Menú
laRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Inicio
LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Síguenos
Hoy es Martes 16 de abril de 2024
Números:
ISSN 2174 - 4092

Obama impartirá un doctorado sobre coleccionismo de terroristas internacionales… ¿te apuntas? - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Cuando meditaba en como comentar la serie documental Las razones de Cuba, el principal escollo que avizoraba era el público, el lector español a quien (en primera instancia) van dirigidos mis artículos pues “son los más cercanos” y el de otras naciones de habla castellana. Muchos años de manipulación informativa, de tergiversación de la historia y de los principales hechos vinculados al terrorismo contra Cuba, son como una página en blanco. La manipulación de la noticia, la tergiversación de la realidad o el sobredimensionamiento de los acontecimientos, se incorporan como fases que transitan en un permanente reciclado, materializado en los grandes medios de comunicación que no son instrumento, son parte protagónica de la ejecución de esta política. Vivimos en una cultura de la virtualidad informativa, basada en la integración de la comunicación electrónica, el fin de la audiencia de masas y el desarrollo de las redes interactivas. “Nos desarrollamos” en un escenario tejido por la fragmentación de las ideas, donde lo esencial se diluye, se reconduce o se encubre de manera burda hacia otros derroteros, inventados o tomados de la realidad pero expuestos con otras vestiduras. La aportación que hace el dueto Gotari-Barbáchano en su libro El Cine, es oportuna en este sentido: “Un filme no es un islote aislado de la realidad, es obra de un equipo inmerso en una problemática, en unas circunstancias estéticas y sociales precisas. Quien esté al tanto de todo lo anterior, no será manipulado y se integrará mejor con la obra”.

Obama impartirá un doctorado sobre coleccionismo de terroristas internacionales… ¿te apuntas?

Reseña del documental Ruta del terror (Primera Parte). Serie, Las razones de Cuba

Ruta del terror (Primera Parte)
Ampliar imagen

Ruta del terror (Primera Parte)

Posada Carriles: la pieza mejor valorada de su colección.
Foto: cortesía de Octavio Fraga.

Ruta del terror (Primera Parte)
Ampliar imagen
Ruta del terror (Primera Parte)

Posada Carriles: la pieza mejor valorada de su colección.
Foto: cortesía de Octavio Fraga.

DATOS RELACIONADOS

Ciclo de Documentales: Las razones de Cuba, organizado por la Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid.
Documental: Ruta del terror (Partes I y II)
Presenta y modera: José Luis García de Mingo. Vicepresidente Sección Iberoamericana del Ateneo de Madrid
Ponentes: Jesús Bayos, Representante en España del ICAP (Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos) y Araceli Escudero Beruezo, Miembro del Comité de Madrid por la liberación de los 5 cubanos presos en los EE.UU. por luchar contra el terrorismo.

Ver también: Ruta del terror (Parte II)

Octavio Fraga Guerra

En cada lugar, lo que se pedía era ‘más objetividad’. Me preguntaban
por qué no habíamos ido también al otro bando para ser objetivos.
Mi respuesta era que un documentalista debe tener una opinión formada en
cuestiones tan vitales como el fascismo o el antifascismo, debe tener
sentimientos sobre ello si su trabajo aspira a tener valor…

Joris Ivens

Cuando meditaba en como comentar la serie documental Las razones de Cuba, el principal escollo que avizoraba era el público, el lector español a quien (en primera instancia) van dirigidos mis artículos pues “son los más cercanos” y el de otras naciones de habla castellana. Muchos años de manipulación informativa, de tergiversación de la historia y de los principales hechos vinculados al terrorismo contra Cuba, son como una página en blanco.

La manipulación de la noticia, la tergiversación de la realidad o el sobredimensionamiento de los acontecimientos, se incorporan como fases que transitan en un permanente reciclado, materializado en los grandes medios de comunicación que no son instrumento, son parte protagónica de la ejecución de esta política.

Vivimos en una cultura de la virtualidad informativa, basada en la integración de la comunicación electrónica, el fin de la audiencia de masas y el desarrollo de las redes interactivas. “Nos desarrollamos” en un escenario tejido por la fragmentación de las ideas, donde lo esencial se diluye, se reconduce o se encubre de manera burda hacia otros derroteros, inventados o tomados de la realidad pero expuestos con otras vestiduras.

La aportación que hace el dueto Gotari-Barbáchano en su libro El Cine, es oportuna en este sentido: “Un filme no es un islote aislado de la realidad, es obra de un equipo inmerso en una problemática, en unas circunstancias estéticas y sociales precisas. Quien esté al tanto de todo lo anterior, no será manipulado y se integrará mejor con la obra”.

Estos teóricos del cine documental plantean una idea que desde la lógica tiene sentido, afirmando que como espectadores reconocemos y diferenciamos la realidad de la no ficción y al mismo tiempo, recapitulamos un conocimiento ya adquirido. Es decir, somos espectadores con historia.

Objetivamente esta tesis obvia un debate dentro del campo de la historiografía, en la que engarzan otras disciplinas relacionadas o afines a esta ciencia, tan necesaria en tiempos donde la verdad se tambalea sobre una gran sartén en aceite caliente.

No se puede obviar que en los últimos años, la visión que se tiene en torno a Cuba está subrayada por una fuerte y sostenida construcción de una supuesta disidencia interna (ejecutada por las grandes medios de comunicación), que debe de ser calificada como: “mercenarios al servicio de una potencia extrajera”, al servicio de la primera potencia del mundo, el gobierno de los Estados Unidos.

Nombres como Luis Posada Carriles, Orlando Boch (fallecido en abril de este año en los Estados Unidos), Ernesto Cruz León, Francisco Chávez Abarca, Otto René Rodríguez, Nader Kamal Musallan, María Elena González o Jazid Iván Fernández -entre otros-, forman parte de la lista de algunos de los terroristas cubanos radicados en los Estados Unidos, así como ciudadanos salvadoreños y guatemaltecos, que han quedado en la memoria pasada y reciente de los cubanos que para buena parte del mundo le son ajenos. Pero los nombres no son nada sin los hechos que les define. La cronología criminal de estos asalariados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), está perfectamente documentada en los anales de la historia.

La clave política e histórica de esta primera entrega, está en la perversa idea de la contrarrevolución cubana asentada en Miami, en sostener y fabricar una “oposición” dentro de la nación cubana. Esta contrarrevolución, que es continuidad y heredera de los más viles y sanguinarios esbirros del dictador Fulgencio Batista, han desarrollado en más de cincuenta años toda una escalada de actos terroristas que aspiran a desestabilizar a la nación cubana para justificar una intervención militar externa, la prueba: la fallida invasión de Playa Girón truncada en 72 horas en el año 1962.

En esta primera parte de la serie, hay dos ejes argumentales que debemos tener en cuenta. La contratación de Posada Carriles a terroristas de Centroamérica para ejecutar estos planes subversivos y la vinculación de la CIA y de los grupos cubanoamericanos asentados en Miami, que apoyan estas acciones bajo el amparo de los gobiernos de turno.

Ruta del terror (Parte I), desdobla una suma de hechos vinculados con los actores de esta entrega. Retroalimentando el eje temático con los principales actos terroristas acaecidos en más de 50 años de Revolución, desplegando una retrospectiva que está debidamente justificada para contextualizar los hechos más recientes.

Pero la hoja de ruta cinematográfica está encaminada hacia finales de los años 90, período donde se produjeron una serie de atentados en los principales hoteles y centros turísticos de la capital de Cuba.

El testimonio es la principal fuente de información de este capítulo, pero no estamos hablando de testimonios secundarios o conexos con los hechos que se abordan en el filme. Tenemos la oportunidad de conocer, -de primera mano-, las declaraciones de los terrorista que perpetraron esta cadena de sucesos, hechos que se desarrollaron el lugares tan emblemáticos como, El Hotel Nacional de Cuba y La Bodeguita del Medio, o en instalaciones hoteleras como el Hotel Capri, la discoteca Aché de Hotel Meliá Cohíba o el ya célebre Hotel Copacabana, donde murió el joven italiano Fabio Di Celmo víctima de uno de los artefactos colocados por estos asesinos a sueldo. Otras instalaciones como el Hotel Tritón y el Chateau Miramar se incluyeron en esta escalada de violencia.

La cámara se desdobla en la búsqueda del gesto, en la mano contenida de personajes execrables, que “hacían su trabajo” por 2.000 dólares por cada artefacto detonado. El sonido filtra el silencio para develar los tonos de voz. La cámara acompaña a cada uno, para socializar la manera en que gestaron estos actos. Las particularidades y modos en que hacían su labor mercenaria, son parte esencial de un filme que refuerza su papel como obra documental, como documento que contribuye a delinear la historia.

En este capítulo se incorporan las declaraciones del autor de estas acciones, (Luis Posada Carriles), quién expresa ante la periodista contrarrevolucionaria María Elvira Salazar su acostumbrada verborrea desfachatada y cínica: “Yo de cualquier hecho dentro del territorio cubano en contra del régimen de La Habana me responsabilizo totalmente”. En otra parte de su palabrería expresa: “Se están gestando otro tipo de sabotajes dentro de Cuba”.

Como es de esperar, sus palabras no tuvieron en los Estados Unidos ninguna connotación legal, estamos ante el retrato de la impunidad, ante un terrorista con una hoja de servicio acta para tribunales. Estas declaraciones son muy significativas, pues la supuesta oposición interna, era en realidad la acción de ciudadanos de la región centroamericana, pagados para hacer el trabajo sucio y construir ante el mundo una “fuerte oposición al régimen castrista”, -como suelen apuntar-, cuando se refieren a la Revolución Cubana.

El filme completa este capítulo con una declaración de la Fundación Nacional Cubano Americana publicada en el The Miami Herald, al calor de los acontecimientos que cierra (de manera acertada) el triángulo de los actores de esta suma de acciones terroristas. “Incidentes de rebeldía que durante las últimas semanas se vienen sucediendo a través de la Isla y que la Fundación Nacional Cubano Americana respalda sin ambages ni reparos tales actos”.

Ruta del terror (Parte I), completa la “familia de terroristas” asentada en Miami, con retratos periodísticos de otras organizaciones de perfil violento como Alfa 66 ó Comando F4, que continúan activas y que desarrollan con total impunidad “su agenda”, en el territorio de los Estados Unidos.

El documental tiene el acierto de construir retratos y conexiones entre estos personajes de deplorable catadura moral con las organizaciones afincadas en Miami y los Congresistas Cubanoamericanos, que juegan el papel de hacer labor de lobby para mantener una permanente política de hostilidad contra el gobierno y el pueblo cubano.

La voz en off del compañero Fidel, que sobre estos hechos realizó un discurso para el pueblo cubano el 20 de mayo de 2005, es parte de la plataforma narrativa de esta obra cinematográfica, oportuna para conducir al espectador desconocedor de hechos de este calibre, que son reiteradamente anulados o simplificados en las mass media.

La etnógrafa argentina Rosana Guber, en torno a la entrevista como instrumentación de investigación e interacción comunicativa apuntaba una idea que está materializada en este capítulo. “las preguntas y respuestas no son dos bloques separados sino partes de una misma reflexión y una misma lógica, que es la de quien interroga: el investigador”.

El arte de entrevistar es inherente del cine documental, sus cualidades como parte de un todo es esencial cuando se trata de dar a luz hechos históricos pretéritos de connotación universal, considerando que el terrorismo es una lacra que transciende las fronteras de un país.

Esta herramienta de trabajo, se integra para un resultado que busca cerrar un acabado cinematográfico donde no solo se aprecia el contenido que aborda el filme. La manera en que es tratado esta técnica investigativa en toda la serie contribuye a visualizar un sello en cada uno de los capítulos, tema que abordaré en otras partes de Las razones de Cuba.

La coherencia en la red instrumental que mueven está pieza documental, parte de relaciones profundas que le dan un sentido a la película y está reflejada a diferentes niveles siendo los significantes: el grafismo cinematográfico, la entrevista en su papel testimonial, la cronología y la retrospectiva puntual que en “complicidad” con la banda sonora, cubre esa zona de “huecos” propios del arte cinematográfico.

Para muchos de los que nos movemos en los territorios del cine documental, tomamos como referente conceptual la obra de Bill Nichols La representación de la realidad. Cuestiones y conceptos sobre el documental. Su libro, reeditado en buena parte del mundo es considerado “la Biblia del género”. En este texto, hay una idea que expresa el autor que los creadores no podemos olvidar: “El estatus del cine documental como prueba del mundo legitima su utilización como fuente de conocimiento". Esta es una encomienda explícita de la serie, la verdad ha de ser expresada y multiplicada en cada rincón del mundo.

Dentro de una dimensión universal mucho más amplia, registrar un mundo, un espacio y un tiempo en el que habitamos exige la manifestación de un ideal en nuestra cultura, en nuestra sociedad: el territorio de la verdad. Razones de Cuba, se desdobla en ese principio para ponerla en el lugar que le corresponde.

Fecha: el Martes 6 de septiembre de 2011

Horario: a las 19:30h

Lugar: Sala Úbeda del Ateneo de Madrid - c/ Prado, 21 -Sevilla- (Madrid)

Acceso gratuito hasta completar aforo

Ver más fechas pasadas

Fecha: el Martes 6 de septiembre de 2011

Horario: a las 19:30h

Lugar: Sala Úbeda del Ateneo de Madrid - c/ Prado, 21 -Sevilla- (Madrid)

Acceso gratuito hasta completar aforo

Alojados en NODO50.org
Licencia de Creative Commons