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Julio Castro – La República Cultural
Creí que la expresión de atar un nudo con la cabeza era como lo de morderte un codo o algo así. Pero ayer comprobé que no, que es factible en el mundo de Sr. Stets, un danés que combina las habilidades del saltimbanqui, el equilibrista, el prestidigitador y el mimo, para ofrecer un espectáculo vinculado al humor, unido a los distintos objetos que maneja y utiliza en escena.
Así, podrá hacernos creer que una cuerda verde es su culebra particular, que se mueve entorno a al tubo en el que se esconde, o alrededor de su cuerpo, para acabar tratando de asfixiarle rodeándole el cuello. Igualmente, pedirá colaboración para poner en marcha sus trampas ratoniles, que se convierten en trampas para él mismo y sus pies… ¿o se está quedando con nosotr@s?
Todo sale de su gran baúl, con el que entra a cuestas en el escenario (es comprensible que pese tanto, con la cantidad de ideas que trae), y sale de ahí y también de su cabeza y de nuestra imaginación, pero lo importante o son los objetos que salen, sino el manejo y la mezcla con la que consigue hacernos reír, sorprendernos… incluso asustar un poco a veces.
Este hombre es capaz de todo en escena, tanto en el suelo como en una cuerda floja, sobre la cual puede evolucionar haciendo giros en el aire, dando volteretas, o meciéndose tumbado como en una hamaca. Casi todo va al ritmo de su música, que varía de velocidad en función de lo que le conviene o apetece, hasta que acaba por enloquecer y acabar saltando entre el público.
Casi todo funciona a base de cuerdas, o tiene relación con ellas, y parece que, como es en masculino, lo ha titulado Cuerdo, porque en realidad, no parece responder a las características mentales de este enloquecido autor. Un espectáculo que, dentro de la sencillez del montaje, tiene sus momentos de sorpresa, y de habilidad, dentro de las pequeñas historias que crea el autor y protagonista, pero sobre todo, de humor, prácticamente para cualquier edad.
Sinopsis
Un hombre entra gateando, llevando consigo una maleta en la espalda. De aquí saca 55 minutos de espectáculo con pocos elementos. Una cuerda para “malabarear”, que se comporta como una víbora. Un pececito casi vivo. Ratoneras para un número de faquirismo extraño.
Con elementos de circo, de danza, manipulación de objetos y marionetas, en la pieza Cuerdo Stets conduce al público por un espectáculo que combina el juego ligero del payaso con la tensión de una película de terror.
Junta material de varios años de espectáculo con diferentes constelaciones, y crea un solo de pocos elementos, cuerdas y ratoneras, e invita al público a entrar en su mundo. Un mundo de juego, de movimientos, de mucha sorpresa, y con la sencillez como base.
El autor
Karl Stets se define a sí mismo como “perfeccionista de lo absurdo, busco el camino más complicado para realizar cosas bien simples”.
Este danés de 35 años comenzó su trabajo circense como funambulista de cuerda floja. La cuerda le inspiró, y durante los años ha desarrollado numerosos juegos con cuerdas, desde el universo del titiritero hasta el del malabarista.
