Feed RSS
Julio Castro – La República Cultural
Los cuentos de Hans Christian Andersen siempre me parecieron tristes y trágicos. Unos más que otros, pero es que creo que en buena medida, el carácter de su escritura, refleja la vida del autor, con sus orígenes de pobreza o miseria durante la infancia, y luego de fracaso en fracaso en sus amores con mujeres y hombres, que dejarían una marcada huella en su trayectoria literaria hasta el final.
Por una parte, me parece una valiente apuesta la de este dúo de la compañía de teatro Arbolé a la hora de hacer la elección de la obra El soldadito de plomo, además de una buena adaptación al teatro de títeres, en la que actualizan algunos pequeños parámetros, mientras mantienen tal cual la esencia del relato. Por otra parte, no sé si hoy día padres y madres son capaces de llevar a sus hij@s a ver y escuchar relatos tristes, porque dudo de la voluntad de explicar ciertas cosas de la vida a sus pequeñ@s. No lo juzgo, cada cual decide sobre le método de educar, pero igual que hubo épocas de remitir toda la enseñanza de las criaturas a la tragedia, hoy día parece que nada sirve si no se enseña en forma de comedia feliz tipo “todos comieron perdices”.
Para el desarrollo escénico, actor y actriz han decidido diversificar dos escenarios, uno frontal en el que sobre un pequeño mostrador se centra la parte principal de la obra, mientras que un fondo servirá más tarde tanto de retropantalla para jugar con sombras, como para ser la base de otra parte del desarrollo escénico. De esta manera, vemos que incluyen tres formatos en su trabajo, es decir, el actoral, el de títeres y el de sombras.
El actoral, a excepción de la parte narrativa, corresponde exclusivamente a Azucena Roda, que a modo de integración utilizará una máscara, aunque la mayor parte del tiempo también Pablo Girón está visible en escena manejando al personaje principal y a la mayoría de los secundarios de los muñecos.
La adaptación corresponde a José Ignacio Juárez Montolío, y es de agradecer que evite el aroma tan traído en otros tiempos del formato militarista, en el que la heroicidad castrense marca el desarrollo de la narración. De hecho, en este caso, no destaca por su valentía, sino más bien por su temor como se puede ver en el momento de viajar en el barquito de papel por la cloaca en la que le dejarán los niños que le encuentran en la calle.
Es algo interesante con una vuelta al pasado a través de un cuento clásico, aunque creo que adolece del cuidado en la iluminación, que no siempre acierta a estar en el lugar en que se desarrollan los hechos. Por otro lado, la escena de sombras en el fondo del mar, podría ganar muchísimo si se utilizase una proyección a toda pantalla (o al menos la mitad) sobre el lienzo posterior, en lugar de limitarse a un pequeño recuadro. Como vemos, en este caso el acento no se pone en el medio fundamental, ni en la elaboración de personajes, sino en el desarrollo de la narración, así que estaría más cercano al cuentacuentos con apoyo de diferentes medios escénicos.
Sinopsis
No me explico el trágico final del Soldadito de plomo, sin embargo se que estas historias son necesarias, que no podrían suceder de otra manera, y que no soy capaz de concebir el mundo sin ellas.
Una historia de juguetes, una historia de amor entre el intrépido soldadito de plomo que solo tenía una pierna y la bailarina de papel; el viaje iniciativo del soldadito de plomo por las alcantarillas y sus enfrentamientos con ratas y peces; hasta la vuelta a casa en el vientre del pez, para ser fundido en la chimenea junto a su querida bailarina de papel. Una historia inolvidable.
Este espectáculo de Teatro Arbolé quiere ser un estimado homenaje a Hans Christian Andersen. El autor de obras tan importantes como El patito feo, La Sirenita, El traje nuevo del emperador, La virgen de las nieves, Las zapatillas rojas y que es considerado uno de los grandes escritores para niños y niñas.
En esta versión realizada por José Ignacio Juárez Montolio, Teatro Arbolé utiliza diferentes técnicas de manipulación de títeres: Títeres de guante, sombras chinescas, luz negra, títeres planos… Y como siempre pretendemos con nuestro trabajo divertir, encantar, fascinar y hacer que el teatro sea algo fabuloso para los niños y niñas, y deje memoria en su proceso formativo.
