Blanca Vázquez - La República Cultural /
El cine es registro del presente y memoria del pasado. Capta, a su manera más o menos ficticia, los acontecimientos que acompañan al hombre, desde guerras, escándalos políticos, misterios sangrientos, filosofías varias o retratos y sacudidas sociales, como la crisis económica actual que estamos mal llevando. Este torbellino lleva una pregunta implícita, ¿Quién la generó? ¿Cómo fue posible? ¿Era inevitable? En tanto nuestra humanidad es imperfecta, era inevitable, porque la avaricia, el poder, la carencia de empatía y solidaridad es inherente a esa imperfección. Ocurre desde el principio de los tiempos, ¿diferente ahora, aunque las nuevas generaciones tengan genes más pacíficos?, no tiene por qué. El dinero es solo dinero, un papel con una imagen impresa creado para que no nos matemos por comida, comenta el mandamás John Tuld (Jeremy Irons) en el nuevo proyecto cinematográfico sobre la crisis, Margin Call, del desconocido guionista y cineasta J.C. Chandor.
Ya hablamos antes de Inside Job, el trabajo que mejor refleja la realidad de lo que se avecinaba, de manera concisa y apuntando el dedo claramente sobre causantes y cómplices. The Company Men es otro retrato que enfoca la cámara en la nariz de esos yupis que perdían el trabajo haciendo caer todo ese status que habían conseguido, algo a lo que no quieren llegar el pequeño grupo de hombres (y una mujer) protagonistas de Margin Call, aquellos que quedan de la debacle del despido de personal de una gran firma financiera, de la que podemos intuir el retrato de la norteamericana Enron. Gran firma especulativa sobre la que el documentalista Alex Gibney (Enron: The Smartest Guys in the Room) abrió las fauces para mostrar los entresijos de los altos ejecutivos de una de las firmas más importantes de Estados Unidos al embolsarse miles de millones de dólares mientras accionistas y empleados iban a la puta calle.
Margin Call es, no obstante, una ficción tomando como base la realidad actual. No tiene vocación de denunciar más allá de lo que todo el mundo conoce o intuye. Como trabajo estilístico la cinta está construida con un estilo sobrio, frío y enigmático, acorde con el ambiente de cristal y acero en el que se desarrolla la vida de estos cerebritos de los cálculos y las ventas. En cierta forma recuerda al cine del desaparecido Sidney Lumet, con diálogos nada desdeñables, predicado ambiguo, aroma de thriller y una puesta en escena teatral, además de desarrollar la acción en un tempo corto, en este caso serían las 24 horas anteriores a la hecatombe de la gran firma y el disparo de salida de la crisis económica. Si en Contagio, Soderbergh hablaba del huracán efecto del aleteo de una mariposa en la otra parte del mundo, considerando en su film más el tema de las consecuencias de la globalización que el de un virus propiamente dicho, lo mismo se podría aplicar aquí: el profundo vacío moral de la filosofía corporativa en las finanzas produce un efecto dominó que se deja sentir en toda la economía mundial, arrastrándole a usted, lector, aunque se crea fuera de la mancha.
El casting ha reunido a actores de interés en el endeble panorama actual. Hacía tiempo que no veíamos al siempre interesante Kevin Spacey, que sigue sabiendo mostrar una variante de contradicciones en sus sentimientos. Es un gusto ver también a Jeremy Irons y a Stanley Tucci sin sus habituales papeles de mamarrachos. Demi Moore da la talla de personaje frío, a la altura de sus compañeros Simon Baker y Paul Bettany. Buen trabajo de actores junto a una correcta puesta en escena, un guión conciso y esa elegante ausencia de banda sonora, manía que tienen la mala costumbre de meter en cada rincón las productoras. A tener en cuanta momentos de surrealismo del mejor Dalí, cuando dos de los mandos están en el ascensor junto a una trabajadora de la limpieza en medio de ambos; o la entrada del ejercito de "despedidores" que remiten a Up in the Air (Jason Reitman) o el intento de Sam Rogers (Spacey) por preservar algo de humanidad con su perro. Todo construido de tal forma que indudablemente capta nuestra atención todo el metraje.
Margin Call es una buena continuación de Inside Job, cinta ésta que recomendamos visionar para entender que basura es la que intentan vender a toda costa.