Blanca Vázquez – La República Cultural
Paul Thomas Anderson es un estudioso del comportamiento humano. Las películas de este cineasta californiano son intensas, enciclopédicas, de un enorme conocimiento, expresado, quizá, en la quietud de una mirada o un gesto. Boogie Nights (1997), Magnolia (1999), Pozos de ambición (2007), y ahora The Master, no son películas para todo el rebaño. Estrenada en DVD y Blu-Ray tenemos la suerte de volver a disfrutar de este autor de poderosa voz propia, que tarda su tiempo entre película y película y que ya es considerado uno de los grandes. Con un diseño visual y puesta en escena fascinantes, Anderson tiene por costumbre cuestionar el sueño americano.
Así lo hizo con un particular clasicismo en There will be Blood o Pozos de ambición. Y vuelve al pasado y las raíces de su país con un tema tan floreciente en tierras americanas, las sectas, unido a la vuelta del soldado herido (en este caso psicológicamente) de la guerra (Segunda Guerra Mundial). Hombres que volvían con la mente devastada, como uno de los dos protagonistas de tan poderoso film, Joaquin Phoenix (Freddie Quell). Actores de sus películas que comparten rasgos oscuros y cierta angustia, rasgo que los hace actores únicos (según el propio director, hablando de ambos, Phoenix y Daniel Day-Louis).
El otro bastión que engrandece The Master, es otro actor de raza, Philip Seymour Hoffman (Lancaster Dodd) quien interpreta, de una manera metafórica, al creador de la cienciología, en este film el fundador de La Causa. Dos hombres que sienten admiración mutua, y casi amor, el uno por el otro, buscando cada uno de ellos diferentes necesidades, uno, Freddie, la de un padre protector, y el otro, Lancaster, un amigo/hijo/amante. No olvidamos la solidez y gran labor de Amy Adans como la esposa del maestro; los tres nominados en los pasados Oscar. Ambos hombres se necesitan, así lo explica Anderson. Director que maneja a la perfección cada punto, cada espacio del film, incluida la banda sonora, para la que ha vuelto a contar con un componente de Radiohead, Johnny Greenwood, que crea una tensión muy particular a las (algunas turbias) imágenes. Estamos de suerte, el alquiler de cine está aprovisionado de grandes.
Otro de los grandes que sigue convocando al espectador es Clint Eastwood, que ha incumplido su promesa de que Walt Kowalski era su último papel como actor. Nos alegramos enormemente, pues la pantalla le sigue sentando bien, y sus papeles están llenos de humanidad y talento. Vuelve con Golpe de efecto, y aunque solo aparece como actor principal, no dudamos que alguna indicación habrá aportado al director Robert Lorenz, quien fuera su ayudante de dirección, además de formar parte de la producción del film.
Se aborda, como en The Master, la relación paterno-filial desde la perspectiva de carencias emocionales y desencuentros familiares, esta vez con vínculos de sangre, y siendo hija en lugar de hijo. También volvemos a encontrarnos con la virtuosa Amy Adams. Relación en muchos casos frustrante que está arropada por el mundo del béisbol. Otra más de béisbol, dirán. Si y no. El béisbol aparece de transfondo pero es la intimidad y devenir de un ojeador al que la vejez le está inmovilizando de a poco, y la necesidad de una hija de sentirse querida por su padre de lo que se trata.
En medio, el atractivo de Justin Timberlake no está de más. Pero dejemos claro una cosa, Golpe de efecto es una película muy agradable, incluso mejor que la media, pero acaba cerrando el círculo a lo convencional. Previsible en todos sus pasos, no obstante el trabajo de estas grandes figuras pone al primer largo de un habitual colaborador de Eastwood en la dirección, Lorenz, en la lista de filmes para alquilar.
También en DVD y Blu-Ray Zero Dark Thirty, de Kathryn Bigelow y la española El cuerpo, de Oriol Paulo.