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ISSN 2174 - 4092

Los minutos negros, de Martín Solares - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Muchos dirán que para montar o construir algo nuevo es preciso acabar con lo antiguo, laminar hasta los cimientos y a partir de ahí, iniciar una nueva edificación. Puede ser cierto pero también dicha afirmación oculta una mentira absoluta, en ciertas cosas no es preciso destruir para construir. Cuando el basamento es de calidad y muy fuerte no es preciso destruir sino retocar. Los minutos negros es un ejercicio de estética sobre una obra de albañilería, es un juego, una apuesta sobre el género policiaco y al mismo tiempo es el descubrimiento de que existen multitud de caminos para llegar a Roma. En este caso no importa el destino sino el viaje en sí. La obra está tan bien urdida que cuando conocemos el nombre del criminal ha dejado tiempo ya de importarnos, otras cosas son mucho más interesantes como los protagonistas, su futuro o lo que ocurrirá en su convulso mundo.

Los minutos negros, de Martín Solares

Novela policíaca, con un “tour de force” en crítica social

Los minutos negros
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Los minutos negros

Portada de la novela de Martín Solares

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Portada de la novela de Martín Solares

DATOS RELACIONADOS

Título: Los minutos negros
Autor: Martín Solares
Páginas: 402
ISBN: 978-84-397-76698-2
Editorial: Mondadori - Roja & Negra (2013)

Sergio Torrijos – La República Cultural

Muchos dirán que para montar o construir algo nuevo es preciso acabar con lo antiguo, laminar hasta los cimientos y a partir de ahí, iniciar una nueva edificación. Puede ser cierto pero también dicha afirmación oculta una mentira absoluta, en ciertas cosas no es preciso destruir para construir. Cuando el basamento es de calidad y muy fuerte no es preciso destruir sino retocar. Los minutos negros es un ejercicio de estética sobre una obra de albañilería, es un juego, una apuesta sobre el género policiaco y al mismo tiempo es el descubrimiento de que existen multitud de caminos para llegar a Roma. En este caso no importa el destino sino el viaje en sí. La obra está tan bien urdida que cuando conocemos el nombre del criminal ha dejado tiempo ya de importarnos, otras cosas son mucho más interesantes como los protagonistas, su futuro o lo que ocurrirá en su convulso mundo.

Novela policíaca mejicana, ya con esa frase parece que hemos circunscrito un territorio muy concreto plagado de tipos como Elmer Mendoza o con influencias de más al norte como Don Winslow, una zona ultraviolenta y que nos han servido en platos cinematográficos con profusión, ahí incluyo alguna película muy cercana a nosotros como Amores perros o alguna otra de poderosa factura como El fuego de la venganza y podría seguir así durante tiempo, mucho tiempo pues aún no he hablado de narcocorridos o de otro tipo de expresiones culturales. Pero contando con todo ese trasfondo y con ese territorio megaliterario Martín Solares hace un juego muy singular, lo toma y lo abandona a su gusto, coge cosas como la corrupción, las deja al poco al señalar policías medio honestos, así durante toda la obra, creando de paso un espacio novedoso en lo que importa es el disfrute.

El autor juega con mitos y con libros, la conversación con Traven es poco más que una delicia y alguna referencia más de igual tono completan un panorama que no sólo enriquece la obra sino que la dota de mucha enjundia.

En lo referente a la trama y los personajes su tratamiento es diferente, se cuenta con que haya menos poder en ellos, aunque la trama mantiene el entramado con holgura, es más, por momentos deja de aparecer como un objetivo claro y perseguible. Las idas y venidas propiciadas por la investigación criminal valen para demostrar que el género policiaco tiene amplio margen, se le puede dotar de imaginación, de referencias a otros géneros e incluso resistirá mucho mejor que otros cualquier juego o mezcla que se ejecute sobre él.

El autor demuestra que tiene talento y lo hace desde una posición privilegiada, jugueteando con el estilo, los personajes, que son una buena cantidad, la trama y las subtramas y también con ese idioma aguerrido que es el castellano mexicanizado, muy similar al nuestro pero algo diferente. Y también, aprovechando que es una novela policíaca, da un “tour de force” en crítica social, no cargando las tintas sino expresando con cierta apatía lo que ocurre en el país, a modo de constatación de un hecho consumado.

Me dejo muchas cosas en el tintero porque la obra tiene mucho de lo que hablar y tiene una densidad mayor de la que pudiera asemejarse en un primer momento y que aumenta conforme ponemos algo de distancia con ella. Recomiendo encarecidamente la lectura, creo que como obra literaria merece mucho la pena, ya alejándonos de clichés y de géneros, algo sobre lo que levita la obra ignorando cualquier clasificación. Esto es literatura, de la buena, cargada de referencias y que usa el género por dos motivos, su atracción por ciertas formas y también por su capacidad de englobar cualquier elemento sin que la estructura se rasgue y conservando la atracción por parte del lector.

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