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ISSN 2174 - 4092

Rey, homosexualidad, absolutismo y conflictos sociales en Eduardo II - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Ya sabemos que nuestra sociedad tiende a ir no avanzar desde hace tiempo hacia ninguna parte. La terrible evidencia de su abrumador retroceso se pone de manifiesto cuando, casi cinco siglos después, somos conscientes de movernos en los mismos parámetros de limitaciones y denuncia: lo que cambian son ciertas formas y matices. Así se muestra en este trabajo escénico que, con tintes de teatro clásico, adapta una obra del siglo XVI, escrita por Christopher Marlowe, que ahora adapta Manuel De y que pone en escena la compañía La Saraghina de Stalker. Distintos temas se abordan en este caso histórico (referido a la regencia de Eduardo II de Inglaterra durante el siglo XIV), a través de los cuales queda patente la crítica a la sociedad actual de un modo que afecta a unos y otros, introduciendo comentarios durante la representación que incluirán al público en la tragedia de unas sociedades que no se involucran y no aportan nada, pero trasladando momentáneamente al presente a cada espectador, a los que se viene a preguntar si hacen sus deberes como ciudadanos ¿no? “mejor para nosotros”, dice Mortimer, lugarteniente del rey y amante de la reina.

Rey, homosexualidad, absolutismo y conflictos sociales en Eduardo II

El mundo de las mentiras maneja el poder también en la adaptación de este clásico de Christopher Marlow

Eduardo II
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Eduardo II

El rey, apresado y recluido por el obispo.
Foto: Julio Castro.

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Eduardo II

Ana Trinidad es el obispo atendiendo a los medios de comunicación.
Foto: Julio Castro.

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DATOS RELACIONADOS

Autor: Christopher Marlowe
Dirección: Manuel De
Intérpretes: Gabriel Moreno, Iván Ugalde, Carmen Mayordomo, Isabel Sánchez, Edu Cárcamo, Ana Trinidad, Rafa Sánchez, Carmen Soler, Elisa Morris y Lourdes Gallardo
Escenografía: Egoitz Bernaola, Beatriz Mena
Vestuario: Ikerne Giménez
Compañía: La Saraghina de Stalker

Julio Castro – La República Cultural

Ya sabemos que nuestra sociedad tiende a ir no avanzar desde hace tiempo hacia ninguna parte. La terrible evidencia de su abrumador retroceso se pone de manifiesto cuando, casi cinco siglos después, somos conscientes de movernos en los mismos parámetros de limitaciones y denuncia: lo que cambian son ciertas formas y matices.

Así se muestra en este trabajo escénico que, con tintes de teatro clásico, adapta una obra del siglo XVI, escrita por Christopher Marlowe, que ahora adapta Manuel De y que pone en escena la compañía La Saraghina de Stalker.

Distintos temas se abordan en este caso histórico (referido a la regencia de Eduardo II de Inglaterra durante el siglo XIV), a través de los cuales queda patente la crítica a la sociedad actual de un modo que afecta a unos y otros, introduciendo comentarios durante la representación que incluirán al público en la tragedia de unas sociedades que no se involucran y no aportan nada, pero trasladando momentáneamente al presente a cada espectador, a los que se viene a preguntar si hacen sus deberes como ciudadanos ¿no? “mejor para nosotros”, dice Mortimer, lugarteniente del rey y amante de la reina.

Primero el autor y luego la compañía, juegan a la parodia de la monarquía y para trasladarla a la pantomima de sociedad que se deriva del continuismo de aquellos siglos, y esto lo verá el público, más por la evidencia que se desprende del trabajo escénico, que por lo que se diga: es un simple trabajo de situarse en la época y en la actualidad.

Además del trabajo actoral, la obra cuenta con apoyo de algunos montajes videográficos que, en tono de humor o más ligero que el texto original, nos traen a la actualidad. Y como el tema que enlaza es el tratamiento de la homosexualidad y su visibilidad, alternan entre comunicados con el palacio real de fondo y la celebración del Orgullo Gay en Madrid.

Si la historia del rey Eduardo II es un ejemplo que reúne todo lo perverso y ejemplarizante de la represión católica, de un estado absolutista y de unas clases sociales tenebrosas e hipócritas, la corona no sale mejor parada, de manera que la conclusión tiene una doble vertiente, que pone en tela de juicio cualquier poder absoluto a partir de la falta de coherencia que emana de quienes exigen libertad para sí mismos, mientras la niegan a la mayoría, pretendiendo ocultar la realidad.

Lo curioso del caso es que, tras las acusaciones de homosexualidad del rey y la desatención a sus “obligaciones”, se esconden historias más turbias, que tratan del uso de los fondos públicos y las prerrogativas de los altos cargos, junto con la desmedida ambición de la corte. Pese al inicio de una transición hacia procesos más democráticos (hablamos del siglo XIV), los intereses económicos acaban por dar al traste con la vida del rey, pero se consigue una continuidad en un sistema monárquico, cuya corrupción se alarga hasta nuestros días, sin controles ni transparencia, con una forma de herencia en el puesto que se remite a tiempos oscuros de la humanidad.

El gran elenco de esta obra hará que el público consiga situarse en un equilibrio entre los tres tiempos que le atañen: el del rey Eduardo II, el de su autor, y el de estos instantes de lucha en las calles de nuestro país, donde se reclaman cambios en el sistema, que conduzcan a una auténtica democracia, mientras los políticos se limitan a sus negocios ignorando al pueblo, y la monarquía se esconde en una nebulosa desde la que no quiere saber nada de críticas.

El trabajo de la compañía La Saraghina de Stalker tiene momentos de gran intensidad durante su representación, que salvo en momentos puntuales no exigen tanto del público como lo que ofrecen en su actuación. Consiguen el acercamiento entre personajes y espectador@s, pero también entre intérpretes y personajes, dando la necesaria soltura al papel de cada uno y a su conjunto. De esta manera se justifican esos 120’ necesarios para llevar a cabo las sucesivas traiciones, con un extenso elenco de diez intérpretes además del director y el equipo técnico, tamaño poco habitual en salas pequeñas para cualquier compañía. Creo que la fuerza de los papeles destaca en Gabriel Moreno de rey Eduardo, e Iván Ugalde como su lugarteniente y responsable de su caída, que siendo papeles antagonistas consiguen crear mediante el desarrollo de su texto, la línea de enlace entre ambos para comprender al resto de los personajes en esta historia. Por su parte, Carmen Mayordomo asume un doble papel que se mueve entre la posición regia que corresponde a la reina, contrastando con la de sumisión a la situación en la que el rey la coloca, como un accesorio más al que utilizará para sus fines personales. Situación que se repetirá por segunda vez ante Mortimer, su amante, pero que al rebelarse ante la tercera, la que genera su propio hijo y heredero de la corona, le costará la vida. Todo lo aborda a modo de continuidad entre cada situación, sin dejar una sensación de corte en los momentos pese a aparecer en momentos de tiempo separados. Por eso creo que el trabajo va más allá del simplismo que pudiera desprenderse de una obra orientada a la visibilidad homosexual, para hablar de muchos tipos de represión, sea de aquell@s ante la sociedad, sea de las mujeres ante el machismo, sea de la ciudadanía bajo la opresión del poder. No puedo evitar hacer referencia al trabajo de Isabel Sánchez, porque se expone en primera fila al público (como algun@s otros durante la obra), para dirigir su mirada y su discurso a un@s y otr@s, con un especial desparpajo en el que marca profesionalidad sin ningún tipo de timidez, y si se equivoca en un nombre no tiene ningún problema en rectificar sobre la marcha como si de una conversación de calle se tratase, y siempre con una sonrisa en la cara, que transforma en malévola cuando corresponde cortar cabezas en la corte.

El resto, aún con papeles menores, encajan perfectamente sus momentos, así, por ejemplo, el obispo que representa Ana Trinidad es egregio y traicionero como corresponde, en la voz y en las maneras, en tanto que la bailarina Elisa Morris protagoniza un par de instantes en los que ejecutará pasajes de danza contemporánea.

En este caso he podido asistir a la obra en un espacio bastante reciente, como es Garaje Lumiere, donde han sabido aprovechar los elementos disponibles y las posibilidades que ofrece, proporcionando un tono más expansivo a su puesta en escena, y combinando diversos elementos de sonido directo, video y danza. En algunos momentos, el exceso de luz roja o de luz azul empobrecen la visibilidad y sin embargo, dentro de las posibilidades, juegan muy bien con los momentos tenues y de penumbra, en tanto que no dudan en acercarse hasta casi tocar al público incluso en escenas especialmente intensas, traspasando la cuestión iluminación a otro plano.

Veo que la compañía o algun@s integrantes son, sin duda, republican@s, pero al margen de ello logran poner objetividad para crear una obra interesante en su concepción, adaptación y ejecución que, aunque pueda entrañar algo de dificultad para su puesta en marcha debido al tamaño de elenco, merece la pena intentarlo.

Fecha: el Miércoles 8 de junio de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

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Fecha: el Miércoles 8 de junio de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

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Fecha: el Martes 7 de junio de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

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Fecha: el Lunes 6 de junio de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

Para más información:

Fecha: el Miércoles 1ro de junio de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

Para más información:

Fecha: el Martes 31 de mayo de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

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Fecha: el Lunes 30 de mayo de 2011

Horario: a las 22:00h

Lugar: Sala Garaje Lumiére - c/ Ciudad Real, 12 -Delicias- (Madrid)

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