Julio Castro – La República Cultural
Una escuela para delincuentes, un jefe inoperante, un equipo de sicarios inútiles y un secuestro malogrado desde el comienzo, son los principales ingredientes que señalan el camino al fracaso de casi todos los protagonistas de esta comedia.
La rabia de cada un@ de l@s tres integrantes de esta banda de pacotilla, es lo que les llevó a formar parte de ella, sea el hartazgo del aprendiz de panadería, que se llamará, cómo no, Pan Bendito (Álex Larumbe), la vida familiar de la La Negra (Lucía Barrado), una rapera que se ha desarrollado intelectualmente a medias y que usa una carpeta rosa con imágenes adolescentes para tomar notas de clase o la idiotez del criador de champiñones (Francisco Lidón), adicto al vodka y que, por supuesto, se llama Stolichnaya… y es que, para remate Sarasate, el capo (Chemi Moreno), que quiere enseñarles y explotarles, quiere volverse a su argentina, harto de la crisis y la inutilidad de este gran equipo.
Entre acciones conjuntas y monólogos, la compañía nos desarrollará una parte de esta historia, intercalada con sus narraciones individuales que tratan de ponernos en situación, como una complicidad que se ofrece más cercana al público. Estamos, obviamente, ante un formato de comedia, que bien puede acabar en tragedia para tod@s, y es que han secuestrado a una pija de familia bien, con mucha pasta. Pero esas…, esas hoy día son las peores y, como demostrará Laura Ordás, el crimen organizado es una cosa para tener la cabeza bien puesta, y en materia de extorsión y asesinatos ¿quién la va a superar?
Sin duda es interesante ver cómo se van intercambiando los papeles y las relaciones, de una manera muy cercana a la manera en que nuestra sociedad asume sus roles, de manera fatídica. Y también es destacable el trabajo de interacción física, el encuentro y la comunicación entre personajes, que se produce durante las acciones, y que, pese a ser una comedia, no cae en el descuido del trabajo interpretativo y el movimiento.
Toda la farsa se adorna con una amplia escenografía, que incluye un criadero de champiñones, pero el interés está centrado en ver cómo se establecen las relaciones entre los personajes, como se resuelven las situaciones de enfrentamiento y quién vence a quién. Hasta el punto final no quedarán claras las intenciones de quien establece el auténtico protagonismo en esta comedia, pero es divertido llegar incluso hasta ese momento.