José Henríquez – La República Cultural
Una cantina mexicana que conjura a la muerte, Bailando tus huesos, de Lidia Rodríguez y Teatro en el Aire, se presentará desde el 22 al 24 de julio en la 28ª Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (Orense), tras su residencia y estreno en la sala extremeña La Nave del Duende, el pasado junio.
La Nave del Duende, una referencia
En la última semana de junio, la sala extremeña La Nave del Duende acogió en residencia a la compañía madrileña Teatro en el Aire, que concluyó en este espacio el proceso creativo de Bailando tus huesos, su último espectáculo de teatro sensorial en una trayectoria iniciada en Madrid en 2001.
En sus cinco años de vida, La Nave del Duende se ha convertido en una referencia estatal de las nuevas formas de creación y cooperación entre compañías y salas, gracias a un programa de residencias artísticas del que han disfrutado recientemente colectivos como Los Hedonistas, Onírica Mecánica, Baraka Teatro o Teatro en el Aire.
Entre marzo de 2012 y marzo de 2013, treinta compañías de España y otros países europeos aprovecharán este programa para realizar y mostrar sus proyectos. “El programa pretende ofrecer a los artistas recursos infraestructurales, técnicos y humanos para desarrollar una actividad de investigación o de creación”, cuenta David Pérez, director de La Nave del Duende.
Y continúa David: “La aportación económica que acompaña a las becas de creación, de un máximo de 1.200 euros por proyecto, está pensada como colaboración para sufragar los gastos de manutención de los artistas durante la residencia y no para cubrir otros gastos de producción. También se facilita alojamiento a las compañías durante su estancia así como asesoramiento, técnico y artístico.”
La sala fue creada y es gestionada por la veterana compañía Karlik Danza Teatro (www.karlikdanza.com) que dirige Cristina D. Silveira, quizá el colectivo extremeño de más rica e intensa proyección nacional e internacional, tanto por sus propias creaciones (Niña Frida, entre las más representadas), como por sus coproducciones con la compañía chilena Teatro del Silencio (Amloi, Purgatorio…).
Afincado en Cáceres, tras varios años de giras y proyectos con la citada agrupación sudamericana, el colectivo decidió hace un lustro abrir un espacio propio, a diez kilómetros de su ciudad, en el pueblo de Casar de Cáceres. Allí, en el Polígono La Cañada, convirtieron en teatro una nave industrial de 650 metros cuadrados, dotándola de un completo equipamiento técnico, un escenario de grandes dimensiones y un patio de butacas para un centenar de espectadores.
La Nave del Duende participa actualmente en la Red de Teatros Alternativos. Programa habitualmente espectáculos de teatro y danza para adultos, público familiar y grupos escolares, entre los que se cuentan, como primicias, las creaciones de las compañías que disfrutan de residencia.
La cantina de la Pelona
En Casar de Cáceres las actrices Lidia Rodríguez, Rocío Herrera y Laura de Casas concluyeron la creación de Bailando tus huesos, un espectáculo de teatro sensorial que conjura a la muerte afirmando la vida, inspirado en las celebraciones mexicanas del Día de los Muertos. “Ya que totalmente nos vamos, gocemos la vida”, es el lema de este cabaret de La Pelona, también llamada La Flaca, La Calva, La Huesos, que se celebra al ritmo de una guitarra, corridos y rancheras: “Ven dame un beso, Pelona, que ando huérfano de amores…”
Su creación se inició en 2010, en paralelo al último montaje del Teatro en el Aire, La piel del agua, una reproducción poética de un baño oriental, en una sesión dedicada sólo a una veintena de mujeres, que la compañía ha mostrado, entre otros lugares, en la Feria de Castilla-La Mancha, en Escena Contemporánea y el Festival de Teatro de Oporto.
A partir de una propuesta de Lidia Rodríguez y con su dirección, el proceso de creación fue sumando talleres e improvisaciones en el Centro García Lorca, de Rivas Vaciamadrid, sede del colectivo, y un viaje a Ciudad de México durante la Fiesta de los Muertos, que cuajó en la invención de una última cena laica y dionisiaca, que celebra la vida y la muerte en una cantina.
Durante dos horas, en Bailando tus huesos veinte comensales comparten una auténtica cena mexicana, con tortillas, burritos, chiles, guacamole, tequila y “sangrita”, atendida por tres excepcionales cantineras ataviadas de coloridos y hermosos vestidos y corpiños de un lujurioso luto.
Como en todos los montajes de la compañía, el público es invitado a la entrada a despojarse de sus zapatos y prejuicios.
Descalzos, los espectadores son conducidos por estas tres oficiantes a ocupar sus lugares en una larga mesa negra pintada de barrocas y brillantes filigranas, que reserva hasta el final su propia sorpresa. Sobre la mesa ondulan verdes y rojas guirnaldas carnavalescas de calaveras y huesos, coloridas bombillas de verbena.
Allí, las cantineras se multiplican como cantantes, narradoras, titiriteras, médiums y camareras, en una serie de juegos teatrales y cuadros plásticos que celebran el amor, la vida y la memoria de los huesos queridos, ironizando a la vez el terror religioso de la muerte, el menosprecio del gozar y del vivir, hipotecados para un supuesto “más allá”. Entre brindis, bocados, canciones, bailes y perfumes, se suceden los relatos y pequeñas representaciones de muertes risueñas y ridículas, eróticas y poéticas, tenues y aparatosas… y ¿por qué no?, hasta llegar al juego de nuestra propia despedida.