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Julio Castro – La República Cultural
Ya sea en un papel serio o en otro más serio todavía, Nacho García no puede evitar provocar la hilaridad o, como mínimo, la sensación de estar desarrollando el papel más cómico del mundo. Tanto es así que, en ocasiones, puede desatar la risa irreprimible incluso en sus compañer@s de reparto.
No es que los papeles que componen estas tres historias de Juan Pablo Heras, sean precisamente la seriedad personificada. Al contrario, son caricaturas de situaciones de la vida, llevadas a extremos o contadas con el punto humorístico necesario.
Seguramente la primera de ellas es la más elaborada y la más completa, en la que una pareja de hermanas en el transcurso de una vida de proteccionismo por parte de uno, y de extorsión por parte del otro, terminan por separarse completamente: en realidad poca tragedia hay en ello, como podremos comprobar, ya sea en las formas como en el desenlace final.
Acerca de las parejas desarrollarán un relato escénico en el que se recoge una situación que de puro real (en relación con las historias de las series televisivas) es absurda, llegando a poner a los dos personajes principales (Nacho García y Silvina Magari) en un disparadero de ruptura al haber alcanzado su punto álgido en la relación, gracias a los consejos del amigo de él… y puede que no solamente de él (interpretado por el propio autor, Juan Pablo Heras), al que contribuirá a ayudar una doctora radiofonica (Mari Carmen Ciborro), al más puro estilo de Frasier Crane.
La tercera, pareciéndome más manida (paciente fruto de error médico, que no muere en el plazo que le han dicho, pero se ha fundido bienes, capital y familia), no deja de ser cómica a manos de Javier Andrés y, de nuevo, Nacho García.
Al autor ya lo pudimos conocer hace alrededor de un año, participando de la muestra de la Escuela de Teatro LaGrada, con su texto Amnesia parcial, y más recientemente en la muestra de Nuevos teatristas españoles e hispanoamericanos, con la lectura de su dramaturgia Todos los caminos.
De los tres actores principales, creo que hay que destacar a Nacho García, con un sentido del humor que se mezcla con la manera de “estar en escena”, que conjuntan el estilo del Gran Wyoming, con el de Mariano Ozores, de manera que es realmente difícil ver su compostura sin que te conduzca a la risa en cuanto desata la mínima acción cómica. Por supuesto que Javier Andrés me parece que lleva a cabo un gran papel, en tanto que el de Silvina Magari me parece menos interpretativo, más naturalista, de forma que en ciertos momentos también le proporciona a la acción cierta mayor fluidez.
En cuanto a la escenografía… creo que recomendaría hacer como diez o doce cambios menos (es decir, apenas ninguno, salvo el de la cama y poco más), porque interrumpe y corta la dinámica cada pocos minutos, entorpeciendo la entrada del espectador en escena. Por otra parte, tampoco es preciso dejar a oscuras la sala para ello, basta con que aquellas personas que hagan el cambio de los elementos vistan discretamente y hagan su trabajo de manera fluida (insisto, muchas menos veces).
Un trío de comedias en tono ligero, que teniendo ese tan aparente espejo de la hipocresía social frente a la sinceridad, nos propone dos visiones interesantes y dos posturas entre las cuales puede elegir el público.
Sinopsis
La verdad está sobrevalorada. O eso dice mucha gente; aunque, si tienen razón, siempre nos quedará la sospecha de que nos estén mintiendo. Lo que parece fuera de discusión es que, a veces, la paz -en la sociedad, en la familia o en la pareja- se sostiene muchas veces sobre silencios, secretos o verdades calladas. Y cuando lo que está oculto sale a la luz, emerge la guerra.
Con este espectáculo queremos indagar en las consecuencias imprevisibles y funestas en las que deriva nuestro genuino amor por la verdad: las confesiones forzadas por nuestra indiscreción y que preferiríamos no haber escuchado nunca; la exigencia de una sinceridad a la que no estamos dispuestos a corresponder; y el encontronazo con un mundo que no está preparado para escuchar lo que no quiere saber. Una serie de problemas tan absolutamente serios y trascendentes que dan juego para una comedia desternillante.
Ojos que no ven… se articula en torno a tres piezas diferentes que combinan la puesta en escena con la proyección de vídeo, en la misma línea estética en la que ha trabajado Sin Red Teatro durante toda su trayectoria. En la primera, asistimos a la difícil convivencia entre dos hermanos, uno de los cuales padece una extraña enfermedad que le impide callar sus pensamientos más ocultos aun en las situaciones más inapropiadas; en la segunda, nos adentramos en el tremendo laberinto en el que se mete una pareja en cuanto deciden confesarse sus respectivos pasados como prueba de amor; finalmente, nos enfrentamos a la venganza desaforada de un paciente que ha tirado su vida por la borda tras el diagnóstico de una enfermedad terminal que no resulta no ser más que un torpe error de su médico.
Porque, en el fondo, todos queremos saber la verdad. Aunque luego nos arrepintamos de haber abierto los ojos.
La compañía
Sin Red Teatro es un colectivo teatral fundado en 1996 cuyos objetivos esenciales son el trabajo como taller teatral permanente y la realización de montajes caracterizados por la actualidad y un lenguaje directo en conexión con el público de hoy.
Como estilo teatral, SIN RED aboga por un estilo directo tanto en sus trabajos en escenario a la italiana como en sus funciones de café teatro o stand up comedy. Para ello, ha trabajado tanto con la adaptación de textos de los mejores autores en habla inglesa actual (Craig Lucas, Steven Berkoff, Barrie Keffee, entre otros…) como con la traslación a escena de guiones cinematográficos o novelas (como prueba, Cuánto tiempo sin verte -versión teatral de la película de los 90 Denise te llama- o los ya realizados sobre Vargas Llosa, Pantaleón y las visitadoras; o Charles Spaak, La kermesse heroica). Algunos de sus espectáculos, como Ciudadanos (Agobiados), basado en Kuetch, de Steven Berkoff, o Bandido, basado en la Ópera del bandido, formaron parte de la programación del Festival Madrid Sur en 1999 y 2000. Esplendor en la hierba o Solo o conmigo mismo se estrenaron en la Sala Triángulo y formaron parte de la programación de los Veranos de la Villa en 2000.
Esta mezcla de creación escénica y audiovisual, presente en SIN RED desde sus primeros montajes, ha sido y es seña de identidad del grupo.
Juan Pablo Heras se inicia en el teatro en la Compañía Sin Red. Al mismo tiempo estudia dramaturgia con Teatro del Astillero. En 1999 y 2000 colabora con ellos en los espectáculos Guardo la llave y La noche de Casandra, estrenados en las ediciones del Festival Internacional Madrid Sur de 1999 y 2001.
En 2002 gana el Premio Arte Joven con El hombre probable. El montaje de Tatatary Teatro se estrena en el II Encuentro de Teatro Ibérico en Évora (Portugal) en 2004. En 2004 gana el Premio de la UPM por El bigote de Marilyn, publicado en Estados Unidos en 2009. Tras una estancia en la UNAM (México) en el curso 2003-2004, escribe y estrena junto a varios autores mexicanos Antinavideños anónimos. Ese mismo año obtiene una beca de la Comunidad de Madrid para escribir Ataque preventivo.
En 2005, elabora para la compañía Ta3 la dramaturgia de Intemperie, que en 2006 se estrena en Madrid y viaja por escenarios de Portugal e Italia. Ese mismo año escribe Escenas de cama (seis maneras de dejar de fumar), que estrena Tatatary Teatro en Madrid. En el curso 2006-2007 obtiene la beca de Artes Escénicas de la Academia de España en Roma, donde escribe Todos los caminos, que en 2008 obtiene el Premio Valle-Inclán y en 2009 es publicado en España, Estados Unidos e Italia.
Es también autor de una versión teatral de la novela La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro, estrenada en marzo de 2011 en el Teatro Bellas Artes bajo la dirección de José Carlos Plaza.
Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés y al italiano.
Javier Olivares ha dirigido más de veinte espectáculos para Sin Red Teatro, al tiempo que desarrollaba una brillante carrera como adaptador de textos teatrales para productoras comerciales (Mi chica, Tristana, Pantaleón y las visitadoras) y como guionista de televisión de series como Los Serrano, Ni contigo ni sin ti, Robles investigador o El secreto de la porcelana. Actualmente es director de guiones para producciones de Diagonal TV en Cataluña, algunas de ellas de gran éxito, como Infidels.
Silvina Magari inició su carrera como actriz en Sin Red Teatro. También ha formado parte de distintas compañías en Buenos Aires, México D.F. y Madrid, donde ha participado en montajes estrenados en Sala Triángulo, Teatro Príncipe Gran Vía, El canto de la cabra y Sala Mirador.
Silvina Magari es cantautora. Después de cantar sus canciones en Argentina, Cuba y México, es corista de Ricardo Arjona durante dos años, en los que recorre el continente americano. Silvina Magari vuelve a España para publicar su primer disco, Ya no soy moderna. En breve verá la luz Lo que dicen las pelis, producido por BMG.
