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ISSN 2174 - 4092

continuum…#6 - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

… “El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohibe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla” (Jorge Luis Borges, El jardín de senderos que se bifurcan)… … en 1951, el compositor de música John Cage entra en una cámara anecoica (una habitación pensada para no tener eco o sonidos externos) en la Universidad de Harvard. Está buscando un silencio absoluto, puro. Pese a lo aislado del recinto, escucha sonidos. Esto fue lo que escribió sobre dicha experiencia: “…escuché dos sonidos, uno grave y otro agudo. Cuando se los describí al ingeniero encargado, me informó de que el agudo era el funcionamiento de mi sistema nervioso, el grave era la circulación de mi sangre. Hasta que muera habrá sonidos. Y continuarán después de mi muerte. No hay que preocuparse por el futuro de la música. Manifiestamente, hay sonidos para ser escuchados y por siempre, teniendo oídos para escuchar. Mientras esos oídos están en relación con una mente que no tiene nada que hacer, esta mente es libre para entrar en el ejercicio de la escucha, escuchando cada sonido sólo como lo que es, no como un fenómeno más o menos aproximativo a una idea preconcebida”. Algo más tarde, en 1952, John Cage compone la que es quizá su pieza más conocida: 4´33”, cuyo título se corresponde con la duración exacta de la obra. Para su ejecución, los músicos (no importa el número de intérpretes) han de estar completamente quietos junto a sus instrumentos, en silencio, pues 4´33” es justamente todos los sonidos que se producen, más o menos de una manera accidental y aparentemente inconexa, en el lugar en que se está ejecutando la pieza: el zumbido de un aparato de aire acondicionado, toses, el ruido apenas perceptible provocado por un cruce de piernas, el paso de una hoja a otra en un atril, una puerta que alguien cierra, el rumor del tráfico en el exterior, la respiración de los asistentes, la apertura de la tapa de un piano, un bostezo… Es decir, no son solo los músicos, sino también el público, el mundo, quienes interpretan la obra, eliminando así cualquier barrera entre ambos. 4´33” es, por tanto y antes que nada, una invitación, no una orden. No es difícil comprender que 4´33” permite infinitas maneras de interpretación, y ninguna será igual a otra.

continuum…#6

John Cage, 4´33”, Borges, el juego…

4´33”
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4´33”

Portada de la partitura de John Cage

4´33”
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4´33”

Portada de la partitura de John Cage

Javier Serrano - La República Cultural

… “El jardín de senderos que se bifurcan es una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo; esa causa recóndita le prohibe la mención de su nombre. Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizá el modo más enfático de indicarla” (Jorge Luis Borges, El jardín de senderos que se bifurcan)…

… en 1951, el compositor de música John Cage entra en una cámara anecoica (una habitación pensada para no tener eco o sonidos externos) en la Universidad de Harvard. Está buscando un silencio absoluto, puro. Pese a lo aislado del recinto, escucha sonidos. Esto fue lo que escribió sobre dicha experiencia: “…escuché dos sonidos, uno grave y otro agudo. Cuando se los describí al ingeniero encargado, me informó de que el agudo era el funcionamiento de mi sistema nervioso, el grave era la circulación de mi sangre. Hasta que muera habrá sonidos. Y continuarán después de mi muerte. No hay que preocuparse por el futuro de la música. Manifiestamente, hay sonidos para ser escuchados y por siempre, teniendo oídos para escuchar. Mientras esos oídos están en relación con una mente que no tiene nada que hacer, esta mente es libre para entrar en el ejercicio de la escucha, escuchando cada sonido sólo como lo que es, no como un fenómeno más o menos aproximativo a una idea preconcebida”. Algo más tarde, en 1952, John Cage compone la que es quizá su pieza más conocida: 4´33”, cuyo título se corresponde con la duración exacta de la obra. Para su ejecución, los músicos (no importa el número de intérpretes) han de estar completamente quietos junto a sus instrumentos, en silencio, pues 4´33” es justamente todos los sonidos que se producen, más o menos de una manera accidental y aparentemente inconexa, en el lugar en que se está ejecutando la pieza: el zumbido de un aparato de aire acondicionado, toses, el ruido apenas perceptible provocado por un cruce de piernas, el paso de una hoja a otra en un atril, una puerta que alguien cierra, el rumor del tráfico en el exterior, la respiración de los asistentes, la apertura de la tapa de un piano, un bostezo… Es decir, no son solo los músicos, sino también el público, el mundo, quienes interpretan la obra, eliminando así cualquier barrera entre ambos. 4´33” es, por tanto y antes que nada, una invitación, no una orden. No es difícil comprender que 4´33” permite infinitas maneras de interpretación, y ninguna será igual a otra.

Si bien se ha denominado a 4´33” la pieza silenciosa, no lo es en absoluto, pues no existe un silencio puro, absoluto, como pudo comprobar Cage en el interior de la cámara anecoica. Desde lo más trivial a lo más profundo, todo tiene cabida en esta pieza. La acogida del público es dispar, desde gente que se siente estafada, hasta públicos entregados pidiendo un bis.

¿Es 4´33” música? Sí, si consideramos la música como una imitación de los sonidos naturales, ya que propone un viaje circular, una vuelta al origen de la música; no exenta, eso sí, de anarquía, de humor.

La plasmación gráfica de 4´33” podría parecer una hoja completamente en blanco. No es así: contiene pequeñas imperfecciones (el grano del papel, las trazas producidas durante la impresión…) que están en la línea del espíritu de la composición…

… “¿comen murciélagos los gatos? ¿Comen murciélagos los gatos?”, y a veces: “¿Comen los murciélagos gatos?”, es lo que se pregunta Alicia mientras cae por un extraño túnel, en la obra Alicia en el País de las Maravillas, cuyo título inicial era, desde mi punto de vista, mucho más sugerente: Las aventuras subterráneas de Alicia

… la vida concebida como un juego (acaso un juego de azar), donde no importa cuál es el objetivo del juego sino jugar…

(fragmento de Continuum…)

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