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Al final se estrena La mula sin un director que la firme - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Dice el protagonista de La mula que «estamos como estábamos». Lo suelta cuando al final de la guerra vuelve a la finca en Andújar para seguir trabajando de jornalero. Es cierto que regresa sin nada en las manos, ni en los bolsillos, igual que cuando se fue, con la misma pobreza de solemnidad. Pero la frase resulta falsa: Juan no es el que era. El que ha vuelto ya no es aquel muchacho que se pasó al bando nacional para defender los valores de su señorito, los únicos en los que creía, los de que quienes le daban un sustento a cambio de su trabajo y su vida. Quien no conoce otra cosa, solo puede pensar que si a los ricos les iba bien, a los pobres también, que todo funcionaba perfectamente. Sin embargo, en las trincheras ha vivido un camino de aprendizaje donde ha ido descubriendo un concepto que desconocía, el de la libertad, y termina comprendiendo que es preferible morir antes que vivir sin ella. La guerra es un buen lugar para entender al ser humano en su esencia. Ese mismo camino, el de comprender la justicia de unos principios republicanos frente a la barbarie de una clase dominante que impone por la fuerza, es el que la película propone al espectador.

Al final se estrena La mula sin un director que la firme

Corazón de izquierdas

La mula
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La mula

Cartel de la película
Por cortesía de su distribuidora

La mula
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La mula

Cartel de la película
Por cortesía de su distribuidora

Javi Álvarez - La República Cultural

Dice el protagonista de La mula que “estamos como estábamos”. Lo suelta cuando al final de la guerra vuelve a la finca en Andújar para seguir trabajando de jornalero. Es cierto que regresa sin nada en las manos, ni en los bolsillos, igual que cuando se fue, con la misma pobreza de solemnidad. Pero la frase resulta falsa: Juan no es el que era. El que ha vuelto ya no es aquel muchacho que se pasó al bando nacional para defender los valores de su señorito, los únicos en los que creía, los de que quienes le daban un sustento a cambio de su trabajo y su vida. Quien no conoce otra cosa, solo puede pensar que si a los ricos les iba bien, a los pobres también, que todo funcionaba perfectamente. Sin embargo, en las trincheras ha vivido un camino de aprendizaje donde ha ido descubriendo un concepto que desconocía, el de la libertad, y termina comprendiendo que es preferible morir antes que vivir sin ella. La guerra es un buen lugar para entender al ser humano en su esencia. Ese mismo camino, el de comprender la justicia de unos principios republicanos frente a la barbarie de una clase dominante que impone por la fuerza, es el que la película propone al espectador. Lo hace con sutiliza, desde un cierto mensaje de equidistancia y mostrando que en los dos bandos había gente buena. Pero los discursos sentidos, los que llegan al corazón, son republicanos y frente a ellos, la derechona no despliega otra razón que la supremacía de sus balas y ametralladoras; sus argumentos tienen la misma debilidad que el timbre de voz de Franco y se asientan en pilares tan absurdos como la creencia absoluta del Caudillo sobre que la mano incorrupta de Santa Teresa le guiaba siempre por el camino correcto. Saben que van a ganar y para ellos su victoria justifica su sublevación frente al legítimo régimen que los españoles habían elegido mayoritariamente en las urnas. Derrotada la República tienen las puertas abiertas y pueden volver a levantar una España de privilegios para unos poco y hambre para los demás.

La mula es una película de hombres buenos, de corazón, donde la amistad está por encima de las ideas que nos separan. Presenta un buen retrato del campo andaluz en el siglo pasado y las condiciones de trabajo, de sol a sol, de los jornaleros que se dejaban la piel para que los señores tuvieran una vida de lujo en Madrid. Son hombres y mujeres con pocos estudios porque apenas si pudieron ir a la escuela. Es la incultura de vivir encerrados en la finca del patrón y a voluntad de éste, lo que no les ha dejado crecer como personas. Sus sueños son sencillos, una mula de su propiedad con la que ayudarse en el trabajo, un pedazo de pan y una pareja con la que tener toda la descendencia que les llegue. Su vida es eso y no deja espacio a otras inquietudes. Solo hay dueños y siervos, y cada uno asume el lado de la balanza en el que le tocó vivir y además, dentro de esa incultura, el más esclavo da las gracias por ello. Es el mundo de la caridad el que se ha impuesto al de la justa distribución.

Esa vida cuadriculada, hecha de costumbres, heredada, sin aspiraciones, va cumpliendo sus hitos, haciendo siempre lo que toca hacer cuando toca hacerlo. Al protagonista le ha caído la guerra cuando debía estar preocupándose de formar su familia. A un mismo tiempo le llueve del cielo una mula y de otro lado se topa con una mujer que le gusta. La mula es silenciosa, obediente y solo pide hierba que comer. Las mujeres son otra cosa, tienen aspiraciones. Por encima del amor está el futuro y para quien ha tenido algo de educación esa vida de jornalero resulta una condena que ningún amor vale. Hay una cierta mirada desde ese punto de vista hacia el amor interesado en la película y a decirnos que una relación sentimental construida sobre mentiras solo puede acabar como un fracaso.

La guerra se muestra en La mula con un cierto surrealismo, apostando por una visión antiheroica en todos los aspectos. Hombres matando hombres. Casualidades. Verdades construidas con mentiras, por interés. Personas sobreviviendo. Hay, sin embargo, en la guerra un lugar de descanso al que cruzan desde los dos bandos y fuman juntos. Se encuentran y charlan, sin acritud, mostrando a las personas que hay debajo de los uniformes. Cada cual habla de lo suyo, pero escucha al otro sin interrumpirle, dejándole razonar en su discurso, dirimiendo los conflictos como personas. También destaca la fuerte presencia de la verdad pura de los sentimientos que representa la figura del joven alférez, un idealista que sufre por estar en el lado equivocado de la vida y al que le falta el valor para cambiar esa circunstancia.

Mario Casas ganó por su interpretación en esta película la Biznaga de Plata al Mejor Actor en el Festival de Málaga. Es un premio merecido, pues el actor hace un excelente trabajo y aprovecha la oportunidad de lucirse en un papel diferente, demostrando que tiene un largo recorrido más allá del cine para adolescentes en el que se le ha encasillado. No es la única interpretación sobresaliente, María Valverde, especialmente verosímil con su acento andaluz atropellado, se luce, igual que lo hacen Secun de la Rosa, Luis Callejo, Eduardo Velasco, Jorge Suquet y todo el largo elenco coral que les arropa.

Cuenta Juan Eslava Galán, autor de la novela del mismo título en la que se basa la película y guionista del film, que lo que se narra en una historia real que le pasó a su padre. Dice que la adaptación le ha dejado satisfecho y también que se ha implicado mucho en ella. Añade que es fiel a como fueron las cosas, especialmente al fondo histórico en el que se desarrolló la Guerra Civil. Señala que ha tratado de mostrar a los bandos iguales, porque en ambos hubo cosas malas. Eslava se ha convertido en protagonista accidental, en parte porque en los títulos de crédito de La mula no aparece un director, pues Michael Radford abandonó pocos días antes de terminar el rodaje y rechazó su autoría final. Han sido años de polémicas y juicios que hicieron pensar que la película no se vería nunca en la gran pantalla. Cuando al novelista le preguntan sobre ese asunto huye de hacer un juicio de valor y resume su postura en un “está bien lo que bien acaba”, contento de que al final la película se estrene en las salas comerciales.

DATOS RELACIONADOS

Director: Anónimo
Guión: Juan Eslava Galán y anónimo; basado en la obra homónima de Juan Eslava Galán
Intérpretes: Mario Casas, María Valverde, Secun De La Rosa, Chiqui Maya, Mingo Ruano, Ignacio Mateos, Tavi García, Eduardo Velasco, Jesús Carroza, Maite Sandoval, Jorge Suquet, Bernardo Rivera, Antonio Gil, Daniel Grao, Pepa Rus, Luis Callejo, Toni Zenet, Álex O´Brien, Federico Ruiz, Selu Nieto, Manuel Jiménez, Arturo Gregorio, Pablo Penedo, José Manrique, José Burgos, Carlos Viaga, Pedro Espadas, Chema Del Barco, Pedro Serrán Pagán, David Arnaiz, Manuel Monteagudo, Said Taibi, Daniel Moreno, Juan Alberto de Burgos, Maximiliano Márquez, Guillermo Rayo, Víctor Sevilla, Fernando Gómez, Alfonso Begara, Kino Alcántara, José Sánchez, Miguel Ángel Pino, Isidro Vigo, Alfonso Delgado e Inma Pérez
Directores de fotografía: Ashley Rowe y Ángel Luis Fernández
Montaje: Teresa Font
Música: Óscar Navarro
Diseño de sonido: Miguel Ángel Galán
Jefe de sonido: Licio Marcos de Oliveira
Diseño de producción: Sophie Becher
Decoradora: Marta Blasco
Figurinista: Nereida Bonmati
Maquillaje y peluquería: Amparo Sánchez
Casting: Laura Cepeda
Dirección de producción: Rosa Romero y César Martínez
Efectos digitales: Alfonso Nieto
Efectos especiales: Reyes Abades
Animales: Annie Ardura
Año: 2012
Países: España y Reino Unido
Género: Comedia dramática
Compañías productoras: Gheko Films e Integral Films
Productores: Alejandra Frade y Bruce St. Clair
Productores ejecutivos: César Martínez, Alejandra Frade y Bruce St.Clair
Estreno en España: 10 de mayo 2013
Distribuidora: Wanda Visión
 
Para más información: La mula

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