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La cocinera del presidente, aceite y romero frito, bálsamo bendito - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Entre tanto artefacto apocalíptico, sci-fi, robocops y videojuego, el cine como producto consumible de grandes superficies y multicines tan poco galmurosos como las hamburgueserías que tienen al lado, aún podemos revolver mucho y encontrar films que dejan muy buen sabor de boca y nos acarician el espíritu. La cocinera del presidente (Les saveurs du Palais), de Christian Vincent, es francés cien por cien. Englobado dentro de ese cine culinario que traspasa la pantalla con sus aromas y sabores, dando a más de un espectador un ansia terrible por prepararse un banquete en cuanto llega a casa, Vincent ha capturado esa esencia francesa de lo sencillo y natural, lo antaño (cocina de la abuela), con personajes de personalidad definida, carácter fuerte e independiente y con recursos, más que materiales, psicológicos.

La cocinera del presidente, aceite y romero frito, bálsamo bendito

Mujeres con las que es fácil identificarse

La cocinera del presidente
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La cocinera del presidente

Cartel del film de Christian Vincent

La cocinera del presidente
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La cocinera del presidente

Catherine Frot y Jean D´Ormesson, en los papeles de Hortense y Miterrand

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DATOS RELACIONADOS

Título original: Les saveurs du Palais, 2012
Director: Christian Vincent
Guión: Etienne Comar, Christian Vincent
Intérpretes: Catherine Frot, Jean d’Ormesson, Hippolyte Girardot, Arthur Dupont, Jean-Marc Roulot, Arly Jover, Brice Fournier
Fotografía: Laurent Dailland
Música: Gabriel Yared
Duración: 95’
País: Francia
Productora: Armada Films / Vendôme Production / Armada Films Production

Blanca Vázquez – La República Cultural

Entre tanto artefacto apocalíptico, sci-fi, robocops y videojuego, el cine como producto consumible de grandes superficies y multicines tan poco galmurosos como las hamburgueserías que tienen al lado, aún podemos revolver mucho y encontrar films que dejan muy buen sabor de boca y nos acarician el espíritu. La cocinera del presidente (Les saveurs du Palais), de Christian Vincent, es francés cien por cien. Englobado dentro de ese cine culinario que traspasa la pantalla con sus aromas y sabores, dando a más de un espectador un ansia terrible por prepararse un banquete en cuanto llega a casa, Vincent ha capturado esa esencia francesa de lo sencillo y natural, lo antaño (cocina de la abuela), con personajes de personalidad definida, carácter fuerte e independiente y con recursos, más que materiales, psicológicos.

Mujeres con las que es fácil identificarse, que no exhiben un marcaje de estrella prefabricada, y por lo tanto accesibles a la hora de captar sus intenciones actorales.

Catherine Frot es una de ellas, afamada actriz francesa de teatro. Interpreta para el proyecto de Vincent a Hortense Laborie una cocinera y profesora de cocina de pueblo, sosias de Danièle Mazet-Delpeuch, del suroeste del país vecino, cuyos talentos llegan a oídos del Presidente de la República quien solicita sus servicios para la cocina privada del Palacio del Elíseo.

Basado en una historia real, Danièle fue cocinera de Miterrand en 1980, La cocinera del presidente pone un refresco culinario en este verano de conflictos futuristas, estrenándose en DVD y Blu-Ray con unos jugosos extras, donde salen los cocineros responsables de tan suculentos platos de la slow food.

Jean D´Ormesson, más novelista y filósofo que actor y miembro de la Academia Francesa, da vida a un François Mitterrand muy aristocrático y quizá un poco distante, pero eso es lo que tienen los grandes poderes públicos, especialmente los de la France, que se toman muy en serio esa cosa llamada Grandeur. Pero también se toman muy en serio la cuisine. No cabe duda que todos los film con fogones por medio tienen éxito, y llegan al público.

Sin duda La cocinera del presidente llega también por otras cualidades. Su sencillez expositiva y filosófica. Su valentía al contar la lucha de una mujer por exponer la integridad de un trabajo bien hecho, su pasión por la cocina y su empeño en mantenerla pese a las modas y los convencionalismos, las envidias profesionales, los codazos, y las burlas. Resumiendo, la lucha por la integridad.

La historia se mueve en dos escenarios bien distintos, los interiores del Palacio presidencial y una estación científica en la Antártida, donde Hortense (Frot) se encuentra de cocinera, rememorando sus meses como cocinera de platos sencillos pero exquisitos para el Presidente de la República, su familia e invitados especiales. Las rencillas entre el resto de Chefs del Elíseo y Hortense es la adversidad con la que tiene que hacer frente esta mujer de ideas claras. Pero no todos tienen la capacidad de juego laberíntico de un político.

Altamente recomendable, y a mesa puesta, mucho mejor.

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