Menú
laRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Inicio
LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Síguenos
Hoy es Viernes 29 de marzo de 2024
Números:
ISSN 2174 - 4092

El camino del compromiso revolucionario del arte en Josep Renau - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

A veces la vida da unos giros que llevan al lugar opuesto de aquél que esperamos y tratar de de condicionar a los jóvenes creadores puede tener unos resultados realmente inesperados. Así parece que ocurrió con el joven Josep Renau que, hijo de un artista inmerso en una escuela muy clásica, fue introducido en ese mundo desde su infancia a fin de generar en él una línea continuista de lo que su progenitor hacía. Habida cuenta que José Renal Montoso era un restaurador (considerado como un mediocre pintor), profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia, las influencias recibidas por parte de su hijo, José Renau Berenguer, habrían de venirle de otro lugar. Así, en 1920 y superado el examen de ingreso, accede a la Escuela de Bellas Artes a la edad de 13 años, donde encuentra un conjunto de estilos que poco podían innovar en su pensamiento creativo. Es de suponer que, para un joven que entra en plena edad adolescente, encontrarse cara a cara con lo peor de aquello que rechazaba de su padre, por caduco y detallista de su labor, generase en su espíritu artístico una vena de clara rebelión que culminaría con la expulsión temporal de la Escuela.

El camino del compromiso revolucionario del arte en Josep Renau

Las primeras épocas y los condicionantes del autor valenciano

Jeanne Jebuterne con el sombrero
Ampliar imagen

Jeanne Jebuterne con el sombrero

Obra del pintor Modigliani titulada Jeanne Jebuterne con el sombrero. Se pueden adivinar los paralelismos en el diseño y el motivo, sobre la obra “Sin título”, de Josep Renau, de 1926.

Sin título
Ampliar imagen
Sin título

Obra gouache sobre cartón de Josep Renau, realizada en 1926, perteneciente al IVAM.

Click en las imágenes para ampliar
DATOS RELACIONADOS

Fecha: hasta el 30 de marzo de 2008
Lugar: Sala de Esposiciones del Museo de Arte Contemporáneo del Cuartel del Conde Duque
Dirección: c/ Conde Duque (Madrid)
Metro: San Bernardo, Noviciado ó Plaza de España
Horarios: 10:00 – 14:00h y de 17:00 a 21:00h
Entrada: Gratuita

Julio Castro – La República Cultural

A veces la vida da unos giros que llevan al lugar opuesto de aquél que esperamos y tratar de de condicionar a los jóvenes creadores puede tener unos resultados realmente inesperados. Así parece que ocurrió con el joven Josep Renau que, hijo de un artista inmerso en una escuela muy clásica, fue introducido en ese mundo desde su infancia a fin de generar en él una línea continuista de lo que su progenitor hacía. Habida cuenta que José Renal Montoso era un restaurador (considerado como un mediocre pintor), profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia, las influencias recibidas por parte de su hijo, José Renau Berenguer, habrían de venirle de otro lugar.

Así, en 1920 y superado el examen de ingreso, accede a la Escuela de Bellas Artes a la edad de 13 años, donde encuentra un conjunto de estilos que poco podían innovar en su pensamiento creativo. Es de suponer que, para un joven que entra en plena edad adolescente, encontrarse cara a cara con lo peor de aquello que rechazaba de su padre, por caduco y detallista de su labor, generase en su espíritu artístico una vena de clara rebelión que culminaría con la expulsión temporal de la Escuela.

Y aquí es, probablemente, donde viene uno de los sucesos más definitivos que forjarían el tipo de obra que describirá el estilo de Renau, si bien, el carácter que ha de ir aparejado con ella vendrá más tarde de la mano de otras experiencias. Así, Renau padre decide ponerle a trabajar en las Gráficas Ortega, a modo de castigo por su expulsión y por su actitud, gracias a lo que el joven Renau, con sus 15 años, accede a otro tipo de trabajos que apuntarán ya a su labor de grafista y cartelista que habrá de ser el que más le defina en el futuro.

Regresado a Bellas Artes, consigue graduarse a los 20 años, siendo premiado con algunos de los mejores premios con dotación económica. Es importante también conocer que en su rebelión fue acompañado por otros compañeros, entre los cuales Manuela Ballester, con la que luego contraería matrimonio. Es de suponer que este tándem serviría para reforzar sus tendencias artísticas y de opinión.

La trascendencia de esta primera trayectoria se hace fundamental a la hora de comprender, tanto el estilo artístico de Josep Renau Berenguer, como el posicionamiento y el compromiso que habrían de marcar toda su línea de vida artística y política, como puede comprobarse en el conjunto de su obra.

Si bien algunas obras de su primera época pueden servir para corroborar aquel estilo impuesto por la época y por la influencia paterna, además de contrastar el dominio de algunos otros estilos más primigenios, queda claro que en la exposición a la que hacemos referencia sobre su vida y su compromiso, ese momento no tiene más trascendencia, ya que rápidamente comienza a definir su propio estilo, con las más claras influencias del cartelismo en el que estaba inmerso.

Entre 1925 y 1929 mantendrá esta línea influenciada por las artes gráficas para las que trabaja, con un estilo muy propio, pero que habrá de avanzar a otros planos. Sorprenden en la exposición obras como el retrato de mujer marcado como “Sin título”. Se trata de un guache sobre cartón del año 1926 que parece trasladar el estilo de Modigliani a los momentos del retratismo cubista. Tanto es así que es fácil observar concomitancias del diseño de la obra con obras como el retrato de “Jeanne Hebuterne con sombrero” o la con “Jóven muchacha”, de Modigliani (por poner tan solo dos ejemplos). Pero podemos observar fácilmente esa síntesis de diseños rectilíneos que marcan todo elemento que se sale de los rasgos del rostro, bien próximos al cubismo. Probablemente no entre esta observación más que dentro de lo meramente anecdótico, si bien sirve para recalcar la facilidad y la sencillez con la que aúna el autor sus influencias ya a una edad tan temprana, consiguiendo prestar al observador su imagen de conjunto de estilos.

La obra de esta época, bajo la firma de Renau Beger (una adaptación de su propio apellido materno) es realmente sorprendente por la unidad que va conformando en los carteles que se han reunido para la exposición. Sin embargo no deja de experimentar estilos y técnicas, ya sea con las estampaciones de tinta sobre papel (el conjunto de “todos” “no” “los” “hemos”) u otras obras como el tríptico de 1929 que realiza con Francisco Badía y Antonio Ballester y que lleva por título “Yo soy el camino”. En lo que a los carteles se refiere, es importante indicar el paralelismo existente con las tendencias de ese momento en otros lugares, baste señalar las similitudes (tal vez influencias, tal vez concomitancias de la época) con diseños como los recogidos por la marca de cigarrillos Gitanes, que se ve reflejada en diversas obras y distintos momentos, como el “Cartel de fiestas genérico”, de 1930. Pero este último período se encuentra ya enmarcado en otra época del autor, porque primero ha tenido que pasar por diversas experiencias. Así, es difícil concebir en aquel momento que, un joven artista como él sea apadrinado para realizar una exposición de su obra en el Círculo de Bellas Artes, a los 21 años, y con un tremendo éxito. Y pese al éxito, ya en ese momento está cincelándose en el joven artista unas influencias nuevas y diferentes, con aires que traen las influencias cubistas, pero también las tendencias políticas que le llevan a relacionarse con la CNT. Es en esta época donde ya ha comenzado a hacer colaboraciones con revistas y publicaciones en las que va dejando patentes también los trazos de su ideología que nunca abandonará los principios revolucionarios que indicaban su carácter desde bien adolescente en el arte, y que ahora se trasladan a la actividad personal y social. De esta manera, el descubrimiento de un libro como El arte y la vida social, del socialdemócrata ruso Gueorgui Plejánov, llevan al pintor al marxismo que le conducirá a afiliarse bien pronto al Partido Comunista de España.

Pero esto va más allá, dado que, como se puede ver, traslada a su pensamiento y a su modo de vida la necesidad de ofrecer y también de exigir el compromiso del mundo del arte y de la cultura que, en algunas ocasiones, le enfrentará en dialécticas políticas con sus coetáneos. Es a partir de esta época que ofrece una visión de su obra más compleja y más completa, pero además, lleva a cabo colaboraciones que, de manera explosiva, van reproduciéndose en diversos medios de la sociedad del momento, como veremos en sucesivos artículos. De esta manera, colaborará con la Agrupació Valencianista Republicana y se adhiere al “Manifiesto dirigido a la Opinión Pública y Poderes Oficiales”. Ya estamos en la España de 1931. Sigo recomendando encarecidamente que se vaya a ver la exposición mientras se tenga ocasión, pero también que se revise el interesante catálogo (más un libro da artículos sobre Renau que un catálogo, pero que incluye las obras) y la bibliografía de referencia, en tanto haya posibilidad.

Alojados en NODO50.org
Licencia de Creative Commons