Julio Castro – La República Cultural
Richard Nixon, el Apollo 13 o Arespacochaga, junto a la quiniela de la semana, en el boletín informativo de Radio Nacional de España, siguen siendo los puntos centrales y ubican el momento histórico de la obra que nos ofrece casi treinta años más tarde la compañía Uroc Teatro.
Tiene importancia escuchar esto, porque significa que estamos a comienzos de los años ’70, y que la dictadura franquista sigue siendo tan férrea como siempre lo ha sido, pero que también la corrupción que representa Nixon, o el fracaso estrepitoso del proyecto Apollo, continúan estando en nuestra sopa.
Aquí, en una pequeña vivienda, una mujer nos cuenta historias que a veces se hilvanan y otras viene a su cabeza casi como lluvia de ideas, mientras recoge cosas que considera importantes. Debe marcharse de su casa porque la desahucian, y es que la especulación de aquellos años, no difería de la actual, de la que nos ha destrozado la vida a tod@s. Es una mujer muy mayor, y hay que entender la manera en que otorga importancia a ciertas cosas de las que posee, porque puede parecer absurda la colección que saca de todo ello, pero es todo lo que le queda, así que elige una cosa de cada “porque si no, todo se perderá”. Es una frase esta que me lleva al monólogo de Blade Runner, y a lo que se pierde cuando una persona o su memoria desaparecen, porque así se ve ella, desaparecida una vez la metan en la residencia de destino. Es el valor arbitrario de cada cual, que generalmente no respetamos, porque no llegamos a comprender su significado, cuando lo cierto es que hay un orden de importancia para quien lo ha conservado…
El formato de monólogo en el que se desarrolla, donde la protagonista a la que da vida Petra Martínez, conversa consigo misma en un repaso vital, que se proyecta hacia el presente y a la barrera de la mañana del día siguiente, donde parece que todo acaba, tiene sus momentos de dureza y de comedia, como Petra sabe construir muy bien. El respeto por los silencios y las pausas, hacen que todo lo que el personaje tiene de trascendente se transmita al público, de la misma manera en que contagia la forma de reírse de sus propias ideas y ocurrencias. Su boda, su llegada a esa casa, su hijo… “los sueños son como la espuma, y una se tenía que casar”, dice cuando recuerda a su Germán, y nos habla de un tiempo muy distinto para las mujeres, y una forma de vida diferente que conducía hasta otros destinos.
No es una obra de resignación, pero tampoco de despropósitos, denuncia y se rebela, porque en el momento en que un objeto atraviesa el cristal de la ventana, ella ya ha salido de allí, su pensamiento ha huido, y vuela, o bien se ha suicidado estrellándose contra el suelo de la calle, y esto es indiferente, porque el símbolo de la negación a la resignación es lo que importa. “¿Pero cómo va a ser legal echar a la gente de su casa?”, se indigna “¡estoy segura de que en el futuro los desahucios serán delito!”, concluye en su disquisición. Y recuerdo de nuevo que hablamos de los años ’70, por si alguien se ha perdido.
Hay que preguntarse dónde hemos estado todos estos años, porque casi es como si hubiéramos dormido encerrados en esa residencia, donde nos encerraron para no salir, como el personaje de Petra “con los pies por delante”.
Más allá de lo entrañable del texto, o de las denuncias de su contenido, el trabajo de la compañía, una vez más, me parece muy grande, y creo que regresar a este punto cerca de treinta años después es muy valiente, pero el viaje mereció la pena. Hoy, la segunda generación de los Margallo/Martínez participa en los trabajos escénicos de la compañía, y el teatro independiente sigue viviendo a través de ell@s. Aquí Olga Margallo está mano a mano con Juan en la dirección, y hace tiempo que tiene sus propias producciones dentro de Uroc Teatro, sin abandonar el compromiso con lo vivido y lo aprendido.
El bagaje de la compañía está tan repleto de objetos como el que se diseña en la escenografía de esta obra, porque el viaje ya es largo e intenso.
Quedan unos años por ver si la tercera generación que está creciendo alcanza a la construcción de un entorno mejor a partir de la herencia que les dejan, o si por el contrario lo encerraremos en el asilo.