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El rastro de Lang Lang - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Lang Lang, considerado a sus 25 años como uno de los pianistas más virtuosos de la actualidad, visitó el pasado 31 de mayo el Auditorio Nacional de Madrid, acompañado de la London Symphony Orchestra y de su director, Daniel Harding. Antes de que apareciera el joven intérprete chino, la Orquesta Sinfónica deslumbró al auditorio con uno de los más hermosos poemas sinfónicos de Antonin Dvorák, la Rueca de Oro, op. 109. Con un lirismo brillante, la London Symphony rescató la música popular checa que palpita en las obras de Dvořák, y la encumbró hasta reflejar la desesperación, la alegría y la intensidad de una desdicha propia de las grandes historias fantásticas, que en este caso, aluden a una de las leyendas populares que describe Karel Jaromir Erben (1822-1870) en su libro La Guirnalda (Kytice).

El rastro de Lang Lang

Ana Delicado Palacios - laRepúblicaCultural.es

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Lang Lang, considerado a sus 25 años como uno de los pianistas más virtuosos de la actualidad, visitó el pasado 31 de mayo el Auditorio Nacional de Madrid, acompañado de la London Symphony Orchestra y de su director, Daniel Harding. Antes de que apareciera el joven intérprete chino, la London Symphony sorprendió al auditorio con uno de los más hermosos poemas sinfónicos de Antonin Dvorák, la Rueca de Oro, op. 109. Con un lirismo brillante, la London Symphony rescató la música popular checa que palpita en las obras de Dvořák, y la encumbró hasta reflejar la desesperación, la alegría y la intensidad de una desdicha propias de las grandes historias fantásticas, que en este caso, aluden a una de las leyendas populares que describe Karel Jaromir Erben (1822-1870) en su libro La Guirnalda (Kytice).

A continuación apareció Lang Lang, jovial bajo una atenta mirada y con una complicidad risueña con la orquesta que en seguida desplegó con el Concierto para piano número 17, KV 453, de Wolfang Amadeus Mozart. Fue una interpretación ágil y afectuosa, con un Lang Lang que respiraba con y para la música. Sus manos creaban parte de ella, y su cuerpo se encargó de visualizarla. El pianista recreó el Concierto con la expresión de su rostro, con unos ojos vivos que se alzaban con sus hombros y con un cuerpo que o bien se levantaba, prisionero de las manos que seguían tocando, o que bien se acurrucaba junto al piano, para emitir el pianisimo más dulce y embriagador al que le sucedía otra nota aún más tenue en un diminuyendo vibrante.

Breve pero deslumbrante, su concierto para piano nº 17 de Mozart despertó una ovación en el auditorio que él mismo, con una gran sonrisa, agradeció con una obra de Granados. Lang Lang tiene el honor de haber sido el primer pianista chino en ser invitado por la Berliner Philharmoniker, por la Wiener Philharmoniker, así como por todas las grandes orquestas estadounidenses. El pianista, que graba en exclusiva para el sello Deutsche Grammophon, ha tocado para los directores más prestigiosos de este siglo y del anterior, como Zubin Mehta, Daniel Baremboim, Yuti Temirkanov, James Levine, Lorin Maazel, Christoph Eschenbach, o Sir Simon Rattle.

Comenzó a tocar a los 3 años, y 10 años más tarde, la majestuosidad de su sonido le hizo ganar el Concurso Internacional de Tchaikovsky con la interpretación de los 24 estudios de Chopin. Pero fue a partir de los 17 cuando su nombre comenzó a ser conocido en los grandes auditorios y en las salas de música más prestigiosas, después de que una sustitución de última hora en la Gala del Siglo lo sentara en el piano para interpretar junto a la Chicago Symphony el Concierto para Piano de Tchaikovsky.

Su éxito fue abrumador y todavía hoy sigue en pie, con una gira vertiginosa que dura ya varios años y que le ha permitido volver a España, después de año y medio, para acompañarse con una de las mejores orquestas del mundo. Es de esperar que Lang Lang vuelva en marzo de 2008, con nuevo repertorio, tal y como es él: con una genialidad que comienza por la percepción del detalle y una memoria prodigiosa, y con una naturalidad que le convierten en un espectáculo ante el auditorio y que quizá por todo eso, ha hecho que su persona sea evocada si no con ternura, sí con una cordialidad que se revela nada más es evocado su nombre.

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