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Argo, comienza la carrera hacia los Óscar - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Decía hace poco que cobra gran importancia, ahora más que nunca, informarse sobre el cine que se ofrece en cartelera. Precios altos para bolsillos ajustados, lo que no debe impedir disfrutar del buen cine. Como el que ha facturado el actor-director Ben Affleck, que lleva camino de coger el relevo de Clint Eastwood. En su tercera película, Affleck va rizando el rizo del dominio cinematográfico, y ha presentado un film que, damos por seguro, ocupará una importante plaza en los próximos Óscar. Argo es un ejemplo de buen cine, de cine de vocación realista y hechuras clásicas de finales de los setenta (con incremento del grano muy al estilo de Todos los hombres del presidente), con una tensión que pocas cintas repletas de efectos especiales consiguen. Argo es un cine que hace tiempo, la que suscribe, no veía. Una evasión en toda regla. Si como actor Affleck no ha mostrado un interés especial en producciones exquisitas, como realizador se ha consagrado a dar el máximo, algo que no ha querido, o no ha podido, como simple peón actoral. Y eso que disiento enormemente de aquellos que le achacan inexpresividad. La sobreactuación está, quizás, demasiado valorada como medición de lo que debe ser un actor. Con Adios, pequeña, adiós (2007), Affleck sorprendió por su concisión, ayudado por la buena labor de su hermano Casey. Posteriormente llegó The Town (2010), que confirmó lo que tenía escondido Affleck, un gran talento como realizador, consiguiendo un plus en la acción, y las atmósferas (bostonianas claro).

Argo, comienza la carrera hacia los Óscar

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Fotograma de la película

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DATOS RELACIONADOS

Título original: Argo, 2012
Dirección: Ben Affleck
Guión: Chris Terrio
Intérpretes: Ben Affleck, John Goodman, Alan Arkin, Bryan Cranston, Taylor Schilling, Kyle Chandler, Victor Garber, Michael Cassidy, Clea DuVall, Rory Cochrane, Tate Donovan, Chris Messina, Adrienne Barbeau, Tom Lenk, Titus Welliver
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Rodrigo Prieto
Duración: 120’
País: Estados Unidos
Productora: Warner Bros. Pictures / GK Films / Smoke House Pictures

Blanca Vázquez - La República Cultural

Decía hace poco que cobra gran importancia, ahora más que nunca, informarse sobre el cine que se ofrece en cartelera. Precios altos para bolsillos ajustados, lo que no debe impedir disfrutar del buen cine. Como el que ha facturado el actor-director Ben Affleck, que lleva camino de coger el relevo de Clint Eastwood. En su tercera película, Affleck va rizando el rizo del dominio cinematográfico, y ha presentado un film que, damos por seguro, ocupará una importante plaza en los próximos Óscar.

Argo es un ejemplo de buen cine, de cine de vocación realista y hechuras clásicas de finales de los setenta (con incremento del grano muy al estilo de Todos los hombres del presidente), con una tensión que pocas cintas repletas de efectos especiales consiguen. Argo es un cine que hace tiempo, la que suscribe, no veía. Una evasión en toda regla. Si como actor Affleck no ha mostrado un interés especial en producciones exquisitas, como realizador se ha consagrado a dar el máximo, algo que no ha querido, o no ha podido, como simple peón actoral. Y eso que disiento enormemente de aquellos que le achacan inexpresividad. La sobreactuación está, quizás, demasiado valorada como medición de lo que debe ser un actor. Con Adios, pequeña, adiós (2007), Affleck sorprendió por su concisión, ayudado por la buena labor de su hermano Casey. Posteriormente llegó The Town (2010), que confirmó lo que tenía escondido Affleck, un gran talento como realizador, consiguiendo un plus en la acción, y las atmósferas (bostonianas claro).

Argo da un giro a su camino del thriller. Es un proyecto ambicioso, no cabe duda. Se adentra en aires políticos, una nueva faceta, hace tiempo no vista en la gran pantalla. No he podido dejar de pensar en Costa-Gavras, el Brian Gilbert de No sin mi hija, el Alan J. Pakula del ‘76, o el Cassavetes satírico también del ‘76. Añadiendo, a ratos, al fallecido Tony Scott de Spy Game. Todo esto y más se puede exprimir de Argo, cuyos tonos van cambiando en pocos minutos. Desde la trama vinculada a la CIA, la sátira de Hollywood y la parte final de tensión a lo Costa Gavras o Pakula. Delirante en su etapa final, el corazón casi nos sale del pecho.

Basada en hechos reales, Affleck y su guionista, Chris Terrio, han desempolvado archivos desclasificados del mandato de Carter, y se han permitido ciertas licencias al contar la historia de la crisis de los rehenes en el Irán revolucionario del Ayatollah Jomeini, a finales del 79 y comienzos de 1980. Un momento crítico que se saldó con paz y colaboración entre gobiernos, en este caso el Canadiense y el norteamericano. No cabe duda que ese material histórico es todo un sostén para la película más arriesgada de Affleck. Un enfoque no sólo político, donde Affleck tiene el buen tino de informarnos de la situación a la que llegó Irán en aquel entonces. También pone el punto de mira en el Hollywood de los proyectos de serie B, además de acompañarse de actores de la talla de Bryan Cranston (Breaking Bad), Alan Arkin John Goodman. El papel principal, el de Tony Mendez, el agente de la CIA, que consigue sacar a lo seis diplomáticos estadounidenses de la embajada canadiense, se lo atribuye Affleck, con contención y realismo. El conjunto es un trabajo de equipo en el que se incluye el apoyo de los productores, George Clooney y Grant Heslov. Una carrera imparable para situar a Ben Affleck como un cineasta importante.

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