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ISSN 2174 - 4092

El pirata Grow, de Daniel Defoe - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

El pirata Gow fue más conocido por aparecer en otra de las grandes obras populares sobre piratas, A general history of the robberies and murders of the most notorius pirates, del capitán Charles Jonson, al que posteriormente se ha creído era el pseudónimo del propio Defoe que tiene otra obra muy similar a esta. No es cuestión de entrar en disquisiciones de una autoría u otra, basta con decir que Defoe estaba más que al día de piratas, crímenes y criminales. Daniel Defoe siempre innovó, era un hombre inquieto y un escritor de muchísima producción. Su manera de enfocar o dirimir algunas de sus obras, más cerca de modelos periodísticos que a literarios, provocaron que el horizonte de la ficción se ampliara. Con esta obrita, apenas consta de cien páginas, ocurre algo similar. Defoe, como bien dicen en el prólogo, hace casi de notario, da cuenta de los hechos, de manera detallada, sin sumarle demasiado verbo a lo existente, todo un acierto.

El pirata Grow, de Daniel Defoe

El pirata Grow
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El pirata Grow

Portada de la novela de Daniel Defoe en Editorial Gadir.

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El pirata Grow

Portada de la novela de Daniel Defoe en Editorial Gadir.

DATOS RELACIONADOS

Título: El pirata Grow
Autor: Daniel Defoe
Editorial: Gadir, 2011
ISBN: 978-84-96974-88-3
Páginas: 116

Sergio Torrijos – La República Cultural

El pirata Gow fue más conocido por aparecer en otra de las grandes obras populares sobre piratas, A general history of the robberies and murders of the most notorius pirates, del capitán Charles Jonson, al que posteriormente se ha creído era el pseudónimo del propio Defoe que tiene otra obra muy similar a esta. No es cuestión de entrar en disquisiciones de una autoría u otra, basta con decir que Defoe estaba más que al día de piratas, crímenes y criminales.

Daniel Defoe siempre innovó, era un hombre inquieto y un escritor de muchísima producción. Su manera de enfocar o dirimir algunas de sus obras, más cerca de modelos periodísticos que a literarios, provocaron que el horizonte de la ficción se ampliara. Con esta obrita, apenas consta de cien páginas, ocurre algo similar. Defoe, como bien dicen en el prólogo, hace casi de notario, da cuenta de los hechos, de manera detallada, sin sumarle demasiado verbo a lo existente, todo un acierto.

Con esa práctica consigue, no puedo aventurar cual era su propósito, que tengamos una idea clara y detallada de lo que era un pirata en aquellos años. No era un personaje ensalzable o a tener en cuenta por futuras generaciones, no era un espejo en el que mirarse, eran delincuentes y como tales se comportaban.

La literatura y la ficción en general han creado una idea muy alejada de la realidad de lo que eran los piratas en esa época. No eran luchadores por la libertad o anarquistas montados en un navío, eran ladrones, asesinos y en resumen chusma de puertos y flotas. Sólo queda en su descargo hablar sobre las penosas condiciones de vida que tenían los marineros o los pobres tanto a bordo como en tierra, eran tiempos crueles y existían sectores de la población que se resistían a permanecer inanes al maltrato. Es cierto que la sociedad era cruel y despótica como se reveló en los profundos cambios que tuvo que sufrir en el mismo siglo en que está ambientada la novela y que reflejaron lo complicado y delirante de algunas relaciones sociales.

El pirata Gow intenta mostrarnos a esos hombres que un buen día toman un barco y se dedican a la piratería. Una labor tan antigua como la navegación, sino échenle un ojo a un librillo llamado Iliada o por ejemplo a algunos mitos del mundo antiguo en los que el comercio y la piratería iban de la mano. A lo largo de los años se le ha intentando poner y usar de muy diferente modo, se les ha llamado corsarios, con las famosas patentes, bucaneros y el peor de todos piratas. Palabra que procede del latino “Piratae” y usada con profusión por tipos como Cicerón o Julio César.

La novela se hace demasiado corta, apenas es un fogonazo que se lee casi en una hora. Nos muestra unos seres algo crueles, valientes y atrevidos sin duda hijos de su época como demuestra al final de la novela en el siguiente párrafo que ya de por sí merecería la pena para leer la narración al completo: “…en cuanto fue colgado, cayó de la horca al romperse la soga por el peso de varios hombres que le tiraban de la pierna para poner fin a su sufrimiento. Todavía estaba vivo y con sentido, aunque había estado colgado cuatro minutos, y fue capaz de subir al cadalso por segunda vez, cosa que hizo con gran despreocupación…”.

Tremendo, ¿no es cierto? Eran otros tiempos, otros hombres y otra manera de ver la vida tan diferente que parece otro planeta.

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