Julio Castro – La República Cultural
Como no podía ser de otra manera, el ultraderechista gobierno del Ayuntamiento de Madrid, busca las triquiñuelas para tratar de borrar la memoria de la lucha por la democracia y las libertades en este país.
No podíamos esperar menos de quienes son herederos de aquella dictadura, y que cierran filas para arremeter contra cualquier atisbo de demostración ciudadana, en cuanto al apoyo a quienes verdaderamente pelearon por defender lo que otros quisieron destruir… y destruyeron en nuestro país.
No hay movimiento más ejemplar y solidario que el de las Brigadas Internacionales que vinieron como voluntarios en el año ’36 a España, a pelear por una democracia que no era la suya sino la nuestra. Un movimiento verdaderamente internacionalista, que hasta ese momento no había sido comprendido ni compartido por nadie y que, de forma espontánea, brotó en el pueblo en numerosos países de toda la geografía mundial.
¿Qué menos que dejar constancia de aquello, mediante un mínimo homenaje, y en uno de los lugares emblemáticos en donde se establecieron para la defensa de Madrid? Hablo del pequeño gran monumento que se instaló en la Ciudad Universitaria de Madrid, dentro del campus de la Universidad Complutense, y por suscripción popular. En su momento el Rector Berzosa lo apoyó, como luego también el actual rector Carrillo ha venido haciendo.
Pero no hay nada como la gente dañina para tratar de destruir estas cuestiones. Ahora, el organismo municipal (que debiera representar a la ciudadanía y la democracia, y no a sus mezquinos ideales) ha decidido denunciar a la UCM, a los Rectores y al monumento, indicando que no hay licencia municipal para instalarlo. Coreado el consistorio por la prensa más recalcitrante, ha querido reventar los deseos del pueblo para imponer su pensamiento único a través de los tribunales.
Lo que oculta es que, en su momento, la Universidad presentó la solicitud, que quedó abocada al silencio administrativo (tal vez porque ya pretendían utilizar esta vía para negar la posibilidad de que el monumento y la memoria perviviesen), y no deben haber aportado dicha prueba a los tribunales. Tampoco sorprende.
En un acto solidario celebrado el pasado sábado 15 de junio ante el monumento, delante de los antiguos comedores universitarios, el Rector Carrillo, y distintas organizaciones por la justicia, por la recuperación de la memoria y de apoyo a la memoria de las Brigadas Internacionales, explicaron la situación y manifestaron el apoyo a la continuación de este símbolo de la libertad en el mismo lugar.
No, realmente no sorprende el barrido que se hace de la historia de la lucha por la libertad, porque es la demostración de que nos encontramos ante un sistema totalitario. Lo que sorprendería es que se pudiera salvar esta situación sin que nada fundamental haya cambiado.
Y es que la impunidad del fascismo sigue vigente y la herencia de aquellos sigue prodigándose en el poder por medio de la vigencia de un sistema que lo favorece. Pero la vergüenza, además de nuestra, sigue siendo de la comunidad internacional, que, salvo en el caso de la gente que encarnó las Brigadas, ni hizo ni hace nada para evitarlo. Porque les convenía entonces y porque les conviene ahora. Creo que esta era su Gran Europa.