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MadFeria 2014, o las artes escénicas…, por abrir el año en Madrid - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Un año más, el evento MadFeria destinado a difundir en Madrid propuestas escénicas de las compañías, de cara a programadores, ha reunido una buena cantidad de ideas, algunas plasmadas en debates, otras que se han centrado más en mostrarse en acción. La asociación ArteMad viene llevando a cabo la feria desde hace años, y han alcanzado su X edición. Y aunque parece que diez años dan para consolidarse, parece que los previos y el arranque han venido caracterizados por las dificultades, la mayoría de ellas procedentes del exterior. Y es que no hay nada como comunicar con el público, para que las instituciones sólo vean complicaciones en facilitártelo. Así como el año pasado se comenzaba la feria en un espacio plural como debieran ser las Naves de Matadero, en esta ocasión hemos tenido que pasar por los vaivenes de la yenka municipal: “que te dejo-que no-que te dejo-que no”, que ha coleado hasta la inauguración. Curioso país, que destruye sus artes por la vía administrativa: ¡oh sorpresa!

MadFeria 2014, o las artes escénicas…, por abrir el año en Madrid

Sobre las dos primeras jornadas de la muestra de ArteMad

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Las actrices de la compañía Hika Teatroa durante la función.
Foto: Julio Castro.

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Las actrices de la compañía Hika Teatroa durante la función.
Foto: Julio Castro.

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ArteMad

Julio Castro – La República Cultural

Un año más, el evento MadFeria destinado a difundir en Madrid propuestas escénicas de las compañías, de cara a programadores, ha reunido una buena cantidad de ideas, algunas plasmadas en debates, otras que se han centrado más en mostrarse en acción. La asociación ArteMad viene llevando a cabo la feria desde hace años, y han alcanzado su X edición. Y aunque parece que diez años dan para consolidarse, parece que los previos y el arranque han venido caracterizados por las dificultades, la mayoría de ellas procedentes del exterior.

Y es que no hay nada como comunicar con el público, para que las instituciones sólo vean complicaciones en facilitártelo. Así como el año pasado se comenzaba la feria en un espacio plural como debieran ser las Naves de Matadero, en esta ocasión hemos tenido que pasar por los vaivenes de la yenka municipal: “que te dejo-que no-que te dejo-que no”, que ha coleado hasta la inauguración. Curioso país, que destruye sus artes por la vía administrativa: ¡oh sorpresa!

En los cuatro días de la muestra hemos podido disfrutar (o no) de dieciséis espectáculos de muy diverso tipo, en los que se incluye el teatro, la danza, el clown circense, el cabaret… algunas acciones más performáticas y transversales, otras más convencionales, y también una muestra tipo showcase de cinco espectáculos familiares. Además de estos últimos, he tenido la ocasión de conocer doce de los dieciséis espectáculos, aunque no puedo decir mucho de las tres jornadas/encuentros de cada mañana, ya que, pese al interés que suscita todo, es un poco excesivo el programa para concentrarse en cuatro días, salvo que no te dediques a nada más.

Desde Euskadi, la compañía Hika Teatroa nos trae sus Palabras, un trabajo en el que se aborda de una manera muy interesante la cuestión de la mujer anulada en la pareja, centrándose en aspectos y condicionantes muy concretos, pero también muy extendidos, como la necesidad de expansión y las inquietudes de ella, frente al estatismo e inseguridad de él. Pero la cuestión que resalta el interés es la puesta en escena, a través de los tres yoes de la protagonista: la juventud enamorada, la madurez trágica y resignada y la vejez de liberación. Todo se presenta como una propuesta de lucha dubitativa, que ofrece la posibilidad de cambiar el presente y el futuro, pero no el pasado, como es obvio. También es interesante la manera de involucrar la figura del hijo común, y cómo se aborda en el trabajo a través de una marioneta de tamaño natural manipulada por la propia autora y directora, Agurtzane Intxaurraga. Por su parte, Ane Pikaza nos ofrece un trabajo más cercano a la danza en el movimiento, pese a ser teatro en todo momento. Itziar Ituño me parece que desempeña el mejor papel del elenco, jugando muy bien las pausas y los cambios, y con una especial presencia en escena en todo momento. En el caso de Klara Badiola, casi todo se van en el movimiento, ya que cuenta con poco texto en su papel, pero hay que decir que toda la coordinación escénica del elenco está muy bien cerrada, y condiciona a las actrices a hacer un buen trabajo para llevar la obra a buen término. A Jabi Barandiarán le toca la peor parte, porque asume el papel más dañino, pero lo asume positivamente desde el punto de vista del personaje, y no se arredra ante la fuerza de los restantes, luchando por el espacio y el egoísmo de su Andoni hasta el último momento.

K Producciones nos trajo un tema de moda, que coincide con el momento económico de nuestro país, y es Ejecución hipotecaria. El título ya nos sugiere la temática, pero nos encontraremos con un individuo (en este caso le da vida Juan Codina) que se toma la justicia por su mano, ante lo que ha sufrido a manos de los bancos y los juzgados. Al parecer se basa en un caso real, pero aquí nos permiten encontrarnos con una realidad que tenemos asumida. Al margen de la teatalidad de su puesta en escena, tenemos papeles bastante realistas, especialmente el del secretario del juzgado (Ismael Martínez), su ayudante (Susana Abaitua) o la representante del banco (Sonia Almarcha), que hace doblete con la pareja del personaje principal. Los espacios del domicilio sirven para los flashbacks que nos ofrecen, y logran diferenciar muy bien los tiempos entre unas y otras escenas. Pero, además, mantienen la tensión y la intriga hasta el último segundo.

Con la compañía [In]constantesteatro vamos a una comedia que se nos ofrece en formato narrativo. El resucitado es un teatro de texto con Chete Lera como protagonista, acompañado por Jorge Muñoz y con Emilio del Valle en la dirección. Pero su modelo me parece excesivamente narrativo, con distintos puntos de interés, como es la temática escogida, que genera curiosidad desde el inicio, ya que nos hablan de un hombre “resucitado”, que termina recorriendo de nuevo las calles de la ciudad. Tiene sus puntos cómicos, aunque me resulta algo plano en el diseño y la ejecución.

Isabel Vázquez se arriesga en escena con Hora de cierre, su propuesta de danza. A través de ella parece estarnos hablando mucho de sí misma, de sus vivencias, de cómo se siente una bailarina cuando llega a un cierto momento de su vida, a una cierta edad, en la que una carrera plena no es suficiente para ofrecerle los escenarios, porque los estándares sugieren otras intenciones. Con la colaboración de Paloma Díaz en la dirección (ya he podido ver otros trabajos conjuntos en la compañía La Permanente), genera un espectáculo del que espero tener tiempo y ocasión para hablar con más detalle, porque su propuesta me parece que merece la pena ser movida y conocida por le público, por lo expresivo, por la profundidad y por la originalidad.

De Staying alive ya nos hablaba hace un tiempo José Henríquez en un artículo en esta revista, y en ella Mónica García, Nuria Sotelo y Rut Balbís, junto a la autora (si procede hablar de autoría) Ana Valles, la compañía Matarile Teatro quiere desarrollar una idea vivencial, es decir, sin un recorrido fijo, en la que los momentos que transcurren en escena nos incluye en la idea de estar vivos. Tienen algunos pasajes muy críticos e intensos, y otros más ligeros y divertidos, pero sobre todo juegan con el simbolismo, y tratan de implicar al público en la complicidad de su espectáculo. Es más una búsqueda que una propuesta, en la que nos vemos envueltos mediante acciones performáticas que se van enlazando.

El espectáculo de Micomicón, del que es responsable última Laila Ripoll, ya tuve ocasión de hablar hace unos días. Todo en conjunto lleva al público a hablar bien del mismo, y es que ya sea por los cuatro personajes, como por los cuatro actores que los interpretan, la locura está servida, pero dentro de una propuesta crítica, encasillada en un tiempo y un lugar que a muchos nos suena de aquel pasado ácido de la vida reciente de nuestro país, que aún no ha terminado de marcharse. En este Atra Bilis, Manuel Agredano, Mariano Llorente, Marcos León y José Luis Patiño componen un cuarteto sin par, que ahora recopila con su autora y directora esa Trilogía de la Memoria que, junto a Los niños perdidos y a Santa Perpetua, son testimonio cómico y trágico de lo que nos sigue aconteciendo.

Hay más contenido en los siguientes días, que veremos más adelante.

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