David Acera – La República Cultural
La niña se llama Elena. Le gusta soplar el vidrio.
El sol mexicano tiene color de cristal fundido y la Luna, al despertarse, se viste de cristal frío.
Elena se parece a los dos, al sol y a la luna, los tres son buenos amigos.
Esta es la historia de Elena, escucha bien lo que hizo.
El padre de Elena era artesano vidriero, un oficio muy divertido que consiste en llenar los mofletes de aire y soplar el cristal líquido a través de un tubo. Si se hace con habilidad, se forman como por arte de magia, preciosas figuras: bolas de cristal, jarras, vasos
A Elena aquello le fascinaba. Un día se decidió y le dijo a su padre:
- - Papi, yo quiero ser artesana como tú. ¿Me enseñas a soplar el vidrio?
- No, Elenita, ni hablar. Podrías quemarte…Además, ¿Quién ha oído jamás hablar de una niña sopladora de vidrio?
(…) Sigue escuchando el cuento en nuestro Podcast adjunto