Banafcheh Pérez – La República Cultural
El director coreano Park Chan-wook en su primera incursión en Hollywood logra una relectura de La sombra de una duda, de Hitchcock, en una versión elegantemente siniestra, con ambiente pop y colores acidulados.
El día de la muerte de su padre y de su decimoctavo cumpleaños, aparece de forma inesperada el la vida de India Stoker (Mia Wasikowska), su tío Charlie (Matthew Good) que se quedara a vivir con India y su madre Evie (Nicole Kidman). El vínculo sobre natural entre tío-sobrina, desencadenará pasiones y despertara el lado más oscuro de India mediante juegos iniciáticos que serán llevados hasta su paroxismo de perversión.
Una dirección de actores ejecutada con maestría, un juego contenido e intenso focalizado en las miradas y en la fuerza de actitud de los tres actores principales trasladan a la pantalla este universo familiar agudo salpicado de intrigas.
Park Chan-wook realiza con Stoker claras incursiones cinematográficas en el universo de Hitchcock. La atmósfera de suspense, digna de Psicosis, se dota de una referencia a La sombra de una duda, que también aborda la singular relación entre un tío y su sobrina (siendo él un asesino y ella una joven que se inicia en la vida adulta). El título nos remite a Brian Stoker, escritor creador de Drácula, no siendo tanto una historia de vampiros clásica, sino más bien un cuento de hadas gótico, y de predadores ávidos de sangre.
La película ha sido una de las más destacadas en Sundance 2013, e inauguró el Festival de cine fantástico de Bilbao, en Mayo del mismo año.
La poesía visual de Stoker, su musicalidad impregnan, ineluctablemente, una huella su la retina difícil de deshacer, “las flores no eligen su color” (India).