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El Gran Gatsby, la gran ópera - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Francis Scott Fitzgerald escribió “The Great Gatsby” en 1925, cuando Estados Unidos vivía una borrachera ilusoria de ganancias financieras. Algo que es una constante en la novela es la obsesión, convertida en certidumbre de su protagonista en volver al pasado, volver a un punto determinado, el más feliz, de su, no larga, existencia. Dice el singular cineasta australiano Baz Luhrmann que Fitzgerald era muy moderno. Más que moderno, diría que el escritor trataba de contar que la historia se repite y que somos barcos que navegan a contracorriente arrastrados constantemente hacia el pasado. Por ello, hoy, más de ochenta años después, la novela es absolutamente actual y moderna. Nuestra sociedad vive una especie de resaca de ambiciones sin fin y nuestros Buchanan están huidos y no saben, no contestan.

El Gran Gatsby, la gran ópera

Grandilocuente, manierista, atractiva y con una dirección impecable

El Gran Gatsby
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El Gran Gatsby

Leonardo DiCaprio, Carrey Mulligan, Joel Edgerton y Tobey Maguire detrás.

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Leonardo DiCaprio, Carrey Mulligan, Joel Edgerton y Tobey Maguire detrás.

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DATOS RELACIONADOS

Título original: The Great Gatsby, 2013
Dirección: Baz Luhrmann
Guión: Baz Luhrmann, Craig Pearce (Novela: F. Scott Fitzgerald)
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fisher, Elizabeth Debicki, Amitabh Bachchan, Jason Clarke, Adelaide Clemens, Max Cullen, Steve Bisley, Richard Carter, Vince Colosimo, Brendan Maclean, Kate Mulvany
Fotografía: Simon Duggan
Música: Craig Armstrong
Duración: 143’
País: Australia
Productora: Coproducción Australia-EEUU; Warner Bros. Pictures / Bazmark Films / Red Wagon Productions

Blanca Vázquez – La República Cultural

Francis Scott Fitzgerald escribió “The Great Gatsby” en 1925, cuando Estados Unidos vivía una borrachera ilusoria de ganancias financieras. Algo que es una constante en la novela es la obsesión, convertida en certidumbre de su protagonista en volver al pasado, volver a un punto determinado, el más feliz, de su, no larga, existencia. Dice el singular cineasta australiano Baz Luhrmann que Fitzgerald era muy moderno. Más que moderno, diría que el escritor trataba de contar que la historia se repite y que somos barcos que navegan a contracorriente arrastrados constantemente hacia el pasado. Por ello, hoy, más de ochenta años después, la novela es absolutamente actual y moderna. Nuestra sociedad vive una especie de resaca de ambiciones sin fin y nuestros Buchanan están huidos y no saben, no contestan.

Varias son las versiones en la gran pantalla de El gran Gatsby. Una en los años veinte, de la que no queda nada recuperable, salvo unas pocas imágenes. La de 1949 con Alan Ladd, y la que más conocemos, la protagonizada por Robert Redford en 1974, con guión de Francis Ford Coppola y dirigida por Jack Clayton. Una cinta que fracasó por no saber llegar al público. Quizá era en este punto donde Luhrmann no quería fallar. Casi cuarenta años después vuelve a ser actualidad en los cines esta novela icónica en Estados Unidos, el Selfmademan y los escenarios urbanos y sociales que dibujaban una época.

Luhrmann y su equipo de guionistas junto con Coppola (de nuevo) revisitaron todos los textos de Fitzgerald para reflejar su universo en la película. Así El gran Gatsby de Luhramnn con un ritmo perfecto contiene no pocas diferencias, muy en positivo, con respecto a la versión del 74. Como el hecho de ver a Nick Carraway (Tobey Maguire) en un hospital psiquiátrico escribiendo el libro sobre Gatsby; el uso del 3D que le proporciona al film un poderío visual extraordinario; ese baile de cortinas entre corrientes; la casita de bosque de Carraway; y por supuesto la música, la excelente idea de utilizar el hip hop, sin por ella dejar de respirar y sentir ese aire jazzistico de la época.

El gran Gatsby de Luhrmann es un regalo para los sentidos, toda una seducción del espectáculo. Es uno de esos lujos que estás esperando para refugiarte de estas miserias actuales. El sonido de jazz y afroamericano que Fitzgerald pone en los libros, está presente en el film, pero conectado con el público que convive con las redes y las tecnologías del siglo XXI. Se contó con la colaboración de Jay Z, y la estética y la espectacularidad que consigue Luhrmann en las fiestas es simplemente fascinante. La banda sonora tendrá su propia explotación de ventas, como es habitual en la carrera del cineasta. Lo vimos con Romeo y Julieta (1996) y Moulin Rouge (2001).

Abriendo el festival de Cannes 2013, El gran Gastby se ha presentado al espectador, quien llevaba degustando el espectacular trailer desde hace dos meses. No, no me olvido de comentar lo más obvio, el hecho de que no podía ser otro que Leonardo DiCaprio quien llevara a la pantalla al más Gatsby de los Gatsbys. Porque si Reford le daba un toque tremendamente elegante y chic al personaje, le imprimió demasiada frialdad sin dejar entender Gatsby al espectador. El prodigio, talento y elasticidad interpretativa de DiCaprio, actor que tan bien está llevando su carrera, moldea y matiza con sus nervios, su frustración, su determinación a un millonario de pasado dudoso que vive una ilusión, una irrealidad que quiere hacer realidad. El trabajo del actor ayuda a ensalzar una película opera en la que visualizar los personajes en papel de Fitzgerald podría fácilmente llevar al fracaso. La elección de Carey Mulligan para Daisy es, asimismo, un acierto de pleno. Mulligan está en lo mejor de su carrera, y nos convence de que es la chica soñada. Sin olvidarnos de poderosos secundarios como Joel Edgerton (Tom Buchanan), Jason Clarke (George Wilson), Isla Fisher (Myrtle Wilson), Elizabeth Debicki (Jordan Baker) o Amitabh Bachchan (Meyer Wolfsheim), sin olvidarnos del propio Tobey Maguire.

Grandilocuente, manierista, atractiva y con una dirección impecable amén de una cinematografía exquisita, Baz Luhrman ha sabido plasmar el mundo de Fitzgerald que leemos en sus páginas. El cine en su poderoso dominio visual e hipnotizante.

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