Eliane Hernández - La República Cultural
La fotografía, desde sus inicios, ha estado ligada a la pintura, ya que era la disciplina artística con la que tenía una relación más directa, llegando incluso a suponer una seria competidora para la misma. Así, el retrato pintado fue rápidamente sustituido en muchos ámbitos por el retrato fotográfico, que era mucho más barato y reproducía a las personas de una manera más fidedigna. De hecho, se consideraba que la fotografía plasmaba la realidad de una forma demasiado literal, lo que la alejaba de la síntesis expresiva y emotiva que ofrecía la pintura.
Sin embargo, igual que algunos pintores decidieron convertirse en fotógrafos retratistas para sobrevivir, otros, como Delacroix, comprendieron que la nueva técnica de la fotografía podía ser provechosa para su arte, utilizando los daguerrotipos del fotógrafo francés Eugène Durieu como base para sus dibujos y convirtiéndose en miembro fundador de la primera sociedad fotográfica de Francia.
La exposición Seducidos por el arte. Pasado y presente de la fotografía analiza la relación entre las obras maestras de la historia de la pintura, las creaciones de los pioneros de la fotografía y las composiciones de los fotógrafos contemporáneos. Y para ello se apoya en los temas tradicionales de las artes plásticas: la religión, la guerra, el retrato, el desnudo, el paisaje y la naturaleza muerta, contraponiendo imágenes antiguas y modernas, y logrando así que el espectador pueda contemplar las conexiones no solo respecto a la temática sino también en cuanto a la composición y la técnica.
Si bien es cierto que, en algunos casos, las relaciones establecidas entre unas obras y otras pueden ser más difusas, en otros la muestra consigue hacer que el espectador forme también parte de ese diálogo. Algo que sucede, por ejemplo, al llegar a la sección dedicada al bodegón, donde los ramos de flores pueden contemplarse en un óleo: La exuberancia rosada de junio de Fantin-Latour de 1886, la fotografía de 1857 Ramo de malvarrosa, de Adolphe Braun, y una instantánea: Blow Up: Sin título 5, de Ori Gersht, realizada en 2007. Ya que, además, es posible contemplar el proceso de creación de esta última mediante una videoinstalación que refleja como Gersht recrea el jarrón con flores del cuadro de Fantin-Latour y lo congela con nitrógeno liquido para, posteriormente, hacerlo explotar mientras plasma mediante fotografías tomadas a alta velocidad el momento exacto de esa explosión.
Y es que, la muestra del CaixaForum Madrid es todo un curso acelerado de historia de la fotografía porque, aunque se compone mayoritariamente de cuadros, daguerrotipos e instantáneas más modernas, permite también contemplar curiosidades como las fotografías estereoscópicas, que consiguen crear la ilusión de una imagen tridimensional, o vídeos como Oda a Hill y Adamson creado por Maisie Maud Broadhead especialmente para esta ocasión, en el que nos enseña el proceso creativo utilizado para llegar a recrear el retrato de Elizabeth Rigby, una obra de los citados fotógrafos Hill y Adamson, que también forma parte de esta exposición.