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Shame, la sombra de la culpa - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Brandon (Michael Fassbender) es un hombre de unos treinta años que vive en un pequeño apartamento de Nueva York. Gusta a las mujeres, tiene un buen puesto de trabajo y goza de un cierto poder adquisitivo, motivos más que suficientes, al menos a primera vista, para ser feliz. Y, sin embargo, la vida de Brandon, dentro de esa discreta y cotidiana “normalidad”, es de todo menos normal. La obsesión que siente por el sexo le lleva a acumular megabytes de pornografía en el disco duro del ordenador de su oficina, a hacérselo regularmente con putas, a todo lo que implique sexo sucio, a tener que masturbarse en cualquier sitio…

Shame, la sombra de la culpa

Un adicto al sexo obligado a convivir con su hermana en su apartamento

Shame
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Shame

Cartel de la película del británico Steve McQueen

Shame
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Shame

Cartel de la película del británico Steve McQueen

DATOS RELACIONADOS

Título original: Shame (2011)
Dirección: Steve McQueen
Guión: Steve McQueen, Abi Morgan
Intérpretes: Michael Fassbender, Carey Mulligan, James Badge Dale, Nicole Beharie, Jake Richard Siciliano, Hannah Ware, Alex Manette, Chris Miskiewicz, Jay Ferraro, Anna Rose Hopkins, Eric Miller
Fotografía: Sean Bobbitt
Música: Harry Escott
Duración: 99’
País: Gran Bretaña
Producción: Film4 / UK Film Council / See-Saw Films

Javier Serrano - laRepúblicaCultural

Brandon (Michael Fassbender) es un hombre de unos treinta años que vive en un pequeño apartamento de Nueva York. Gusta a las mujeres, tiene un buen puesto de trabajo y goza de un cierto poder adquisitivo, motivos más que suficientes, al menos a primera vista, para ser feliz. Y, sin embargo, la vida de Brandon, dentro de esa discreta y cotidiana “normalidad”, es de todo menos normal. La obsesión que siente por el sexo le lleva a acumular megabytes de pornografía en el disco duro del ordenador de su oficina, a hacérselo regularmente con putas, a todo lo que implique sexo sucio, a tener que masturbarse en cualquier sitio…

Su existencia se complica con la llegada de su hermana Sissy (Carey Mulligan) y toda la carga de recuerdos que ello implica. Durante un tiempo, ambos vivirán juntos en el apartamento de Brandon, un apartamento que por momentos parece estar volviéndose más pequeño y con una atmósfera cada vez más claustrofóbica. Una sombra oscura e incestuosa planea sobre sus vidas; “No somos malos” dice Sissy a su hermano, “venimos de un sitio malo”. A través de los diálogos que mantienen, intuimos que hay algo que ambos ocultan y que han intentado, cada uno a su modo, sobrellevar de la mejor manera posible, volviéndose seres solitarios, incapaces de cualquier compromiso sentimental.

Como canta Sissy una noche en un club (haciendo una versión del New York New York que cantara Frank Sinatra), en uno de los momentos claves de la película: “Voy a hacer un nuevo comienzo en la vieja New York”; como si fuera posible cambiar de vida al cambiar de ciudad, como si esa pesada losa llamada pasado pudiera desaparecer alguna vez.

Otro de los protagonistas de la película es la ciudad de Nueva York (como ha ocurrido en tantas películas). Una ciudad hermosa y donde aparentemente todo funciona de una manera perfecta, mientras que al mismo tiempo y por debajo de ella, en el subsuelo, existe una segunda ciudad que nunca duerme (una suerte de subconsciente de lo que acontece sobre la superficie), trufada de hombres y mujeres solitarios que viajan a diario en el metro, cansados. ¿Cuántos de los habitantes de Nueva York (o de cualquier otra metrópoli) guardan secretos tan turbios como los de esa pareja de hermanos que parece sacada de un cuento infantil, a punto siempre de sucumbir y de ser devorados por un monstruo enorme y horrible? ¿Cuántas de esas almas en pena ocultan una existencia paralela y oscura?

El director británico, Steve McQueen, opta a menudo por los planos secuencias, por los planos de larga duración o por los primeros planos; lo que, gracias a la no interrupción del desarrollo dramático de la acción y arropado por una excelente interpretación de los actores, permite al espectador meterse en la piel de estos. Es así como comprendemos que Brandon no es un mero obseso sexual, sino alguien que ha sufrido un daño irreparable y para el que el sexo, en su versión más perversa y deshumanizada, es su particular manera de castigarse y de tratar de superar su sentimiento de culpabilidad, en un incesante (e inútil) intento por redimirse.

La banda sonora que acompaña a Shame también es magnífica, tan hermosa como perturbadora al mismo tiempo. Está compuesta por Harry Escott e incluye temas de Glenn Gould (y sus inevitables Goldberg Variations), John Coltrane, Chet Baker, así como un homenaje al New York New York que cantara Sinatra.

Otras películas de Steve McQueen: Static (2009), Hunger (2008), Exodus(1997) y Bear (1993).

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