Julio Castro – La República Cultural
Como auténticas máquinas musicales. Su estilo musical, adaptando los orígenes de aquellas décadas en que estos estilos rompedores agitaban a una sociedad norteamericana aún anclada en un pasado gris e inmóvil, transmiten fielmente el dinamismo de los sonidos, pero también del estilo que rodea y ambienta a est@s Thr Pepper Pots, y que electriza el cuerpo de quienes asisten a su directo.
Creo que las tres voces, además de los siete músicos al fondo de escena (trompeta, saxo tenor, saxo barítono, percusión, guitarra eléctrica, bajo eléctrico y teclados), son inagotables, cogen cuerda al principio de la actuación para no parar apenas más que unos segundos entre algunos de los temas, hasta llegar al final. Cada una de las tres protagonistas principales tiene su papel, su función, su estilo junto al micrófono, de manera que si Adriana Prunell es la voz que coordina, conduce y dirige al trío, Marina Torres es la energía en escena, tanto vocal como corporal, mientras Aya Sima da el contrapunto vocal con un movimiento más estilizado.
Pese a la concurrencia de componentes, la coordinación en escena es casi perfecta, de manera que se percibe que hay un duro trabajo detrás de lo musical, como también se nota que ya cuentan con un recorrido escénico que les permite llegar por segunda vez a Madrid con una gran soltura, y presentar su nuevo álbum, Train o your lover, como si fuese cosa de cada día. Un concierto de poco más de una hora basta para dejar extenuado a un público que ha permanecido con los ojos como platos mientras no dejaba de moverse a su ritmo entre cincuentero y sesentero, parejo con la estética de la vestimenta, los peinados, los movimientos y, desde luego, las voces.
Una variopinta amalgama de público se agolpa ante el escenario. Podemos encontrar de todo, desde quienes han querido traer toques de época (tanto ellos como ellas) que les ambienten en lo que vamos a presenciar, como quienes visten de calle actual. Todo vale, porque es el escenario el que va a transformar nuestro entorno.
Presenciando un concierto de The Peppers Pots, queda la sensación de haber pasado por un baile de instituto en un viaje al estilo Regreso al futuro, pero con otro tipo de diversión y mucho más cercano a nuestra realidad. No quiero que parezca que la cosa queda en la anécdota, quisiera transmitir la sensación de trabajo completo que fluye por sus voces, sus cuerpos y sus instrumentos musicales, para alcanzar a tod@s l@s presentes con sus temas musicales.
Ellas son divertidas, con un falso aspecto de costumbristas, que pese a la aparente seriedad se ríen de lo que hacen, porque su estilo es así, y porque si no, no valdría la pena montar tanto espectáculo ni derrochar tanta calidad. No agotan, hubiese seguido una hora más escuchándolas, moviéndome y fotografiándolas.