Julio Castro – La República Cultural
Diana Cardoza, una mujer algo retraída, con problemas que apenas vamos conociendo a través de la sesión de hipnosis y la charla que su psiquiatra va manteniendo con ella. Algunas cosas raras pueden observarse en lo que van tratando, pero no descubriremos mucho hasta que la historia de esta mujer avance y se desarrolle.
Cuatro mujeres más comparten su espacio vital en casa, y aquí la cuestión comienza a ser algo más extraña, ya que todas visten igual, cada una tiene un carácter muy diverso y el trato entre sí es algo sorprendente. Desde Petra que permanece encerrada por las otras, a Sabueso, de carácter muy arisco y agresivo, tenemos también a Olga, la más dependiente y tímida, infantil se podría decir y a Julia, que ejerce el papel más controlador, dominante y organizador del grupo.
La cita de Diana con Medardo, una cena en casa de ella, desatará la situación que conducirá al desenlace de la trama.
La compañía Artes Escénicas, con Sheila Beltrán en la dirección, ya vino a tratar de una forma curiosa el anterior montaje, Metamorfosis, en el que el absurdo de Ionesco se transformaba en surrealismo, con una fuerte dosis de humor e ironía en los personajes y el desarrollo. Ahora esta Opción múltiple, a partir de un texto de Luis Mario Moncada, Sheila nos conduce a través de una estupenda comedia en la que el público debe situarse en un lugar neutro, donde asuma que la mayor parte de los personajes que intervienen tan sólo estarán en la cabeza de la protagonista principal, Diana Cardoza (en este caso José Ovejas), pero que so una ficción en la que cada personalidad de aquella proviene de un trauma infantil que desdobló su imaginación en cinco mujeres, algunas de las cuales ignoran la realidad de su pasado (como la misma Diana), pero otras se encargan de esconderlo tras ella, impidiendo su sanación; en realidad, sus personalidades no quieren abandonar ese plano surrealista y desaparecer: se niegan a “morir” dentro de su huésped.
Por si faltara algo, la directora ha querido crear estos cinco personajes con hombres, lo que le da un toque más humorístico al asunto, pese a que cada cual asume perfectamente su papel. Así, además de Diana, Julia es interpretada por Rainiero Avero, Petra por Manuel Monteagudo, Olga por Adrián Mateo y Sabueso por Gejan Blanco. Además contamos en el reparto con Medardo (la cita de Diana), a la que da vida Rafa Bueso, y el doble papel de comerciante y psiquiatra, a los que encarna Carlos Gomáriz.
El juego de la compañía está servido y nada se pierde desde el momento en que queda aparente que nos encontramos ante un síndrome de personalidad múltiple, sino que cobra mayor interés, porque, además del trabajo escénico, acabaremos tratando de buscar las incoherencias que no existen en los papeles frente a otros personajes, a la vez que se difumina la realidad de que las mujeres en escena son actores y no actrices. Un cúmulo de despropósitos en la narración divertirá al público, a la vez que mantienen la curiosidad del desenlace hasta los últimos momentos.
Pese a todo, enormes las diferencias con respecto a su anterior trabajo, parece demostrar que son un espacio vivo que evoluciona hacia lugares muy divergentes.