadas y "sexy", y de las frases de doble sentido y las respuestas llenas de picardía que contribuyeron uno de los mayores atractivos de su obra. Pongamos de ejemplo Los caballeros las prefieren rubias. Desde su aparición, en 1925, se han hecho 85 ediciones de la misma, y se ha visto traducida a 14 idiomas, incluyendo el chino. Sin embargo, no debe considerarse como lo único que justifica su fama. Su talento comenzó a resultar visible en 1912, año en que D. W. Griffith dirigió la adaptación cinematográfica de un relato suyo, El sombrero de Nueva York.

Su amistad con el poderoso productor Joseph M. Schenck condujo a cinco años de colaboración con él, durante los cuales la Loos se dedicó a escribir guiones para su esposa, Norma Talmadge, y su cuñada, Constance Talmadge. Tanto en temperamento como en personalidad, el contraste entre las dos hermanas Talmadge era enorme, pero la Loos, tan versátil como siempre, puso a disposición de ambas guiones que las permitía lucirse al máximo como el de The Isle of Conquest (1919), para la seria y romántica Norma, y el de The Virluosus Vamp (1919) para la burbujeante Constance.

Tras el enorme éxito de Los caballeros las prefieren rubias, la Loos se tomó unas largas vacaciones, olvidándose de su máquina de escribir hasta 1933 (con la única excepción de la adaptación al cine de su obra para la versión de 1928). Una oferta de Irving Thalberg para que se integrase en su equipo de guionistas la hizo volver a la palestra. F. Scott Fitzgerald había demostrado ser incapaz de adaptarse a Hollywood y a Thalberg le quedaba un puesto por cubrir. Ademá, el Saturday Evening Post estaba publicando los últimos capítulos del serial La pelirroja, que había causado una gran impresión entre los lectores norteamericanos, y Thalberg deseaba llevar la historia al cine. Decepcionado con lo escrito por Fitzgerald (que no sabía escribir guiones como Faulkner) necesitaba encontrar urgentemente un buen guionista de comedia, y Anita Loos vino en su ayuda. Gracias a la película, la exuberante Jean Harlow se convirtió en una gran estrella, y Anita Loos en una de la guionistas más apreciadas de la Metro.

Permaneció bajo contrato con dicho estudio durante diez años, escribiendo un increíble repertorio de vehículos para la Harlow, Norma Sheares, Joan Crawford, Jeanette McDonald, Robert Montgomery, Robert Taylor, Spencer Tracy y Clark Gable, con títulos tan diferentes como San Francisco (1936), y Mujeres (1939), un mordaz ensayo sobre su propio sexo. Una vez instalada en Hollywood, la Loos se rodeó de un círculo de amigos literatos y aficionados como ella a las frases ingeniosas y los chistes. Trabajaba duro por las mañanas, y luego se iba a comer con toda esa gente. Su risa penetrante se hizo famosa en todos los restaurantes y lugares "chic" de la Meca del Cine.

A mediados de los 40, la Loos se instaló en el hotel Ritz de Nueva York, y siguió trabajando en obras de teatro y libros. Luego encontró una apartamento "chic" en la calle 57, justo enfrente del Carnagie Hall, en el que vivió los últimos años de su vida. En 1981 se vistió como una reina y, gravemente enferma, ingresó en un hospital para morir. En un mensaje final a sus amigos, les pedía que su funeral se celebrase "con risas y no con lágrimas". Su último deseo se vio cumplido, y los salones funerarios Campbell, situados en la elegante Madison Avenue, se llenaron de risas cuando grandes celebridades de los escenarios y la pantalla comenzaron a contarse recuerdos y anécdotas divertidas. Pero ninguna de ellas superó en ingenio a Helen Hayes, amiga y colaboradora de la Loos, quien se limitó a decir: "Más vale que el cielo sea «chic», o Anita Loos lo convertirá en el infierno".

Si todavía existen caballeros creo que preferirían a Anita Loos.

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