Feed RSS
Sergio Torrijos – La República Cultural
Leer novela policíaca no sólo vale para saber de los afanes de los delincuentes y policías también, y es uno de los grandes logros del género, para conocer los entresijos de una sociedad. La novela policíaca es un modo muy ameno de saber que problemas adolece una ciudad, un barrio o incluso un país al completo. Se aprovecha y se le da voz a gente corriente, a policías de a pie que pasan todo el día en la calle y también a víctimas y verdugos. Los que van a morir refleja con meridiana claridad los males de la sociedad actual italiana.
No es un panfleto, ni tampoco un ensayo, es una buena novela policíaca que aprovecha para exponer, de manera muy sutil a veces y otras no, los grandes males de un país. Sirva como ejemplo: “El sistema judicial en este país…..no funciona. Nada funciona, esa es la puta verdad. Ese carabiniere se irá de rositas. A lo sumo, si deciden ponerse duros, perderá su trabajo. No habrá consuelo para tu hijo”.
Lo que Fitzgerald nos muestra es una enrevesada trama que mezcla la corrupción policial con la judicial y también con el mundo del arte y las falsificaciones de obras antiguas. ¡Ahí es nada!
Todo se inicia con un suceso cruento, la muerte de Henry Treacy, un falsificador, un borracho o un irlandés perdido en Roma, cualquiera de esas afirmaciones es cierta. A partir de ahí la intervención de Alec Blume, jefe de policía, y todo su equipo. Por si fuera poco hay malos, en especial el coronel Farinelli, con tan destacada actuación que en lugar de ser un jefe de los “carabinieri” bien podría pasar por un mafioso de exitosa carrera. La construcción de este personaje es una auténtica delicia, sus comentarios sutiles, sus amenazas veladas, su interpretación de las debilidades ajenas darían para casi suplantar al protagonista.
El autor es hombre de recursos pues es capaz de mezclar varias tramas, enriquecer la narración y de paso impedir que ningún lector se aparte de la lectura. Lo sabroso de la novela radica en esas personalidades secundarias que dan gran juego, casi todas se mueven en espacios claroscuros sino negros, manteniéndose en un precario estado entre la legalidad y el crimen. Pues como demuestra el escritor, en Italia, los vasos concomitantes entre poder y dinero pasan siempre por unos señores que manejan los delitos, los negocios y de paso media sociedad italiana.
La novela nos recuerda a autores transalpinos de renombre, no se puede obviar la presencia de algo de Montalbano, ni tampoco de Brunetti, ni de otros monstruos literarios de aquel país, lo cual, para tratarse de un escritor anglosajón sorprende, apenas aprecio referencias a escritores de género de otros lugares más fríos.
Leer la presente obra es una recomendación asegurada, sin duda, gustará a todos o casi todos. Hay muchos detalles, imposibles de precisar en una reseña que hacen la obra muy completa, sin duda la gente de Roja&Negra sabe lo que se hace y cuando editan algo tienen la mala costumbre de no fallar. Conor Fitzgerald gustara y si se prodiga con esta calidad también lo hará en el futuro.
