Blanca Vázquez – La República Cultural
Parece que el séptimo arte está recapacitando para subsanar su poco interés en un sector de la población en crecimiento, con un futuro donde serán los “putos amos”, la mediana y tercera edad. Y sí, van llegando historias que son valientes, reales, divertidas, rompedoras, y que plantean la cuestión del sexo en tan largos años de jubilación. Algunas aún están en nuestras retinas, como En el séptimo cielo (2008), de Andreas Dresen o ¿Y si vivimos todos juntos? (2011), de Stéphane Robelin; en nuestro país Laura Maná presentó en 2010 La vida empieza hoy en plan de comedia, aunque sin verla no puedo opinar sobre su atrevimiento. La vejez cada vez más presente en el cine, ya lo vimos con la triunfadora Amor de Michael Haneke.
De momento van en grupos, parejas, cuartetos, y hasta tríos. Pero una mujer madura (que no sea Jane Fonda en todas las series), con inquietudes y deseos, ese tema está aún por desarrollarse. Por ello quizá sorprendió tanto la calidad y la esplendida propuesta de Sebastián Lelio, Gloria, perteneciente a un cine chileno que está dando luz a excelentes realizadores. Retrato honesto de mujer que destacó en la sección oficial de la Berlinale 2013 donde su protagonista Paulina García se llevó el Oso de Plata a la mejor actriz. Divertida, inteligente, melancólica, consecuente y libre, Gloria es una mujer que se va acercando a los sesenta exhalando cierto miedo en su alma, el que tiene toda mujer independiente, sin ataduras y madura en una sociedad moderna, y sin embargo llena de convencionalismos asfixiantes.
Un cine con el que se identifica un público cada vez más numeroso, las salas llenas así lo atestiguan, todo un sector de la población que puede decir mucho en el cine. ¿Oído cineastas?. Protagonistas no sólo maduras, actrices maduras que aún tienen mucho que dar y mostrar, y no sólo como madres y abuelas. Con unos continuos primeros planos, Gloria está ambientada en Santiago, aunque podría ser en cualquier ciudad. Gloria es una mujer de 58 años, que aún trabaja, aunque Lelio no especifica mucho esta faceta, como tampoco nos da casi nada masticado, solo pequeñas pistas, el resto lo rellenamos nosotros. Hijo que parece se separa, hija que se va a vivir lejos, a Suecia con su novio, múltiples actividades que ocupan a Gloria ese tiempo del que ahora, en su madurez, dispone; y música, un tanto hortera, pero música que a ella le hace sentir, la que baila, en garitos para encuentros de maduros singles a los que acude a menudo. Mantiene una relación con un hombre recién separado, Rodolfo (Sergio Hernández) que va al traste por la dependencia enfermiza que su familia aún mantiene con él.
Esta mujer es realista, quiere vivir con energía, deseo y aún rebeldía, la vida que le queda, que presume, no será muy larga con plena salud. Desde luego pasa de arrinconarse en la depresión, y el victimismo de una soledad que lleva sin complejos.
Toda una lección. No se la pierdan, la vida es muy larga.