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Ramami – La República Cultural
La banda de rock andaluza se presentó en Madrid con la propuesta de un concierto en acústico. Con unos veinte minutos de retraso, los chicos hacían acto de presencia en el escenario con intención de hacer pasar un buen rato a los allí presentes. José Chino, cerveza en mano, saluda sonriente y confiado. La iniciativa parece arriesgada para ellos, y se valora su atrevimiento de enfrentarse a retos poco habituales. Sobre el escenario vemos una batería electrónica, que el tablado agradece por su ahorro de espacio, una guitarra electroacústica con alguna que otra marca de guerra, rozón o raspón encontrado en cualquier saliente del local de ensayo o camerino, reseñándonos que no es ni de lejos su primera aparición. Les acompañan dos teclados capitaneados por Javier Serrano y por supuesto el bajo y la guitarra eléctrica.
Sin embargo el título de “acústico” me tuvo casi todo el tiempo despistado. La audición empezó con las peculiaridades aparentemente clásicas de lo que debe ser un evento de estas características pero pronto se olvidaron de ellas. Ya José Chino en el inicio del concierto avisa “creo que este es el segundo o tercer acústico que hacemos” dirige su mirada de reojo al techo intentando forzar a sus recuerdos para que acudan en ayuda de su titubeante memoria para continuar diciendo “uno en Bilbao, otro es éste, en Madrid y el otro… creo que fue en Sevilla”.
En los primeros compases se les advierte un “pelín” tensos, son los nervios típicos y normales que han de estar presentes en cualquier actuación y que van diluyéndose según van avanzando los temas de su repertorio. Cada vez se les aprecia más relajados, más tranquilos, más seguros. Se cruzan miradas, sonrisas, comentarios, bromas… ¡ya estamos en casa! Se les adivina a gusto y se dejan llevar.
Comienzan con sus canciones más “lentas” y de paso aprovechan para introducir algunas de las que habitualmente nunca aparecen en sus directos como Emperatriz. Poco a poco se percibe que no se sienten cómodos en este formato y aunque lógicamente lo tienen preparado y ensayado, sus preferencias e inclinaciones empiezan a evidenciarse, se hacen con la dirección del evento y comienzan a elevar el tono del mismo. Acústico no significa ralentizar las composiciones más enérgicas, ni suavizarlas. Un acústico debe basar su éxito en el sonido. Éste debe ser más orquestal, más sinfónico, más melódico más natural, exento de sonidos artificiales, ausente de sintetizadores, minimizando al máximo lo eléctrico. El hecho de no sonar tan eléctrico hace que el oído perciba más aterciopeladas las melodías, más envolventes. No lo consiguieron. Los derroteros que tomaron les dirigieron a que en sus últimos guiños, José Chino abandonase la guitarra acústica por completo y cayese totalmente en brazos de los teclados. De repente apareció “Dj Chino” haciendo sus mezclas y aquello tornó cuasi en un festival electrónico. El concierto lo cerraron con el tema En mis venas, consiguiendo avivar al respetable que terminó alzando las manos, dando saltos, exteriorizando el Sonar que llevaban dentro. Ni el mismo José Chino sabía como iba a salir el experimento y agradeció de antemano la asistencia antes de la puntilla final por si aquello terminaba en fiasco. Al menos no fue así y lo sacaron adelante orgullosos del resultado.
El momento más original de la noche lo revelaron con Canción de Guerra, que consiguieron fusionar con Dance With Somebody de los suecos Mando Diao. Obviaron muchos de sus temas más carismáticos y aunque alguno de los presentes no hacía más que llamar a Ana, su insistencia no fue capaz de conseguir que hiciera acto de presencia. Seguro la dejaron descansar para posteriores y más duros eventos que la aguardaban a la vuelta de la esquina. En una escasa hora de actuación y sin bises no había hueco para más.
En resumen, el concierto resultó agradable, para disfrutar entre amigos, estuvimos “a gustico” eso seguro, pero careció de seriedad. Les falta creerse de verdad lo que en realidad son capaces de dar. Aún se lo tienen y nos lo tienen que demostrar. Ya llevan unos cuantos conciertos a sus espaldas proporcionándoles una nada desdeñable experiencia que les debería haber sacado ya de la inocente adolescencia que siguen manifestando en sus directos. De alguna manera tendrán que encontrar la fórmula de traspasar las buenas sensaciones que trasmiten sus discos a sus directo, alguna forma la calidad de sus grabaciones se tendrá que reflejar en sus conciertos. Todavía son muy jóvenes, un largo recorrido por transitar les está esperando, muchas cosas por aprender y muchas más por ofrecer, démosles tiempo y seguro terminan demostrando quienes son. Como ellos mismos dicen “es mejor andar lento que estar mirando quietos como perdemos el tiempo”. También nos recordaron, cuando consiguieron el premio Rolling Stone 2012 al grupo emergente, que “hemos llegado hasta aquí por cabezotas” pues les ha llegado el momento de dejar de ser cabezotas y empezar a usar la cabeza.
El día que crean en ellos mismos la mitad de lo que muchos de nosotros creemos y esperamos se convertirán en auténticos profesionales. El día que se lo tomen no solo como diversión y entretenimiento, fundamental para que les funcione, sino como un trabajo en el que se deben implicar en cada momento, ese día habrán llegado a la madurez y se convertirán en un referente del panorama musical nacional. Ese día no les compararán con nadie, ni tendrán que mirarse más que en su propio espejo, asumirán una entidad propia, podrán exhibir su poderosa personalidad y sacarán el indiscutible potencial que tienen sus composiciones.
