Alberto García-Teresa – La República Cultural
El papel de Ray Bradbury como uno de los más brillantes narradores de ciencia ficción no necesita ser recordado. Suyos son libros fundamentales, como el maravilloso Crónicas marcianas, que abría una faceta más lírica, con mayor trabajo con el lenguaje, en el género, o el espléndido Fahrenheit 451, con sus inolvidables bomberos quemalibros, que aportaba una pieza fundamental a la línea crítica, prospectiva, de la ficción especulativa.
Salto de Página reivindica la labor poética de este autor con esta heterogénea antología. Aquí se compilan textos desde 1964 a 2002, aunque la mayoría provienen de la década de los noventa o del siglo XXI. Bradbury, que llegó a publicar 16 poemarios, se mueve cómodamente en todo tipo de registros: narrativo, lírico, meditativo…
El paso del tiempo constituye el centro de su poesía. Este es observado con cierta fascinación a causa de las transformaciones que acontecen: adolescencia, vejez. Al igual que en su narrativa, en estos versos tienen una gran relevancia en estos poemas la melancolía, el peso del pasado que determina el presente o la nostalgia del tiempo premoderno, donde existía un contacto más pleno con la naturaleza. De hecho, manifiesta la escritura como necesidad frente al olvido y a la locura (que no deja de ser otra forma de olvido). Sin embargo, no se apaga su felicidad.
Conforman sus textos un canto a la naturaleza, donde incorpora el escritor una mirada trascendente. En ese sentido, se encuentran abundantes referencias teológicas, e incluso alusiones a Dios en distintas composiciones. Del mismo modo, también aparece una proyección romántica en el paisaje. Por su parte, se registran varias referencias pictóricas y literarias, donde abundan Moby Dick y Shakespeare, y algunos poemas de amor, con apelaciones constantes a su amada.
Con todo, Bradbury se puede decir que lleva a cabo, en esencia, en Vivo en lo invisible, una exaltación del deseo, del propio y de aquel proyectado sobre otros que sí pueden cumplirlo.