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La caza, histeria colectiva - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

El cine escandinavo sigue, a pesar de la crisis, haciéndose un hueco en nuestros cines. Podemos dar gracias a esas pequeñas distribuidoras que resisten para ofrecernos ese cine de festivales e independiente que es sinónimo de cultura y cuestionamientos. Del cineasta danés firmante del conocido Dogma 95, Thomas Vinterberg, hablamos en esta revista a propósito de un sobrio y estupendo film, Submarino (2010). Como su conocida y premiada Celebration (1998), sus historias duelen, son dramáticas y rugosas. Triunfó de nuevo en el pasado Cannes 2012, con su séptima película, La caza (Jagten), gracias especialmente a su actor principal, el virtuoso Mads Mikkelsen, uno de los actores escandinavos, junto al sueco Mikael Persbrandt, más conocidos en el resto del mundo, y que tan solo hace unos días estuvo, o aún está, en las carteleras con otra exquisitez (Un asunto real -2012-); actor que lo mismo resuelve con acierto los papeles de malo malísimo que los de bueno, es decir, demuestra ser todo un actor de raza.

La caza, histeria colectiva

Mads Mikkelsen y el alejamiento de la mediocridad habitual

La caza
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La caza

Fotograma del film con Mads Mikkelsen

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La caza

Fotograma del film con Mads Mikkelsen

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DATOS RELACIONADOS

Título original: Jagten (The Hunt), 2012
Director: Thomas Vinterberg
Guión: Thomas Vinterberg, Tobias Lindholm
Intérpretes: Mads Mikkelsen, Alexandra Rapaport, Thomas Bo Larsen, Annika Wedderkopp, Anne Louise Hassing, Lars Ranthe, Lasse Fogelstrøm, Susse Wold, Ole Dupont, Sebastian Bull Sarning
Fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Música: Nikolaj Egelund
Duración: 111’
País: Dinamarca
Productora: Zentropa Entertainments
Premios 2012: Festival de Cannes: Mejor actor (Mads Mikkelsen

Blanca Vázquez – La República Cultural

El cine escandinavo sigue, a pesar de la crisis, haciéndose un hueco en nuestros cines. Podemos dar gracias a esas pequeñas distribuidoras que resisten para ofrecernos ese cine de festivales e independiente que es sinónimo de cultura y cuestionamientos. Del cineasta danés firmante del conocido Dogma 95, Thomas Vinterberg, hablamos en esta revista a propósito de un sobrio y estupendo film, Submarino (2010). Como su conocida y premiada Celebration (1998), sus historias duelen, son dramáticas y rugosas. Triunfó de nuevo en el pasado Cannes 2012, con su séptima película, La caza (Jagten), gracias especialmente a su actor principal, el virtuoso Mads Mikkelsen, uno de los actores escandinavos, junto al sueco Mikael Persbrandt, más conocidos en el resto del mundo, y que tan solo hace unos días estuvo, o aún está, en las carteleras con otra exquisitez (Un asunto real -2012-); actor que lo mismo resuelve con acierto los papeles de malo malísimo que los de bueno, es decir, demuestra ser todo un actor de raza.

Es Mikkelsen el gran valor de La caza, puesto que el film, aún su alejamiento de la mediocridad habitual, no deja de pisar en falso con apuntes comunes que hieren, angustian al espectador y ensalzan el dramatismo hasta extremos exagerado, pisamos tierras de Hamlet, sin duda. Utiliza y manipula para ello el cineasta danés esa malsana equivocación de las masas, tan brutales como amigables en ciertas comunidades pequeñas y cerradas.

Viterberg carga las tintas en la condena, sin fundamentos de derecho ni pruebas en que basarse a excepción de la supuesta verdad de unos niños muy imaginativos, y la lengua voraz de una profesora, de todo un pueblo contra uno de sus conciudadanos y amigo, Lucas, el profesor de primaria interpretado por Mikkelsen, al que acusan de pedofilia. Muy al estilo de La jauría humana de Arthur Penn (1966), el director danés, perverso él, nos hace entrar en la profunda Dinamarca y la exaltación de las bestias. A pesar de su rico desarrollo económico, básicamente en algunos pueblos es igual de profunda que nuestra España profunda, castrados por costumbres ancestrales donde la caza (de hermosas criaturas como ciervos y venados) es un nexo de unión entre machos y da la bienvenida a la edad adulta de los adolescentes; la religión mantiene cierto oscurantismo medieval, y los amigos son para siempre hasta que los rumores se toman como ley de verdad.

Inocente, Lucas mantiene un estoicismo y discreción que en nada le beneficia, y quiere permanecer a toda costa en un entorno que ya no le quiere, perdido su trabajo, sin novia, sin amigos, a excepción de su padrino y familia que aún le apoya. No siendo imputado por el juez y la policía que no ve indicios claros, intenta rehacer su vida, con un hijo adolescente que después de un divorcio difícil quiere vivir con él.

El cineasta carga las tintas sobre esa falta de dudas de vecinos y amigos, como una caza de brujas, juzgando con prontitud y vertiendo un odio malsano donde había una amistad muy fraternal. Hijos perversos de la buena conciencia colectiva, como afirman en Dias de cine, en TVE. Su amigo de siempre, Theo, Thomas Bo Larsen, rompe finalmente esa crispación, haciendo que todo vuelva a su cauce poco a poco. Un año más tarde todo parece igual que siempre, ¿o no?

La luz natural y las sombras juegan a turnarse en la producción dependiendo de la intensidad de las emociones, consiguiendo un film oscuro en el que algunas escenas son duras, especialmente aquellas en que los animales son victimas inocentes. Un film triste pero intenso como pocos, que aún resuena en tu conciencia días después de verlo. Un “one man´s show”, donde Mikkelsen brilla y de quien ya sabemos que es el nuevo Hannibal Lecter para una serie de la NBC.

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