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Todas las lenguas de los hombres, de Jesús Fernández - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

No creo en la literatura, creo en los libros. Sobre todo en aquellos que no se me van de la cabeza tras su lectura, cuyos versos te aparecen cuando menos lo esperas como un fogonazo de llama recién prendida e iluminan lo que en ese momento están viendo tus ojos. Creo en los libros que te avisan de lo que va a pasar pero que por eso mismo ya no puedes dejar de leerlos, “sabías cómo iba a terminar esto. ¿Por qué no has dejado de leer antes?”. Y creo en las palabras que curan independientemente de la enfermedad que tengas cuando las recibes.

Todas las lenguas de los hombres, de Jesús Fernández

Esto es lo que me salva aún porque es lo único que me queda

Todas las lenguas de los hombres
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Todas las lenguas de los hombres

Portada del libro de Jesús Fernández

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Todas las lenguas de los hombres

Portada del libro de Jesús Fernández

DATOS RELACIONADOS

Título: Todas las lenguas de los hombres
Autor: Jesús Fernández
Editorial: La Bella Varsovia
Año de publicación: 2013
Formato: 81 páginas
ISBN: 978-84-939991-6-2

Elvira Ramos Rivera – La República Cultural

Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Carta de San Pablo a los Corintios 13, 1-13.

Dios es una palabra de cuatro letras que deberías aprender a respetar porque la siguiente palabra es de cinco letras y se pronuncia “dolor”. Todas las lenguas de los hombres.

No creo en la literatura, creo en los libros. Sobre todo en aquellos que no se me van de la cabeza tras su lectura, cuyos versos te aparecen cuando menos lo esperas como un fogonazo de llama recién prendida e iluminan lo que en ese momento están viendo tus ojos.

Creo en los libros que te avisan de lo que va a pasar pero que por eso mismo ya no puedes dejar de leerlos, “sabías cómo iba a terminar esto. ¿Por qué no has dejado de leer antes?”. Y creo en las palabras que curan independientemente de la enfermedad que tengas cuando las recibes.

Dicho esto, Todas las lenguas de los hombres, enferma y cura y vuelve a hacer enfermar al lector, que inocentemente se acerca a sus poemas. Inicialmente nos conduce hacia la muerte, como declaración de intenciones, nada de superficialidades, “…el hueso y el músculo. La rabia, la ira, la furia y la incertidumbre. El salto, el cielo, el agua y la muerte”, al lector está dedicado este Fascinación del suicidio.

Porque he visto en este libro el violín y el arco con el que tocarlo, Jesús Fernández pone en nuestras manos un instrumento peligroso, y dependiendo de la profundidad donde habiten las cosas en cada uno de nosotros, así será la melodía que suene, la lectura que hagamos, en qué versos nos detengamos y qué otros no preferiríamos haber leído nunca.

Necesito pensar que ha sido escrito para acercarnos sutilmente a algunos de los inquietantes conceptos más estudiados de la filosofía del siglo XX: la condición humana, el mal, el amor, el miedo y el deseo.

No puedo ni quiero caer en el análisis formal y estilístico del poemario. Porque la vida no tiene forma ni estilo, sino que está llena de cosas insignificante que abruman por dentro y nos devoran por fuera, “porque no te ahoga el mar, sino las lágrimas”.

Es el primer libro de Jesús Fernández, y pido por favor que tarde un tiempo en sacar el segundo, que me de oportunidad para recuperarme de los placeres y deseos que ha despertado en mí. Decía Cernuda que el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe, pero yo ahora, defensora a ultranza desde siempre, creo que sí, que hay una pregunta que acepta todas las respuestas que están en este libro, “¿Qué elegirás cuando tengas que decidir entre los besos y las balas?

Porque este libro es de amor y de dolor y te mantiene en el alambre mientras lo lees y te arrojas con él en las manos como escudo protector en la caída. Te descubre el terror de ser y la existencia, y te pone sobre aviso de que “el amor es lento como un corredor de fondo y no puedes fiarte de él demasiado”, pero claro, las monedas siempre tienen dos caras y todo poema tiene su fantasma detrás, de ahí que la lectura de la primera parte del libro sea la que te asuste desde un primer momento, por cómo te abre en canal, te disecciona todas y cada una de los vidas vividas por Jesús Fernández, que son las mismas, muchas veces, que las que has vivido tú hasta que apenas te quedó un halo de aliento entre las venas.

Porque ser poeta es dolerse de lo que uno sabe que tiene, por fuerza, que doler y en Todas las lenguas de los hombres todo duele sobremanera, pero no en exceso, el suicidio, la superficie del agua, la tristeza, las piedras en los bolsillos, la música, la historia, lo concreto, lo abstracto…. y la vida.

Esto es poesía, y el poeta nos lo diría si él mismo lo supiera, porque tiene en su poder todas las cosas que uno necesita para saberse protegido por las letras, las palabras de amor y de odio, de necesidad y de llanto, de saberse perro herido y agua que calma la sed. Te ayuda a saber que a pesar de tu necesidad de irte de todo, es ese mismo todo el que te hace soñar que hay otra cosa que desear para seguir viviendo, que no importa lo que pesen la piedras en los bolsillos si decides finalmente que éstos tengan pequeños agujeros de escape para ellas.

No tengo un poema especial, sí versos que serían los que pondría en la nevera, en la pantalla del ordenador, en el cristal de la ventana, en la puerta del armario donde guardo el paquete de café que me anima todas las mañanas de manera superficial pero efectiva. No tengo partes del libro, tengo el todo o la nada, como dice Fernández que hay que vivir, los besos y las balas.

Porque este libro termina así, proponiendo un trato de vida, un contrato con cada uno de los yoes que conforman nuestra personalidad, para que todos ellos, independientemente de cómo se encuentren cada día, tengan un poema, un verso, una parte de este libro para agarrarse, porque de lo que escrito en estas páginas, todo vale, incluso, para seguir viviendo.

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