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ISSN 2174 - 4092

¡Es la Economía, querido! - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La Economía de ellos, se entiende, porque la nuestra no existe. Existió una falacia que se inventaron con el título de Estado del Bienestar, pero sólo porque les preocupaba que los soviéticos sedujeran al resto del mundo con sus logros colectivos, saliendo de donde salían y pagando el altísimo precio de las agresiones ajenas y los propios errores. Pero cuando la crisis del sistema soviético dejó un vacío en el contrapeso, decidieron los amos y señores de nuestros impresentables señoritos y de sus capataces socialdemócratas que ya era el momento de engordar la plusvalía en todos los terrenos, empezando -claro está- por convertir cualquier necesidad humana en acto comercial y convirtiendo la política en mero instrumento de gestión social de la Economía (de la de ellos, insisto). No quiero culpabilizar a las víctimas pero nos pasa (utilizando el tópico de un sexismo que no se termina de erradicar) lo mismo que le aclaró a Boabdil su sensata madre cuando le dijo lo de "llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre".

¡Es la Economía, querido!

Cartas desde la trinchera

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Foto: tomada de elproyectomatriz.wordpress.com

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Foto: tomada de elproyectomatriz.wordpress.com

Concha González – La República Cultural

La Economía de ellos, se entiende, porque la nuestra no existe. Existió una falacia que se inventaron con el título de Estado del Bienestar, pero sólo porque les preocupaba que los soviéticos sedujeran al resto del mundo con sus logros colectivos, saliendo de donde salían y pagando el altísimo precio de las agresiones ajenas y los propios errores. Pero cuando la crisis del sistema soviético dejó un vacío en el contrapeso, decidieron los amos y señores de nuestros impresentables señoritos y de sus capataces socialdemócratas que ya era el momento de engordar la plusvalía en todos los terrenos, empezando -claro está- por convertir cualquier necesidad humana en acto comercial y convirtiendo la política en mero instrumento de gestión social de la Economía (de la de ellos, insisto).

No quiero culpabilizar a las víctimas pero nos pasa (utilizando el tópico de un sexismo que no se termina de erradicar) lo mismo que le aclaró a Boabdil su sensata madre cuando le dijo lo de "llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre". Ahora nos escandalizamos como clientes consumidores insatisfechos de lo que no hemos sabido defender como ciudadanos. Lo estamos perdiendo todo porque no queremos perder lo de cada cual y cuando, despojados de todo, "de tanto todo para nada" que dijo Pepe Hierro en su magnífico soneto, seamos nosotros mismos y, por tanto, peligrosos en nuestra miseria, nos declararán una zona de control aéreo en torno a nuestro mismísimo cerebro, nos conectarán a su wifi para la sinapsis programada de cada día, nos dejarán un ratito de wii para que parezca que hacemos algo mientras nos contorsionamos patéticamente en la soledad de nuestra burbuja virtual y nos inducirán a formar parte de la opinión pública en alguna red social de las de jiji-jaja donde, al poco tiempo de creerte miembro de un grupo ecologista que piensa en verde descubres que formas parte de una empresa que hace watios a costa de quitarles tierras a cualquier etnia indígena y/o autóctona.

Y por mucho que les jures que vas a seguir las reglas del juego democrático, nunca te legalizarán porque desconfían de tu espíritu democrático. ¡Si lo sabrán ellos, que siguen siendo maestros en presumir de lo contrario que practican!

Antes se tomaban la molestia de promocionar grandes frases como la de "estar contra la violencia venga de donde venga", trasunto civil del mandamiento divino del "no matarás". Ahora ya no hace falta ni que te designen específicamente como blanco. Con que estés en el entorno, en cualquier entorno que no sea el de ellos (aclaro) te mandan un bombardero guiado como en un video juego, y… ¡game over!

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