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Entrevista a Luis Pastor (y II): “Seguimos en guerra en muchos frentes, en el expolio, y la política viene marcada desde los resultados inmediatos de la economía” - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Estamos abocados a entendernos, esa separación entre izquierda y derecha como proyecto de futuro y para la vida futura en el mundo, o encuentra un eje común que no se incline solamente a un lado, y emerja nuevamente líderes con capacidad de pensamiento, de humanismo, de hacer cambiar eso, o desde el lado de la izquierda, como militancia los colectivos somos capaces de crear una ilusión por un futuro real, palpable, que no parta de las injusticias de las cuales parte la realidad actual, o seguiremos poniendo parches los que queramos poner parches, o despilfarrando los que quieran despilfarrar, o explotando, o dejando morir en la inanición a miles de seres humanos, o los que no tienen medicamentos, o se juegan la vida cruzando los mares, o a los que son presa de las mafias….

Entrevista a Luis Pastor (y II): “Seguimos en guerra en muchos frentes, en el expolio, y la política viene marcada desde los resultados inmediatos de la economía”

Segunda parte de la entrevista al cantautor cuando se cumplen 35 años generando álbumes musicales

Presentación de Pásalo.
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Presentación de Pásalo.

Luis Pastor y Lourdes Guerra en la presentación del disco Pásalo, en Galileo Galilei (Madrid). Foto: Julio Castro

Luis Pastor en el Homenaje a los Republicanos en 2004.
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Luis Pastor en el Homenaje a los Republicanos en 2004.

Luis Pastor en el Homenaje a los Republicanos en Rivas Vaciamadrid. Junio 2004. Foto: Julio Castro.

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Julio Castro – La República Cultural

— -Segunda parte de la entrevista a Luis Pastor para La República Cultural---
(Ir a la primera parte)


Recientemente has hecho la presentación de un documental, “Extremadura amarga”, ¿cómo puedes resumir esa visión?

Estuve 15 días en diciembre de hace dos años en Extremadura, rodando este documental, una idea de Alfonso Domingo, una productora que se lo propone a Televisión Española, con otros cuatro documentales más en España. Hecho por Pedro Guerra en Canarias, Manuel Rivas en Galicia, Gutiérrez Aragón en Asturias, Juan Madrid en Málaga y por mí. Y la verdad es que, la intensidad de esos 15 días a nivel vivencial, humano, de historias nuevas que conoces, de una realidad que crees conocer pero que te sigue sobrepasando cuando entras en contacto con los testigos que todavía siguen vivos, o con historiadores que llevan veinte, treinta o treinta y cinco años, buceando en esa realidad y conociendo a todas esas personas, con ellos te paseas te cuentan historias desde los campos de concentración en Castuera hasta todas las historias que salen en ese documental, creo que era algo que se tenía que haber hecho en los años ’80 en que se debió estar dedicando a contar la historia de los vencidos, la que no se ocultó, que se enterró, se silenció… y que ha durado a veces desde el miedo de las propias personas que vivieron aquella realidad aún hasta nuestros días. Es decir, gente mayor que aún le cuesta trabajo contarlo, y al menor síntoma de que pueda pasar algo sienten terror.

Porque aquello fue la herramienta que utilizó Franco y su ejército, y los moros, para aterrorizar de por vida a varias generaciones y que quedasen inmovilizados, que sepultasen dentro de ellos esa memoria, y no tuviesen ganas de contársela a nadie.

Creo que es una aportación (como se demostró a lo largo de los días en que se pusieron esos documentales) necesaria, que han tenido que ser la generación de los nietos en estos últimos años, quienes de alguna manera, quizá por lo que hablábamos del miedo, estén moviendo y removiendo la tierra para devolverles, aunque sea, el honor de que sus muertes, más allá de la muerte física, no ha habido una muerte de sus ideales, de lo que representaban ellos en aquel momento, a nivel humano, de concepción de la vida, de la sociedad, del mundo, de la solidaridad.

Y creo que mi impresión, sobre todo, no solo cuando hablo lo que sale en ese reportaje, que finalmente los documentales tienen un tiempo, pero con cada una de las personas, a lo mejor hay una hora de charla, es que para ellos hay un reconocimiento público, que para ellos en estos momentos es suficiente.

Supongo que a muchos se les atragantará que no sólo hagas estos trabajos, sino que los promuevas a veces. Pero cuando haces un trabajo musical o del tipo que sea ¿trabajas en solitario, tiendes a trabajar en equipo, necesitas las dos fases?

Hombre, en lo musical, en la primera etapa que es la composición trabajo en solitario, luego trabajo en equipo. Cuando vas a grabar un disco es el equipo. Y yo soy un generador bueno para la energía colectiva, quizá por mi historia, quizá por mi aprendizaje, por mi adolescencia, por mi juventud y lo que intervine en la vida pública, en la colectiva. Siento que en los años finales de los ’70, cuando llegó la democracia, yo podía haber sido un político: yo tenía madera de político. Lo que pasa es que yo tengo otra madera al mismo tiempo, que es la del ser libre y musical con todo lo bueno y lo malo que conlleva eso. Por un lado vivir del aire, de la nada, no tener un sueldo fijo; también hay que saber vivir así, y es muy difícil en la sociedad en la que nos movemos, con familia.

Y yo aposté siempre a ese lado, nunca me lo he planteado, y me han ofrecido hacer un programa de radio, estar en la directiva de la Sociedad de Autores, o de la AIE, porque de alguna manera, los que están ahí al mando, estaban conmigo en el sindicato de músicos que montamos, que fue una labor importante que hicimos en aquellos años. Nosotros, como todos los sindicalistas, acabamos en el ’75-’76 metiéndonos en el sindicato vertical para tomarlo por dentro, desarmarlo y quedarnos nosotros como líderes. Y lo hicimos, y creamos el sindicato de músicos, donde estaban CCOO, UGT y la USO, del que era yo y estaba en la directiva.

A mí me gusta cantar, y me gusta la vida que llevo, ser vago desde el lado que finalmente trabajas, porque yo soy vago estando aquí sentado, pero estando aquí sentado estoy leyendo, escribiendo, oyendo música, tocando este timple, o sin hacer nada y mirando, saliendo ahí a hacer Tai Chi. Hasta en mi propia profesión no me aprieto las clavijas, me he hecho muy cómodo a ese nivel.

Quien te conoce más de cerca dice que prácticamente, la composición es algo que te sale de dentro con una facilidad innata.

Es una intuición que está en mí, y con la práctica y el tiempo la tienes más domada, y no siempre es así, porque uno sigue sin tener la herramienta de por qué escribe, o no escribe, o por qué ha dicho eso en un poema… Eso es así porque hay un estado del alma, unas emociones, unos sentimientos, unas músicas, un recuerdo de una frase….

Y musicalmente soy un ser musical, eso sí que es verdad, que yo nací siéndolo. Hay gente que nacemos siendo seres musicales, y desde niños cantamos a todas horas y en todo momento, y eso no lo he perdido: ese alma en la que me reconozco y me oigo todavía, sobre todo cuando voy a mi pueblo, donde existen todavía las mismas calles de mi niñez, las mismas piedras, las mismas paredes y los mismos ecos y reverberaciones.

Yo que canto a todas horas por la calle, cuando voy al mercado a comprar por la mañana, y estoy en la cola de la carnicería tarareando, en la caja, con la cajera… Eso siento que no lo he perdido, por tanto el ser poético sé que lo he aprendido, por lo que sé que mi triunfo de comenzar musicando a poetas en los ’70 a partir de los ’80 seguir musicando, no tanto a poetas conocidos sino a amigos más cercanos, y empezar yo a escribir y a contarme hasta que yo he sido musical. Eso siento que ha sido un aprendizaje: desde la lectura de la poesía, ponerte todos los días en tu diario, hasta tirarte todas las tardes media hora escribiendo. Pero lo otro está en mí desde que nací, y eso es lo que yo siento que quiero seguir haciendo, para mí, hacer un documental de vez en cuando, es algo que me puede apetecer porque es otra manera de entender tu trabajo y salir de ti, pero dedicarme a eso todos los días y machacando eso, no me apetece: si puedo seguir viviendo de mi cante y de mi música, sólo pido eso.

¿Con qué músico te has sentido más cómodo, más cercano, a la hora de trabajar?

Con muchos. Porque soy una persona cuya escuela es la vida, y por tanto, he conocido a muchos compañeros con los que compartir ratos de guitarra, de gustos, de canciones, y no hay uno. Sí es verdad que en los años ’90 para mí hay un encuentro clave, que es Pedro Guerra, al cual invité una vez a cantar conmigo, que estaba en el bar del teatro María Guerrero, en noviembre del ’92, porque ha venido de visita de Canarias a Madrid y nos conocíamos, y le dejo, como siempre hago en los bares (siento que el músico tiene la obligación de ser generoso, y si hay alguien que conoces que canta, que hay una afinidad, el público tiene que escucharle, y eso lo he practicado siempre y lo sigo practicando), y ese día recuerdo que me quedé hechizado con una canción que cantó Pedro, con sus armonías, con su melodía, con cómo movía las manos en una canción que se llamaba Peter Pan y que yo veía tan cercana a mi mundo musical y venía queriendo aprender de los brasileños (D’javan, Caetano, Gil, Milton Nascimento) y ese cabrón ya lo hacía con menos años que yo y lo hacía muy bien.

Creo que ahí me pilló en un momento, te suele pasar, que tú te sientes en la encrucijada, que estás agotado musicalmente o tu inspiración no es tanta, y si compones te repites, y a mí no me gusta repetirme. Y tanta fue la sintonía en lo que veía que él hacía musicalmente, que decidí irme a vivir a Tenerife, darle mi diario, y musicó en 15 días 18 poemas. De ahí hicimos “Diario de a bordo” a los tres años, porque era un momento en que le dio tiempo a él de venirse a vivir a Madrid, que le conocieran, quedarse en el Libertad con mi día que acabé dejándoselo, y a grabar.

En ese momento el cantautor vuelve a estar de moda, pero es el cantautor joven, no el que yo represento. Sin embargo, creo que es clave para mí el aprendizaje, lo que yo aprendo en el desencuentro: cómo me da alas a mi voz, porque tengo una tesitura muy amplia y muchos registros, y puedo cantar muchas cosas, lo que pasa es que siempre he estado muy limitado por mis propias estructuras y armonías. Y con él y con sus nuevas armonías (que por supuesto aprendo e incorporo a mis futuras composiciones) siento que mi voz coge algo. Creo que ese encuentro marca lo que ha sido mi trabajo en estos años, que luego se ha repetido en algunos trabajos (con los cubanos de Habana abierta, con Leo Minas de Brasil, con Chico César) con músicos diferentes que siento que estamos en la órbita.

Y ahora que citabas las salas de Madrid ¿qué demonios está pasando con las salas de Madrid pequeñas, de cantautores?

Ya hubo años desde el final de la década de los ’80, cuando se cerró el Elígeme, y cuando nos movilizamos contra el Ayuntamiento, contra Álvarez del Manzano, y contra aquél, Matanzos que tenían. Entonces ya había un intento de cerrar ese tipo de salas.

Creo que esos reductos de libertad comprada que son los bares, reductos culturales donde cabe la fotografía, la pintura, los cuentacuentos, los cantantes, las pequeñas representaciones teatrales, los monólogos, los sketch, creo que en estos años los espacios han ayudado a ser el laboratorio desde donde gente ha podido dar el salto y entrar en otros circuitos. Es el papel que cumplen: dinamizar la cultura de las ciudades donde se crean. Yo no vengo de los bares, empiezo a cantar en ellos en los ’80, a partir de mi vuelta, y en el ’84 en el Elígeme y se convierte en la casa nuestra, porque estamos a todas horas hasta las cuatro, cuando cierran nos quedamos dentro los cantantes y eso es un reflejo y una publicidad en toda España, y se abren bares, o los que eran de Jazz se abren a los cantautores. Somos “la vieja guardia” los que tenemos preparados esos locales para cuando llegan a principios de los ’90 la nueva generación de cantautores. Gracias a eso que se consiguió a partir del Elígeme hay una red de pequeños locales que dan posibilidad a la gente nueva para que pueda cantar. Como hay mucha oferta más allá de las realidades que se han plasmado (recuerdo un programa que hizo Carmen Peire que era “En ruta”, en colaboración con la AIE), se coordinan y se subvencionan esas ayudas a los bares, y finalmente, hay tanta demanda que los pobres músicos a veces tocan por las copas. Es una realidad que ha estado muy bien durante años, pero no ha crecido, sino que se han ido cerrando los bares y creo que ese es el reto de este país, crear una red como en Francia, Alemania o en otros sitios, no sólo desde esos bares, sino también desde esa política que pudo tener “En ruta”, por ejemplo, aplicándola a todos los centros culturales que hay en este país, que son muchos. Casas de cultura, centros cívicos, que a veces sólo son reflejo de clases de inglés o de macramé, pero que tienen instalaciones, y funcionan con programaciones culturales propias. Creo que falta una coordinación estatal y de comunidades autónomas, donde un cantante, desde sus diferentes propuestas, económicamente no muy altas, puede empezar en una punta del país y acabar en la otra.

Nos tienes mal acostumbrados, desde hace muchos años, a un disco cada año, año y medio. El último año ya fue el exceso de sacar dos (no muchos lo hacen) ¿Qué trabajo preparas ahora?

Llevo unos tres meses trabajando para un disco que no es mío, el segundo de La Negra, una cantante gitana de Elche. Nos conocimos en febrero, que fui a Lanzarote a presentar en Tías, el pueblo donde vive José Saramago, el disco-libro con los poemas de José, el mismo día que él presentaba su último libro de “Pequeñas memorias”. Ese día también cantaba allí La Negra.

Habíamos tenido una charla meses atrás con un manager de Las Palmas, un día que La Negra (yo la conocía por su primer disco) estaba probando sonido en un teatro, cantando una canción mía, “Tiempo y silencio”, del disco “Por el mar de mis manos”, y me llamó y me dijo “que está aquí cantando un tema que dice que es de Cesarea Évora (porque ella lo grabó) y yo le he dicho que es tuyo y te quiere conocer”. Y nos vimos ese día en Lanzarote y enseguida nació el flechazo de sintonía y energía.

Ha estado por casa, hemos convivido dos semanas diferentes, hemos trabajado juntos y llevamos unos siete temas compuestos para su nuevo disco. La verdad es que, salvo una canción hecha expresamente pensando en ella, las otras las podría grabar y cantar yo.

Cuando estuve en el Teatro Nacional de Lisboa en febrero o marzo, con la Orquesta Sinfónica de Extremadura, con siete canciones (seis del disco de Saramago y “Ángel caído”, canción de Pedro y mía) para mí fue una experiencia inolvidable, que me deslumbró.

Tan fácil lo vi, (ensayamos en Mérida tres cuartos de hora, Lourdes cantó sin ensayar), lo grabé con una cámara, lo veo de vez en cuando y en ese momento me ilusionó tanto que pensé grabar un directo en septiembre u octubre con la Orquesta Sinfónica de Extremadura arreglando un par de canciones más.

Lo que pasa es que, la realidad de la economía marca también el calendario de tu propia música. Cada vez que grabamos un disco en esta familia nos hacemos un agujero económico grande de dinero prestado, que aún no hemos ganado pero ya tenemos, con la Sociedad de Autores, con las editoriales… Y sería un inconsciente si este año sacase ese disco. Las puertas siguen abiertas, el está el mismo director, el entendimiento entre ambos fue perfecto, los chavales son encantadores, hay mucha gente joven. Y yo creo que este año, en Extremadura, donde no he presentado aún el disco de José, habrá alguna ocasión más de cantar con la Sinfónica. Es una idea que está ahí.

Por otro lado no tengo prisa, tengo mucha obra desconocida, siento que mis canciones están por descubrir para una mayoría del público. De alguna manera somos minoritarios, con una media de 10.000 que compran tus discos. Si yo no grabase de aquí a diez años, viviría de mis conciertos sin grabar, con todo lo que tengo compuesto. Pero está claro que si estoy componiendo para La Negra, al año que viene estaré componiendo para mí. Y este verano escribiré cuando me vaya a Güímar, a Tenerife, al puertito de vacaciones, y retomaré mi diario, y supongo que grabaré un disco (no sé cuándo) pero lo cierto es que las pautas de los años que van a pasar no las marca tu deseo de grabar, sino la realidad.

Y la misma realidad del mercado de la música. Quizá el futuro está cambiando tanto que el propio CD ya no va, y tienes que plantearte Internet, y que la música llegue por otros lados. Creo que encontré el camino con mis libros-disco, que es un trabajo que hace que, en un mundo donde el disco está devaluado y no dura ni un año, ni a veces tres meses y luego se va a la papelera, he conseguido con ese formato alargar la vida de mis trabajos. El año pasado se dejó de reeditar “Diario de a bordo”, desde el año ’96 que salió. Si tuviera dinero estaba reeditado. Cuando voy a mis conciertos y tengo mis discos, me lo van a comprar igual que me compran el de José Saramago. Por tanto, creo que esa fórmula está ahí y la vengo manejando desde hace muchos años. Sigue siendo el camino: la independencia, hacer lo que quieras, como quieras, utilizar las nuevas tecnologías si sabes, y seguir viviendo sobre todo del directo.

En futuribles del otro plano ¿cómo ves desde este lugar tan próximo a Vallecas la situación política internacional y nacional, tras aquella aventura de Cultura Contra la Guerra, donde también estuviste en aquél momento?

Creo que todos estamos equivocados, no en este país, sino en el mundo. Nos estamos cargando el planeta por un lado, estamos favoreciendo, desde esta economía global que se ha montado entre los liberales y la libre empresa y la globalización… Es decir, que haya unos líderes desde el lado humano que planteen la realidad tal y como es, y que hagan que el giro desde la propia política haga cambiar los mecanismos que hacen funcionar la economía del mundo.

Seguimos en guerra en muchos frentes, en el expolio, en que la política cada vez viene menos marcada desde los propios gobernantes y mucho más desde los resultados inmediatos de la economía de la explotación, especulación, cambio de sedes de multinacionales porque interesa que estén en otros países porque la mano de obra es más barata, porque el sindicalismo no existe…

Todo esto está generando un caos mundial. La iniciativa desde la izquierda en el mundo tiene dos frentes, uno más extremista, que tiene su presencia en esta última década en Latinoamérica, con exponentes de nuevos intentos de socialismo desde partidos únicos, como el caso de Chávez y estas nuevas aventuras, que desde la frivolidad de los medios de comunicación, si solo quieren darte el lado malo te lo dan (y evidentemente te escandalizas, y yo soy el primero en escandalizarme con otros cuando vemos que a un canal de televisión se le quita la licencia “porque lo digo yo y ya está, porque no quiero que hables mal contra mí”).

Pero lo que es cierto es que estamos abocados a entendernos, esa separación entre izquierda y derecha como proyecto de futuro y para la vida futura en el mundo, o encuentra un eje común que no se incline solamente a un lado, y emerja nuevamente líderes con capacidad de pensamiento, de humanismo, de hacer cambiar eso, o desde el lado de la izquierda, como militancia los colectivos somos capaces de crear una ilusión por un futuro real, palpable, que no parta de las injusticias de las cuales parte la realidad actual, o seguiremos poniendo parches los que queramos poner parches, o despilfarrando los que quieran despilfarrar, o explotando, o dejando morir en la inanición a miles de seres humanos, o los que no tienen medicamentos, o se juegan la vida cruzando los mares, o a los que son presa de las mafias….

La verdad es que, hoy día, en el triunfo del fin de siglo pasado de una manera de ver el mundo, que es el lado capitalista, todavía no hemos encontrado una alternativa a esto desde nuestros núcleos más cercanos hasta las estructuras mundiales.

En el año 2004, desde Coslada hasta Atocha se generó un eje tremendo con la consecuencia de 192 muertos, pasando por tu Vallecas, o por tu Entrevías, tu antiguo barrio ¿qué música le ponemos a esto?

Pues la música de las lágrimas, de la impotencia. Estaba en Sao Paulo en esos momentos, grabando lo que luego se convirtió en el disco “Pásalo”, que se llamó así por todos los mensajes que recibí esos días de la gente de Madrid, y los días sucesivos cuando las elecciones. Había alguna canción en ese disco que hasta cambié para hacer referencia, “Se te enfría el café”, que hablaba del miedo. Creo que yo no podría ponerle música, porque cuando ya vine aquí, hicimos un homenaje en el Pozo del Tío Raimundo, y aparte de poder cantar dos canciones, cada vez que hablaba lloraba. Para mí son las músicas de las lágrimas.

Vivo en Rivas y el tren pasaba por aquí. La madre de mi hijo mayor coge el tren a esa hora y se salvó por uno que se quedó parado. Si hubiera cogido el de antes, lo más seguro es que mi hijo no tuviera madre tampoco. Las madres, los hijos y los familiares de muchos amigos, porque desde Alcalá de Henares que tengo a mi hermano y más gente, hasta Atocha, de alguna manera son las calles de mi niñez, mi juventud y madurez, de muchos años.

Para mí fue terrible estar lejos. Si hubiera estado aquí, hubiera llorado en ese momento y lo hubiera asimilado de otra forma. Al estar fuera y volver fue muy duro para mí, no puedo con ese tema, me sobrecoge, cuando estoy con vecinos, con gente, se me saltan siempre las lágrimas.

¿Crees que quien miente con este tema lo hace conscientemente o ni siquiera es capaz de valorar lo que está diciendo?

Lo hacen conscientemente. Los políticos, si hay algo que no tienen, es sinceridad, entonces nos dieron muestras en esos días de la gran mentira que siguen queriendo mantener aún hoy cuando casi está terminando el juicio, y los insultos que ha recibido y sigue recibiendo Pilar Manjón por parte de mucha de la derecha de este país. A ellos que se les llena la boca de víctimas, hacen clases dentro de las mismas.

Creo que ese error lo pagaron perdiendo las elecciones. Eso fue así y es inamovible, pero el tiempo dirá si esa forma de hacer política estos tres años, desde insistir en aquella mentira y utilizar a las víctimas y al terrorismo como fuerza de choque contra un gobierno, y aún en las propias elecciones, les ha dado resultado aquí en Madrid, por lo que se ve, pero finalmente, el tiempo nos dirá si ese es el camino.

Creo que cuando Zapatero, desde su valentía, ha hecho cosas por avanzar en leyes en este país, a eso no se le da importancia ni sale a la luz. O cuando sigue apostando por la paz, en lugar del enfrentamiento, creo que es la única opción cabal que existe para dar salida a algo que no es sólo cuatro locos, sino algo sustentado por una realidad de años y años enquistada en una base social muy amplia. Si no, sólo hay que ver los votos que consigue la izquierda que teóricamente apoya a ETA. Por tanto, la política es el arte de negociar, no sólo el de enfrentar, y la única salida en este país para acabar con el terrorismo es la negociación. Los jueces están bien, la policía también, mientras no se llegue a un final negociado, pero nadie queremos mañana saltar por los aires con una bomba, ni aquí, ni en el País Vasco, ni en ningún lado, por tanto, el enfrentamiento y la violencia como única vía de salida te pone en el mismo lugar que a los propios terroristas y así es la realidad de muchas guerras ¿quién te dice a ti que esto no acabe siendo una realidad de guerra siguiendo por ese camino?

Tal y como decías, en su momento, pierden las elecciones por las mentiras que están contando, pero parece que da resultado la misma estrategia al cabo de tres años y que la memoria es algo muy frágil en el ser humano. Hay una ley pendiente de esta legislatura que parece que está un poco en el aire con un hilo muy fino colgando, la Ley de la Memoria Histórica. ¿Crees que realmente habrá justicia con minúscula o con mayúscula en este país?

Hombre, esa ley que ha estado parada y estancada durante tiempo, ha tenido un acuerdo del PSOE con IU y algunos otros grupos hace meses, y tiene unos mínimos. Creo que por primera vez hay un mínimo de justicia legal. Es decir, aunque no anule esos juicios, pero sí condene la utilización de los juicios sumarísimos que acabaron con la vida de muchos seres humanos, creo que a ese nivel, la ley estará ahí. Otra cosa es que mañana el PP gane por mayoría absoluta gane y tire atrás esa y otras, como ya lo hizo Aznar en sus cuatro últimos años.

Y ¿llegará esa República que tantos queremos?

Yo creo que llegar a esa República entra dentro de los sueños utópicos de la izquierda de este país. Hoy día, en este momento y en este mundo en que vivimos, es un sueño utópico, pero en ese camino de la utopía, a lo mejor vives esa realidad en el camino, en la consecuencia de ese sueño.

Creo que es una realidad que generaciones futuras tendrá posiblemente una llegada de la República, pero a lo mejor no en este momento, mientras viva el rey Juan Carlos. Creo que ha sido una pieza en el camino de los 30 años de democracia de este país, según los historiadores una pieza clave en algunos momentos. Está ahí, vivimos en una sociedad que nos permite sentirnos republicanos aunque el presidente de la República sea un rey.

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