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Eduardo Chapero-Jackson: “La protagonista es un Quijote del extrarradio, una manera de revisitar el mito y hacerlo contemporáneo” - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

“Usé el referente del Quijote por dos motivos, por un lado porque yo, como muchos, lo sufrimos en el colegio y no es por cuestionarlo, porque luego la película apunta a todo lo maravilloso que es, sino porque me parece que se pierde tanto tiempo en la educación, no ayudando a lo primero que es lo más importante, que es ayudar a estos chicos a ubicarse, a entenderse y sobre todo a crear una relación con el arte, la cultura, la historia que les permita sentirse indentificados y que sientan que les está sirviendo para algo”. “Con un 30% de fracaso escolar algo está fallando en ese sentido. No se puede culpar a chavales desmotivados, sino que hay que motivarles por el tipo de contenidos que se les da. Y después por otro lado también irónicamente Sara es un Quijote del extrarradio, es una manera de revisitar el mito y hacerlo contemporáneo. Una chica que crece en un vacío y como lo empieza a llenar con una fantasía, algo que le ayuda a recuperar la cordura. Una fantasía que también es necesaria en esta vida”.

Eduardo Chapero-Jackson: “La protagonista es un Quijote del extrarradio, una manera de revisitar el mito y hacerlo contemporáneo

La fantasía que ayuda a recuperar la cordura, entrevista con el director de Verbo

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El director durante el rodaje de Verbo, junto a la actriz protagonista, Alba García. Foto cedida por Eduardo Chapero-Jackson.

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El director durante el rodaje de Verbo, junto a la actriz protagonista, Alba García. Foto cedida por Eduardo Chapero-Jackson.

Virginia Fernández - La República Cultural

El primer largometraje del director Eduardo Chapero-Jackson no dejó indiferente a nadie en el pasado festival de cine de San Sebastian, tanto por lo osado de la propuesta visual como por el uso de un lenguaje moderno que nos sumerge en un mundo onírico propio y a la vez cercano a los cuentos clásicos de toda la vida. A punto de proyectarse en el festival de cine de Sitges y de aterrizar definitivamente en las carteleras el día 4 de noviembre, Verbo aborda un tema a menudo presente en la literatura y el cine, como es la búsqueda de la identidad durante la adolescencia. Haciendo uso de un lenguaje poético y metafórico, trata por un lado de revalorizar las encrucijadas vitales como un medio para conocerse y crecer, y por otro, busca cuestionar el funcionamiento de un sistema educativo que no sabe empatizar, ni conectar con los jóvenes, a la hora de procurarles ese estimulo tan necesario para el aprendizaje. El director Eduardo Chapero Jackson ya logró llamar la atención con su trilogía de cortos A contra Luz, constituido por los siguientes títulos Contracuerpo (2005), Alumbramiento (2007) y The End (2008), que suman 150 premios en festivales de todo el mundo, entre ellos el de Mejor Cortometraje Europeo en el Festival de Venecia y Mejor Cortometraje de la Academia Europea de Cine. Hemos querido hablar con él y que compartiera con nosotros de viva voz como ha sido esta nueva aventura cinematográfica, con la que dice haberse lanzado al vacío. Una historia, que tal y como está contada, ha sido entendida y alabada por unos y a la vez criticada por otros. De cualquier manera, tal y como ha subrayado él mismo, su intención era hacer una película que se tomara en serio las inquietudes de una juventud a la deriva, para la que ya no se hacen historias que ofrezcan un retrato más profundo y verídico de una “generación perdida”, pero no tonta, que sigue en busca de sus propias respuestas.

¿Cuáles fueron las principales dificultades y los mayores retos a la hora de embarcarte en tu primer largometraje, a diferencia de los cortos realizados anteriormente?

El tiempo de proceso, aunque no me fue muy difícil levantar mi primera película porque con los cortos anteriores conseguí el suficiente impacto, habían conseguido llamar la atención de productores y aunque Verbo era una apuesta distinta y sobre el papel muy arriesgada, enseguida Espasa y Telecinco se interesaron por la historia. Teníamos límite de medios así que dependíamos por un lado de encontrar unas localizaciones que la hicieran viable y también de encontrar a la protagonista. Y sobre todo, lo realmente diferente con respecto a rodar un corto es la extensión del tiempo, que hace que el ejercicio mental de mantener claro el hilo argumental sea mucho más abstracto. También el envite físico que supone el rodaje, es muy cansado.

¿Qué te llamo la atención de la actriz protagonista, por qué la elegiste?

En principio estaba escrito para que el protagonista fuera un chico, pero yo estaba abierto a que fuera una chica y en mi fuero interno casi lo quería. También sabiendo que a esas edades los chicos están menos desarrollados a nivel emocional, están todavía un poco más pasmados y confusos. Las chicas tienen más capacidad expresiva y emocional. De todas maneras, lo más importante era la persona, no tanto el género del personaje. Con la directora de casting hablábamos acerca de que el personaje de la película nunca se presentaría a una prueba de casting, ya que no estaría en su naturaleza hacer eso. Entonces la idea de encontrar a alguien que encarnara a ese personaje se nos antojaba un poco como un reto, ya que por lo general las personas que se presentan a los casting son más extrovertidos y narcisistas. Entonces de repente, parece ser que Alba fue a acompañar a una hermana y se presentó a la prueba, por intentarlo. Cuando la vi grabada en vídeo me pareció que tenía una presencia muy fuerte. Reescribí todo el guión para que el personaje protagonista fuera una chica y quedaba incluso mejor. Luego estuve un mes haciendo pruebas con Alba para ver si era capaz de encarnar al personaje.

¿Qué te inspiró a escribir sobre la adolescencia, quizás el actual contexto de desubicación de la juventud o por qué simplemente te apetecía escribir sobre un tema con un trasfondo lleno de posibilidades?

Por las dos cosas, por inquietud personal, porque tuve una adolescencia en la que me sentí muy perdido y eso me marcó en la búsqueda de respuestas. Me convertí en un buscador para llenar esos vacíos. Mirando hacia atrás me da mucha pena que haya tenido que hacerlo solo, como casi toda la gente. El sistema educativo no lo toca en absoluto, como pueden ser cosas tan importantes como el conocimiento de uno mismo, la inteligencia de las emociones, como resolver conflictos en la vida… cosas que luego tienen mucho peso en tu vida. Me apetecía crear un cuento para esos adolescentes en el que pudiera transmitir algunas de las cosas que he aprendido, al menos un poquito o una esencia de algunas cosas. Una fábula contemporánea sobre la adolescencia y sobre alguien que está intentando saber quién es este mundo con preguntas muy generales y universales. Todo ello enfatizado con lo que yo veo en relación a cómo está creciendo la nueva generación, a la que se llama “generación perdida”, “generación ni-ni”… que viene a retratar una desilusión, una incertidumbre sobre el futuro. Creo que tampoco se hacen películas para ellos a ese nivel, se les menosprecia en su inteligencia. Me apetecía hacer una película que se tomara más en serio a los jóvenes.

¿En qué momento te diste cuenta que era posible y necesario fusionar diferentes lenguajes a la hora de rodar esta historia, mientras escribías el guión visualizabas esa fusión de recursos narrativos?

Cuando lo escribí tenía bastante claro por donde quería ir. Por un lado quería generar un universo propio, un universo onírico, que te puedes creer o no y que todos los cuentos clásicos tienen. Mis referentes eran por un lado El mago de Oz, donde existen cuatro personajes que ayudan un poco a la protagonista a crecer, luego Alicia en el País de las maravillas, que tiene más que ver con la abstracción de la adolescencia, ese crecer que se vuelve surrealista. También El viaje de chihiro, de Miyasaki, de este director me gusta como hace puesta en escena plástica de cosas internas, del viaje de la alquimia interior o de la expresión de la naturaleza de manera muy visual y poética, y no necesariamente lógica… Me apetecía usar el verso porque me recuerda a las historias que leía de pequeño, que juegan con la imagen y abajo las frases rimadas que te ayudan a aprender palabras, algo que tiene mucha importancia en la película, la fuerza de la palabra. En cuanto al hip hop era un elemento que me interesaba mucho, me emocionaba mucho ver como en barrios de todo el mundo se habían originado estos brotes de color en medio de la nada, donde los chavales encontraban a viva voz o pintando en las paredes su medio de expresión y casi de redención. Me parece conmovedor y algo que tiene que ver mucho con el universo en el que crece Sara.

¿Y en lo que respecta al referente dominante más obvio en toda la pelicula del Quijote, cuál era tu intención al usarlo?

Usé el referente del Quijote por dos motivos, por un lado porque yo, como muchos, lo sufrimos en el colegio y no es por cuestionarlo, porque luego la película apunta a todo lo maravilloso que es, sino porque me parece que se pierde tanto tiempo en la educación, no ayudando a lo primero que es lo más importante, que es ayudar a estos chicos a ubicarse, a entenderse y sobre todo a crear una relación con el arte, la cultura, la historia que les permita sentirse identificados y que sientan que les está sirviendo para algo. Con un 30% de fracaso escolar algo está fallando en ese sentido. No se puede culpar a chavales desmotivados, sino que hay que motivarles por el tipo de contenidos que se les da. Y después por otro lado también irónicamente Sara es un Quijote del extrarradio, es una manera de revisitar el mito y hacerlo contemporáneo. Una chica que crece en un vacío y como lo empieza a llenar con una fantasía, algo que le ayuda a recuperar la cordura. Una fantasía que también es necesaria en esta vida.

¿Crees que es necesario llegar a situaciones límites para llegar de alguna manera a despertar?

Sí, a veces las situaciones límites nos ayudan a despertar. Tomar conciencia de la muerte nos ayuda a vivir de manera más lúcida y más despierta. La adolescencia es una edad muy de testar los límites, quizás es bueno por eso tener una crisis temprana para iniciar esa búsqueda de quien eres y ubicarte, que tener una crisis muy tardía, cuando ya ha pasado mucho tiempo en tu vida. Si está bien conducida a esa edad puede ser positivo. La muerte funciona en la película a un nivel metafórico. Una persona que se siente muerta en vida y que por un instante se le cruza por la mente la idea real de quitársela. Y vemos que fuerzas se desencadenan y como el instinto vital que llevamos dentro también lucha. Por un lado una parte que quiere autodestruirse y por otro lado otra que no quiere. También está presente, de manera un poco histriónica la manipulación emocional del discurso interior, muy importante en esa lucha interna que le permitirá ganar esa sabiduría que estaba buscando.

¿Hasta qué punto Verbo ha sido la culminación de un sueño que tenías desde la adolescencia?

La semilla inicial de esta película empieza a crearse en mí cuando yo tenía 20 años, escribí la historia de un niño que crece en un sitio así. Encuentra una mansión de una belleza increíble que le llena, se enamora de ese edificio. Un día destruyen ese edificio y todo acaba ahí, en una historia casi de neorrealismo italiano, vemos como el chico está tocado ante esa realidad. No me apetecía dejar a ese chico ahí, me daba mucha pena, aunque hubiera sido muy realista. Quería ir un poco más allá y crear un cuento a partir de esa premisa, y que le ayudase a seguir y ese es el origen de Verbo.

¿Qué encuentra Sara en el centro de la ciudad que no encuentra en el extrarradio? ¿Qué es lo que tanto le fascina?

El extrarradio, es un medio de un urbanismo atroz. Cuando hablo de belleza no es una belleza meramente estética, hay una cosa profunda del espíritu. Nadie va de visita al extrarradio, eso ya te dice algo, nos dice que lo que nos hace bien es una cosa y lo que estamos construyendo es otra. Los espacios van más allá de lo práctico y lo racional, sino que además tienen que ver con lo espiritual. A Sara le embruja mucho que los edificios tengan una decoración, que tengan estatuas, que le cuenten historias… carga los espacios de magia, que es lo que ella está buscando.

¿Qué será lo próximo que hagas?

Estoy con dos guiones, pero todo depende de cómo funcione Verbo, lo que me permitirá luego hacer algo más o menos complejo. Espero ir aprendiendo y hacerlo cada vez mejor. Una de las historias es muy pequeña y contenida, me apetece mucho tener más tiempo para hablar con los actores y disfrutar más del proceso, no ir tan atacado con tanto nivel de riesgo. Me apetece hacer una cosa más intimista, en la línea de Alumbramiento. Verbo estaba más en la línea de Contracuerpo en lo que concierne la complejidad del lenguaje.

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