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ISSN 2174 - 4092

El narco consorte, de Roberto Tejela - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La obra inicia la “relación” de Roberto Tejela con Colombia. Lo que más tarde apreciaríamos en El paseo millonario y La cultivadora de orquídeas tiene su inicio en la presente novela. Para comprender las obras posteriores es preciso comenzar por ésta, aunque, y eso es lo paradójico, tenga menos que ver con las otras dos obras. El narco consorte no es una novela al uso, es más bien una mezcla de cuaderno de viaje, aventura romántica y trama negra, sin llegar a ser determinadamente ninguna de las anteriores. Navega entre todas ellas de manera excesivamente sinuosa siendo la relación entre las tres problemática. Si los lectores han leído la obra al completo de Teleja entenderán mejor mis palabras porque en las siguientes novelas el escritor ha madurado muchísimo y ha sabido centrarse más en la ficción que es el lugar donde más brilla.

El narco consorte, de Roberto Tejela

Cuaderno de viaje, aventura romántica y trama negra

El narco consorte
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El narco consorte

Portada del libro de Roberto Tejela

El narco consorte
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El narco consorte

Portada del libro de Roberto Tejela

DATOS RELACIONADOS

Título: El narco consorte
Autor: Roberto Tejela
Páginas: 349
ISBN: 978-84-96080-98-0
Editorial: Lengua de Trapo (2007)

Sergio Torrijos – La República Cultural

La obra inicia la “relación” de Roberto Tejela con Colombia. Lo que más tarde apreciaríamos en El paseo millonario y La cultivadora de orquídeas tiene su inicio en la presente novela. Para comprender las obras posteriores es preciso comenzar por ésta, aunque, y eso es lo paradójico, tenga menos que ver con las otras dos obras.

El narco consorte no es una novela al uso, es más bien una mezcla de cuaderno de viaje, aventura romántica y trama negra, sin llegar a ser determinadamente ninguna de las anteriores. Navega entre todas ellas de manera excesivamente sinuosa siendo la relación entre las tres problemática. Si los lectores han leído la obra al completo de Teleja entenderán mejor mis palabras porque en las siguientes novelas el escritor ha madurado muchísimo y ha sabido centrarse más en la ficción que es el lugar donde más brilla.

Se aprecia que la obra es iniciática, su comienzo es sumamente prometedor pero luego se desliza a otros lugares para intentar retratarnos la realidad colombiana actual, descuidando, en alguna medida, la trama principal.

Se aprecia que el escritor ofrece muchos datos biográficos, que es conocedor de aquellos sitios y de sus costumbres y que deja mucho de sí entre las líneas del libro.

De todas formas lo mejor de la obra es el ambiente que recrea, una bestialidad en forma de sociedad mega-violenta y sobre todo el ritmo narrativo del que hace gala. Existe una pulsión que te obliga a leer y leer sin parar, pasando de un escenario a otro sin pausa, sin permitir que exista algún atisbo de tedio y teniendo al lector en tensión, pues se desconoce como va a terminar nada, ni siquiera una escena.

El retrato de Colombia tiene un mérito extraordinario, no sólo por el narcotráfico, que a gran escala está tomado de pasada, sino por limitarse a la delincuencia callejera y también a los narcos de medio pelo, lo cual no los hace menos peligrosos. Los personajes dedicados a delinquir que aparecen en la obra asustarían a cualquier mafioso siciliano, dejarían atónito a cualquier matón inglés y anonadarían a cualquier mafioso americano, la vida vale tan poco como la ley en Colombia. La sociedad parte de la base y de la costumbre de dar muy escaso valor a la vida tanto propia como ajena, con lo cual mezclado con multitud de armas por todas partes ya tenemos un caldo de cultivo que simplemente nos hace plantearnos la viabilidad social del país, pero no es así, lo mismo que es violenta es vital y lo mismo que es agresiva es hospitalaria, religiosa y profundamente pecadora. Una maravilla que Tejela sabe retratar con maestría.

Me dejo mucho de lo mostrado en la obra sobre Colombia pero es imposible resumir todo en unas pocas líneas, sirva para ayudar a ello este extracto: “Los colombianos decimos que el que buen fierro tiene, tranquilo va y tranquilo viene […] El dueño, un hombre de edad, alto y delgado, conjugaba su oficio de zapatero con el de traficante de armas”.

Me gustaría sugerir a los lectores que tuvieran un momento para ojear la obra de Roberto Tejela, no es un escritor muy conocido y creo que la literatura le ha dado más decepciones que alegrías pero tiene las mimbres para ser un buen escritor pues tiene talento natural para ello. Desde aquí le animaríamos a que no abandonara la ficción, afincada en la realidad, pero ficción.

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