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Julio Castro – La República Cultural
Cuando niño me apunté a esto de la democracia, la igualdad y los Estados de Derecho… por supuesto, sin estos términos tan definidos, pero con un sistema de valores que eran precisamente eso. No costaba mucho porque, siendo niño, las capacidades de decisión y acción eran muy limitadas, pero lo importante del caso era ir formándome en los valores que debían (o deben) definir y conformar a un ciudadano y una ciudadana que desee precisamente lo que se deriva de esto: justicia (con minúscula, que es la del pueblo, no la de los jueces y tribunales).
No voy a decir que hoy me sorprenda de dónde nos hallamos, sería del todo falso, cínico, hipócrita… sé perfectamente cómo son las cosas desde hace mucho tiempo, lo que ocurre es que poco a poco se van posicionando en el mundo todos los “palos” que definirán las mínimas casillas en que l@s ciudadan@s nos podremos mover, mientras que los ámbitos del poder real o fáctico se apropian de un recorrido transversal en el que pueden desplazarse libremente, sin que nadie les pongamos coto.
Ahora parece que al fin han enviado a Osama Bin Laden a convivir con Elvis, y es que me han recordado al espectáculo teatral que comenté hace unos días, en que un tributo al Rey del Rock no deja de ser una crítica a lo que nuestra sociedad no soporta si la analizamos: un medio de manipulación de las grandes corporaciones para enriquecerse. Así que, si no nos creemos que haya muerto, podemos montar una empresa que reciba subvenciones de los Estados (es decir, de nuestro bolsillo) para seguir buscando y matando a gente: al fin Osama es inmortal, y no podrá declarar en un tribunal las vergüenzas de los gobernantes yanquis que le contrataron, formaron y apoyaron en Afganistán. Curioso final.
Curioso, sobre todo, porque ha muerto en una operación de asesinato dirigida, orquestada y visualizada en directo por el premio Nóbel de la Paz, Obama, que es casi igual que él salvo en una letra: ya no hay confusiones. Mira en lo que se entretienen en la Casa Blanca. Resulta que los reality show no les parecían suficientes, así que ahora ven en directo las matanzas que ordenan, reuniditos él, Hillary, los capitostes de la CIA, los capitostes militares y otros colegas (así lo han ido contando, que estuvieron viéndolo por televisión -privada- en directo). Ojo, esto no es más que un derivado de la silla eléctrica que tanto les gusta en ese país, que presencian asiduamente los dirigentes cuando hay ocasión.
Como no había bastante con el asesinato para silenciarlo, lo tiran al mar, como hacían en la famosa Operación Cóndor los dictadores sudamericanos con sus víctimas políticas. Que ya sabemos quiénes les adiestraron, así que ¿a qué sorprenderse de la violación de los Derechos Humanos?
Mientras tanto, aquí, en nuestra triste España, los tribunales decidían la ilegalización de la izquierda vasca, porque todo lo que es izquierda o todo lo que no es PSOE y PP es terrorismo. Ahora los políticos responden a las preguntas “no he sido yo, han sido los jueces”. Claro, los jueces han aplicado la legislación antidemocrática que los políticos legisladores crearon. La han aplicado de un modo torticero, ya que para colmo hay una pequeña mayoría del tribunal que dice que son terroristas los integrantes de las listas no afiliados a los partidos que las integran, y que eso les da pie para ilegalizar, lo cual significa que existiendo casi una mitad de dudas, optan en contra del juzgado… ¿dónde se ha visto la aplicación de un principio similar? Ah, sí, aquí mismo durante la dictadura.
Ya digo, ni soy idiota ni me gusta falsear lo que hay en nuestro entorno, así que sorpresas las mínimas. Estamos en un sistema que anida en la corrupción de sí mismo, que parte de la aplicación de sistemas antidemocráticos para justificar la democracia, y con premisas falsas, los resultados sólo pueden derivarse falsos. Lo más molesto es que cada vez es más fácil y abiertamente demostrable, pero no importa, porque hoy hay fútbol y dentro de poco elecciones.
